sábado, 31 de enero de 2015

Sexo e interjecciones

En dos ocasiones, que recuerde, me han reprochado que follo de manera silenciosa. Dos hombres diferentes. Los dos coincidían en que mi ausencia de gritos y/o gemidos les bajaba la excitación. Es una cosa que jode mucho, que se lo digan a una. En mi defensa, que ocurrió cuando yo era una inocentuela que en el sexo no salía del sota-caballo-rey.

También puedo argumentar que en el sexo soy de una honestidad brutal y no creo haber fingido nunca. Si no tengo un orgasmo, no hago el paripé (aunque tampoco voy reprochándolo, ni haciendo un Yo Acuso, ni nada chungo). Si estoy a gusto y sólo a gusto, ya saben , esa sensación de "qué bien y qué agradable todo" pero no ando al límite, yo tiendo al silencio. Es que yo me lo tomo muy a pecho y me concentro de puta madre. Como casi todo lo que hago. Y yo, cuando me concentro, suelo estar callada, muy a lo mío.

(Otra historia es follar y estar con la mente en otra parte. Eso no mola nada y no tiene que ver con este post).

El caso es que si me acuerdo de lo callada que estoy y me pongo a hacer el paripé, es decir, a gemir y alborotar, me desconcentro y mal. A mi los ruidos folladores no me salen si estoy alerta. A mi es que el sexo me tiene que pillar con la guardia baja y los sentidos en superlativo. Entonces sí salen ruidos e interjecciones. Yo me doy cuenta pero como en plan acto reflejo. Salen muy bonitos sonidos, nada ensayados y nada copiados de vídeos porno.

El caso es que aquellos reproches que me hicieron no se han vuelto a repetir, porque salí de las cuatro reglas aritméticas y aprendí unas cuantas cosas más. Hasta he descubierto (en momentos breves de lucidez) que tengo un repertorio cortito pero resultón de gemidos, ruiditos, suspiros, murmullos, resoplidos, algo muy básico pero que cumple su función. Gritos, aullidos y sonidos con decibelios altos no, a ese nivel ni llego ni llegaré. Pero ya digo que no me lo han vuelto a recriminar.


jueves, 29 de enero de 2015

Primer amor

Tuve un sueño con Pako, que fue mi primer amor. Parece que no me canso de escribir de él y parece que no voy a dejar de soñar con él. Se me cuela como protagonista de año en año y, como debe ser, siempre aparece guapo, condenadamente guapo, maldita sea. Luego paso la mañana, casi el día entero, con cara de Antoñita la Fantástica.

Fue, como debe ser, un sueño erótico pero liviano. Nada de folleteo, ni desnudos ni nada. Un sueño muy de quinceañera. Besitos, besazos, morreos, toqueteos y algo que me entusiasma: el roce de su polla tras el pantalón. Adoro frotarme contra una polla empitonada y apretada dentro de los vaqueros. Aunque no fue Pako quien me lo enseñó, a pesar de ser mi primer amor.

Los primeros es lo que tienen: se les mitifica en un rincón del subconsciente y aparecen de manera traidora una madrugada, cuando los tienes olvidados y bien desatendidos. Y él merece toda mi desatención por majadero. Sólo buenos amigos. ja. Un mojón para "los buenos amigos", Ya he escrito por aquí que nunca he creído en la buena amistad hetero y a casi todos mis amigos varones he deseado follármelos.

Enamorarse por primera vez de un ente es lo que tiene. Divinizas. Es el Elegido, no sólo condenadamente guapo. Tiene carisma. Tiene un halo. Un fulgor que eclipsa al resto y la eclipsa a una. Sobre todo si, con diecinueve años, antepones eso de la belleza interior al resto. Ja. Otro mojón para la belleza interior. Pako era un sublime pero, como a todos, le tiraban más dos tetas que dos carretas. Y yo, en esa época, no lucía mucho mis tetas y me afeaba a conciencia por aquello de la radikalidad.

