Esta mañana estuve charlatana. E. me escuchaba, sabe escuchar. Cuando Él lo desea mantiene el silencio y deja que yo hable. Esta mañana me lancé a contarle cosas y me sentí bien: imagino que todas las mujeres que han sido madres se sienten bien hablando de sus partos, de los problemas en los primeros días; es un tema sobre el que nos lanzamos, necesitamos contar, contar, contar todo lo que hemos vivido entonces. Es personal y a la vez deseamos compartirlo y por muy trivial que puedan parecer esas pequeñas aventuras, siempre nos reconforta contarlas.
E. me escuchó en silencio todo el rato y me hizo sentir bien. Sin embargo no me gusta hablar demasiado rato, ni monopolizar la conversación. Así que más tarde, ya a solas, dudé si hice mal papel. No quiero cotorrear sin ton ni son. Hay tantos tópicos femeninos que no soporto... E. ya sabe que soy muy maniática.
Cuando leí Temario me tranquilizó comprobar que los gustos de E. respecto a la estética femenina coinciden en general con los míos. A Él le gusta la sencillez, la naturalidad y sin embargo es refinado y un esteta a su modo. La máscara que comenté ayer, la simbología, los rituales que describe son exquisitos.
No quiero ser excesiva en mis maneras y contarle cosas a E. que le maten de aburrimiento. A Él le corresponde decidir si hablo o callo. Eso es cómodo, la decisión es suya. Pero me sentiría mal si me tuviera que parar la lengua por cotorrear demasiado. Así que tambien tengo yo que aprender autocontrol en esas ocasiones.
Esta canción me deja suave como la seda. Apropiada para la ocasión.
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