jueves, 25 de febrero de 2010

Dominación vs. juego morboso

Al principio de todo yo pensaba que BDSM se basaba exclusivamente en el juego morboso. Tal error viene de la lectura de foros y blogs, donde creo se utilizan mal las palabras. Gran parte de los relatos BDSM -ficticios o reales- se basan en la descripción de juegos sexuales. Porque todo es sexo. Para las sumisas -de Ellos no hablo- todo es sexo, no nos pongamos hipócritas. El dolor excita; la humillación te pone como una perra; el control del Amo te vuelve majara... Sexo en diferentes variantes. Divino sexo alejado del coito a secas.

Los relatos sexuales que voy leyendo, con sus sesiones de azotes, exhibición y torturas diversas, hacen decir a las sumisas que están en el clímax de su entrega. Y sus Amos se enorgullecen de lo entregadas que son sus perras, por obedecer -y disfrutar, lógicamente- sus caprichos. Pero, ¿eso es todo? Para muchas parejas D/s parece que si.

Hay sumisas que parece que con pasearse por el centro comercial con un consolador y sin bragas ya han logrado el summun de su sumisión. Y Amos que ordenando tales cosas ya se piensan el colmo de la Dominación. Y bueno, el juego morboso está chachi piruli, pero qué poca cosa parece.

Por eso quizás fracasan tantas parejas D/s, porque cuando el filón del juego pierde la gracia y vienen las historias de la vida cotidiana -tanta rutina, vulgaridad y trabajo por hacer- ya no hay expectativa de crecimiento personal adonde agarrarse. Crecer, en el marco de una pareja D/s -en el marco de cualquier pareja - es un trabajo de dos, a menudo ingrato. Porque son muchas manías y quisquillas, muchas cesiones -de los dos, leñe, de los dos- y muchas horas donde no hay lugar ni para el juego ni para el morbo.

Pero para mi -y tambien para Ti, Amor, si no me equivoco- ese día a día es lo maravilloso de nuestra relación.

martes, 23 de febrero de 2010

Vericuetos al escribir

Me dijo esta mañana E.:

Leí tu post de las rodillas.

Yo le comenté:

No escribí nada de Ti.

Él asintió:

No. Me busqué mi E. y no la vi.

Yo contesté:

Claro. Pero todo el post iba dirigido a Ti.

Él reafirmó:

Lo se. Lo se.

Y añadió:

Me gustan tus rodillas.

Tele en blanco y negro

Todos los niños de mi generación veíamos mucho la tele. Yo recuerdo sábados enteros pegada a la tele, toda la tarde, desde La guagua hasta Los ángeles de Charlie. Los días entresemana también me pegaba mi buen rato de tele, con Maria Luisa Seco y Un globo, dos globos, tres globos. Y los viernes, El hombre y la tierra y el Un, dos, tres. La biografía de nuestra generación, en gran parte, se dibuja a través de la tele.

Recuerdo cuando salía Franco. Para mi era un vejete inofensivo, no sabía que pintaba en la tele. Pero en casa se le nombraba de forma rara y huidiza. Cuando murió fue un rollo porque cortaron la programación para poner solo imagenes de la gente desfilando ante su cadáver. Era aburridísimo, desesperante. En casa no se comentaba nada pero había como cierta expectativa en el aire.

Después la tele empezó a dar series con desnudos. Cuando se colaban unas tetas entre secuencia y secuencia, yo no sabía adonde mirar y en el salón flotaba un silencio culpable. Recuerdo una escena de Curro Jiménez, sin desnudo, pero que me pareció terriblemente erótica -cuando yo no sabía qué era el erotismo-. Se veía a Curro besando el brazo de una dama, desde la muñeca hasta el cuello y el tío lo hacía con tanta lascivia -y en horario de tarde-, que aún la recuerdo con alegría y alborozo.