A Pako le quedaban del carajo los pañuelos palestinos. Era un antisistema cuando aún no usábamos esa palabra. Yo le vi con el pañuelo tapándole la besable boca en varias ocasiones y haciendo amago de tirar piedras a no recuerdo qué. No me digan que una pava de diecinueve (con sueños de sedición a cada minuto) no se iba a enamorar. Luego me he enamorado un buen puñado de veces más, yo soy así de inocente, y querría escribir que a mi primer amor lo mandé a la mierda. pero ya veo que no, Que sigo teniendo sueños ñoños con él y sigo haciéndome preguntas sensibleras.

Maldita sea. Es que era condenadamente guapo.

lunes, 19 de enero de 2015

El evento absurdo: las bodas de postín

Las bodas absurdas son las que empiezan con un traje de novia absurdo. En el barrio donde me crié de pequeña, un barrio humildísimo, las vecinas tenían la costumbre de salir a la calle a ver salir a la novia camino de la iglesia. Era la monda. La novia peripuesta, con el moño en tenguerengue y tambaleándose en tacones. Pues todavía hay trajes de novia que deberían estar penados por ley. Los trajes de repollo. Los corpiños. Los miriñaques. El escote palabra de honor. Dios. El escote palabra de honor debería llevar a la condenación eterna.

La ropa absurda de los invitados. Las pamelas XXL y los tocados finolis que no pegan en las parroquias de barrio donde suele casarse la gente que yo conozco. O los trajes de fin de año en bodas a las doce del mediodía. Yo he estado en bodas en el mes de agosto donde los caballeros iban con chaqué negro y corbatón hasta el cuello. Sudados. Coloradísimos. Esas barrigotas trajeadas y el termómetro a cuarenta. Una vez en una boda en Sevilla fue la rehostia. Hizo calor hasta las tres de la madrugada. Daba penita verlos, a los caballeros, que a esas alturas ya habían olvidado la compostura.

Los rituales absurdos que se hacen en las bodas. Tirar pétalos a la salida de la iglesia. A mi siempre me gustó tirar arroz, es lo suyo, lo divertido, lo guay. Zambombazos de arroz a los novios que te mueres de risa. ¿Quién fue el cursi que inventó lo de los pétalos? Y luego, los besos, no hay lugar donde se den más besos a gente que no volverás a ver en la vida que en una boda. La entrada de los novios al salón del convite, el brindis de los novios, los novios sentados a la mesa más aburrida de la sala (mirando de frente al personal, juas). El detallito a los invitados (antes ofrecían cigarrillos a las mujeres y puracos a los hombres, ahora regalan unas pijadas que te mueres) y los pobres novios saludando a troche y moche, de mesa en mesa, diciendo las mismas absurdeces.

La fuente de chocolate. Es la cosa más repugnante que he visto en mi vida.

La espada de la tarta. Y además hay sitios donde te ponen una tarta de pega para hacer el corte con la espadota. Con lo que me molaban de pequeña aquellas tartas de merengue de verdad, con sus novios de plástico en lo alto (cuando se casó mi tía me los dieron de regalo). Ahora ponen postres cursis de chocolate. O de tres chocolates, que es peor.

A mi, en realidad, lo que me gusta de esas bodas absurdas es el baile, porque a esas alturas de la celebración suelo estar feliz y pasota. Hago memoria y compruebo que en todas las bodas he acabado bailando y supersociable, incluso en las bodas donde sólo conocía a tres o cuatro. La barra libre, que tira mucho.

viernes, 16 de enero de 2015

Mi top-ten de videoclips épicos (y delos ochenta)

Todo el mundo sabe que los ochenta fueron los años de los videoclips, la gente de mi generación moríamos por esos videoclips chulos, donde la canción iba acompañada de su bonita historia. Esta es mi lista de favoritos, aunque no tiene por qué ser definitiva:

10. Come back and stay, de Paul Young. Cuenta una historia muy emotiva de chico-quiere-recuperar-chica. Paul Young lleva una camisa con mangas dobladas que es un amor. La canción, además, acompaña a una historia superintensa. El chico primero feliz con la chica y los suegris. La chica que encuentra a Paul con otra. Paul que tira al suegri por unas escaleras. Bofetón. La chica haciendo aerobic con mallas de los ochenta... Lo tiene TODO.




9.  Dancing with tears in my eyes, de Ultravox. Te cuenta una historia de apocalipsis nuclear: el protagonista guapo corre por las calles, llega a casa, abraza a su familia y luego todo explota, mueren y vemos viejos videos familiares. Es de llorar y por eso casa muy bien con la canción, que es megaépica.



8. New moon on monday, de Duran Duran. Te cuenta una historía chulísima, de las que a mi me gustan. Simon Le Bon forma parte de una especie de resistencia contra un régimen opresor y vive aventuras emocionantes con propaganda clandestina, sabotajes y guerrilla urbana, todo con el corte de pelo new romantic y gabardinas largas guapérrimas.




7. Wouldn´t it be good, de Nik Kershaw. De él ya no se acuerda nadie y es una pena, porque es una historia flipante. Nik llega agobiadisimo a su casa y viste un traje raro, teclea cosas en un prototipo de tablet y sufre mientras canta, no sabemos si por un amor roto o por la Humanidad. La canción es muy emocionante y acompaña al clip. Lo único malo: yo recordaba a Nik como más guapo y ahora veo que era uniceja.




6. I don´t like Mondays de The Boomtown Rats. Otro mito que se me cae, el de Bob Geldof, al que yo amaba desde The wall. Y ahora tiene cara de señora. Pero no importa, la canción sigue siendo emocionante desde la intro. El tema del colegio británico severo, rebelión en las aulas y toda la pesca siempre era muy agradecido y a mi tararearla me daba alas. Pero muchas.



5. Don´t leave me this way de The Communards. Adoro la voz en falsete de Jimmy Somerville. Lo adoro. Y toda la versión entera que es tan apoteósica, alegre y bailona. El vídeo tiene, además, la típica historia que empieza en modo misterioso (un rubio al que persiguen dos con pinta de la Stasi) y acaba en modo reivindicativo. Ay Jimmy, yo entonces no sabía de tu lucha.




4. Hold me now de Thompson Twins. Es una canción que me ponía irremediablemente melancólica. La letra suena melancólica, suena a amor no correspondido o abandonado, claro que yo en aquella época era una paranoica del AMOR. El cantante además me ponía tonta, no sé por qué en los ochenta los chicos con cara de bebé me enamoraban. También me molaba la rubia gélida, que no se si era la hermana Thompson melliza. Yo imitaba esa forma de bailar. Y los coros.



3. Only you, de Flying Pickets. Juro que tenía olvidada esta canción y la acabo de encontrar. Y resulta que fue LA PRIMERA. Me enamoré tanto con ella. Mi flipe en colorines adolescentes. Era imposible cantarla, con tanta voz a capella, pero yo siempre le ponía empeño. El vídeo es feísimo pero la canción sigue dándome penita y sentimiento.




2. Forever young de Alphaville. Es un temazo y un vídeo grandioso. Lo ves y vuelves a confiar en el género humano y en el sentido de la vida. Marian Gold emergiendo en la penumbra (también en falsete) te convence y sus dientes conejiles aseguran que todo es cierto: la gente adorable que resucita, que camina hacia LA LUZ. Es de lo más grande que vi en mi tele de los ochenta. Y el mono rojo que lleva Gold.



1. Take on me, de A-Ha. Debe estar en la primera posición de mi top-ten. La canción es puros ochenta. Morten no podía ser más guapo. La historia es preciosisima, trepidante y fantástica, ideal para adolescentes con pajarillos en la cabeza. Ver aquel vídeo por primera vez fue como una epifanía. Conozco a más gente que le pasó.


sábado, 10 de enero de 2015

Cádiz es una fiesta

Termina la Navidad y en Cádiz ya están metidos en otro jaleo. Este fin de semana empiezan con la ostionada, la pestiñada y la erizada que no son más que excusas para salir a la calle y empezar a meterse Carnaval en vena. Yo entiendo que mucha gente deteste el carnaval gaditano, incluso yo, algunos días del mes de febrero llego a estar harta. Se que el concurso de agrupaciones del Falla se hace interminable y que hay agrupaciones para matarlas. Se que hay agrupaciones que abusan del humor chungo y el bastinazo, y, sobre todo, agrupaciones que interpretan la crítica cómo una forma de hacer demagogia barata. Hay letras pretenciosas, músicas histriónicas y tipos aburridos. Y, sobre todo, se que a veces el humor y las letras se miran el ombligo, explotan el tópico y son de un chovinismo cargante.