El 23-F fue tele. La tarde aquella me resultó emocionante, los tiros y la tensión de los locutores. Luego no hubo tele y si transistores, mi tío llegó asustado y mi padre decía cosas raras, que daban miedo. Fue emocionante. Pero lo mejor fue el día siguiente: no hubo cole y si mucha tele. Pusieron una película especial que encantó a todos los niños. Danny Kaye hacía de boxeador y aprendía a boxear al ritmo de El Danubio Azul. Qué risa. Todos los niños, al día siguiente, lo comentábamos en el cole y hacíamos el Bom, Bom, Bom, Bom. Fue una de las pelis más divertidas que recuerdo.

lunes, 22 de febrero de 2010

Frívolas reflexiones sobre mis rodillas


Fui a probarme botas. Las que tengo estan las pobres hartitas de agua, yo tenía el día tonto, uno de esos en que te compras algo mono y ya estas contenta toda la tarde. Me probé unas botas monísimas de Camper.

Yo tengo mis manías con las botas. Odio las botas de tacón. Pero las requetodio. No me las pongo ni loca. Las veo como de señorona empaquetada. Es mi manía. Tampoco soporto las botas que se llevan este año de mosquetera. Hay que tener unas piernas larguísimas y delgadísimas para que sienten bien. Me gustan las botas sencillas y si son tirando a motero, mejor.

Pero las botas Camper tan monas no me quedaban bien. Hay dos historias. Una, que calzo un 41 y a estas alturas de las rebajas está complicado, todos los años lo se, pero yo parece que no desisto. La otra historia son mis rodillas acompañadas de mis pantorrillas. Son regordetitas. Mi madre las tiene igual. Mi madre está flaquísima pero tiene rodillas y pantorrillas regordetas. Yo las disimulo porque soy más alta que ella y cuando me miro en los escaparates me veo piernas monas.

Pero a la hora de comprarme unas botas llega mi cruz. Nunca, casi nunca -y eso es penosísimo- me quedan bien por culpa de las rodillas + pantorrillas. Las Camper eran ma-ra-vi-llo-sas. Pero las artimañas para poder cerrar la cremallera fueron de antología. Y la vista de mis rodillitas apretujadas y la circulación de la pierna embrutecida... penoso. Mi madre me miraba como con comprensión. Menos mal que ella estaba conmigo. Mi madre me decía: es que tú tienes las mismas piernas que yo. Y que mis hermanas, añadía yo, para sentirme mejor. Total, que allí se quedaron, las preciosas Camper, para otra pava con rodillas finas y delicadas.

Luego mi madre me dijo que me las comprara baratas en el mercadillo, total, para lo que queda de invierno, ya me hacía el avío. Y que el invierno que viene ya buscara otras buenas. Mi madre, con su exquisito sentido práctico, es una bendición.

(Lo cierto es que no conozco a nadie con un sentido tan filosóficamente práctico de la vida. Escuchar a mi madre filosofar, de esa manera tan estoica y a la vez liviana, es estupendo. No solo por las botas y las rodillas y el mercadillo. A veces revienta un poco, por sabihonda, a veces la recuerdo - con la edad que yo tengo ahora- agobiada de trabajo y nerviosa. Pero ahora ha llegado a un clímax de sosegada perfección -a veces con un punto fatalista, pero no trágico-, que yo querría para mi.)

domingo, 21 de febrero de 2010

Sábado con disfraz

Ayer me disfracé por primera vez después de once años. Nos disfrazamos mi hermana y yo, yo calculé con ella once años y las dos nos miramos como diciéndo, tela marinera, tanto tiempo ha pasado. Fue un impulso, abrí la maleta de los disfraces, le coloqué a los niños los suyos, pensé en la peluca rubia de trenzas y cuando llegó mi hermana la recibí con ella puesta. Ella, que es más fiestera que yo, salió pitando a ponerse la otra. Tengo dos pelucas rubias de trenzas.