Pero yo adoro el Carnaval gaditano y ya estoy deseando escuchar las coplas, volver a apasionarme con ciertos autores. Sobre todo, reír, reírme mucho.

La fina ironía gaditana, que le dicen y que es el ángel que tiene mucha gente de por aquí. Que no es exclusiva de Cádiz capital, ni siquiera de Cádiz provincia y es una forma de contemplar, analizar, enjuiciar la vida que pasa. Yo no se definirla, la ironía, el cachondeito, el arte. es algo que se vive y se lleva dentro, incluso hay malages que la tienen, sólo es cuestión de dejarse llevar.

Aquí la vida que pasa se mira de frente y por detrás, se le saca punta y se le da la vuelta. Hay carnavaleros que lo hacen muy bien, Gente que sabe criticar por derecho y no se calla ni debajo de agua. Gente que se ríe y nos hace reír de cosas que la gente seria se toma muy en serio. Salen en el concurso del Falla pero sobre todo, están en la calle, en Cádiz, los días de Carnaval. Da gloria salir a la calle esos días y volverse majareta.

Enloquecer en Carnaval. A más de uno (o una) le daba yo esa receta.


jueves, 8 de enero de 2015

Algunas cosas que hice

Hoy, dar muchos besos. Es el día típico que das muchos besos y preguntas que qué tal todo. Yo reniego muchísimo de la costumbre de dar dos besos. Si puedo, la evito. Me encantaría tirar del choque de manos, a mi me salen unos choques de mano rotundos y recios pero me dan pocas ocasiones de demostrarlo. En cambio, lo de los dos besos, hay gente que no mola zampárselos. Pero hoy yo tenía el día cariñoso y zampé pares de besos sin pensármelo mucho.

Dudas de qué leer. En dos días me he encontrado con un montonaco de libros chulos por leer (regalos de Reyes) y ando tonteando con unos y otros. Mientras acabo al inacabable Ken.

Series a medias. Empecé a ver American Horror Story: Freak Show y me encantaría terminarla pero soy una inconstante que ni siquiera se plantea retos de año nuevo. El Freak Show está chulísimo y da poquitín menos miedo que Asylum (que no acabé aún). También tengo a medias True Detective. Mi vida en serie es un CAOS.

Pelis: pocas y casi todas infantiles. Pero es que ando perezosísima para ver pelis.

Me encontré a J.J. después de siglos sin vernos (sólo en facebook). Charlamos un ratito sobre meditación, porque él la practica y me preguntó que si yo también (ay qué risa). Casi la misma charla la repetí días después con N. (meditación y otras yerbas) por lo que ando escamada con el tema. El caso es que ando leyendo cosas sobre meditar y memeces del tipo. Yo creo que es producto de tener cuarenta y siete. Si algún día hago alguna cosa raruna como biodanza, constelaciones o reiki, prometo contarlo AQUÍ.

He leído blogs nuevos que encontré enlazando unos y otros. Algunos son sólo de sexo. Los blogs que le dan sólo vueltas a temas de jodienda me aburren a morir, sobre todo esos que pretender provocar al personal (y no hay nada que me parezca más aburrido que provocar acumulando relatos sexuales). Otros son sólo de pena. He descubierto un blog tristísimo y sorprendente pero leerlo te produce una angustia que te mueres. Me gustaría darle un poquito de salero a la vida de su autor (dado mi síndrome Florence Nightingale) pero ya todos sabemos que a la gente triste le mola rebozarse en su tristeza para siempre amén. Y apenas he leído algún blog con sentido del humor (los memorables Vicisitud y sordidez hoy mismo) Muy poquitos para reír que son los que de verdad me gustan. Hoy más que nunca, la risa.