Así que nos disfrazamos de jipi-mamarracho, improvisando, que es el mejor disfraz. Pillar lo que hay por casa, las pelucas, abrigos setenteros, colorete y a la calle. Apenas había adultos disfrazados. En mi pueblo se perdió la costumbre y sólo se disfrazan los niños. Pero mi hermana y yo íbamos recordando los buenos viejos tiempos.

En mi pueblo salíamos el sábado por la noche. Éramos una pandilla con caja y bombo y todos nos disfrazábamos. Mi hermana siempre daba la campanada. Un año se disfrazó de momia, con papel higiénico. Se tiró media tarde liándose con el papel y se maquilló de tal manera que parecía putrefacta. Aún asi se hartó de ligar, la jodía. Es que es puñeteramente chirigotera.

Hoy no salimos, llueve. Pero todavía nos queda el Carnaval Chiquito.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Agua en cauce

Las aguas volvieron a su cauce pero ya entradita la noche. Ayer estaba yo cabreada y como soy tan puñeteramente chulita, no se lo decía aE.. que aunque sea superpoderoso, el poder de la telepatía no lo tiene. En fin, que como se dice habitualmente, somos humanos, tenemos días tontos y creo que es mejor dejarlo por escrito. Es que soy tan chula yo y tan soberbia que nunca quiero dejar constancia de los días tontos pero como toda hija de vecina, los tengo. Y E. tambien tiene días cansados.

Lo bueno es que hasta de los momentos... extraños, -no se cómo definirlos- como anoche, aprendemos. Es magnífico y a veces hasta siento rondar la apoteosis: si todo nos saliera bien a la primera yo pensaría, tate, aqui hay gato encerrado. Pero si las cosas no salen a la primera y en cambio, le sacamos punta, vaya, qué maravilla.

Se nota que hoy salió el sol. Y ni chispa de frío, un aire tibio que da gusto. Y el agua entrando en cauce, que todo hay que decirlo, a mi la tontería me dura horas, bendito sea Dios.

Me gusta que E. me lea, me gusta comentar con Él los fallos que cometo, me gusta la vida a través de sus ojos y me gusta su vida a través de los míos. Es mi Amo, es soberbio, es magnífico, es el mejor.

martes, 16 de febrero de 2010

The rain in Spain

No recuerdo un invierno más lluvioso. Creo que no ha habido, desde diciembre, una semana seguida de sol, ni diez días seguidos sin lluvia. Cuando llega la noche me duelen los huesos de la pierna, Dios santo, escribirlo queda patético, pero la humedad nos está matando.

La gente se saluda diciéndo: "Otra vez lloviendo" y cosas así; el lunes tomé el autobús y todos los jubilados que entraban le decían al chófer: "No vea como llueve", porque no veas como ha llovido, ayer se desbordaron varios ríos y las calles van enfangadas. No se en Cádiz, pero qué lástima de Carnaval.

Pero no le echaré la culpa a la lluvia ni al reuma (tela patético). Esta mañana yo estaba superchinche por nada -la cualidad del superchincheísmo es estar así sin motivo-. El superchincheísmo implica enorme susceptibilidad y parquedad expresiva. También podría acharlo a hormonas revueltas, pero no. Seamos honestas: hay días en que estoy para darme dos tortas, como decía mi abuela. Bien merecidas. Yo le pedía -sin palabras, por la parquedad expresiva- a E. que me las diera bien dadas.

Yo creo que, a esta hora, ya se me pasó la tontería. Las cosas vuelven a su cauce. Aún amenaza lluvia y las previsiones son lluvia hasta lo menos el viernes. Pero yo creo que, aquí dentro, todo vuelve a su cauce.

domingo, 14 de febrero de 2010

Más

Feliz San Valentín.

Feliz Día de los enamorados, con Mazinger Z que vigila y come caramelos Pez, con el deseo que no cesa y mis rodillas carnosas, con Tu cuerpo amado y mi cabello de cocker.

sábado, 13 de febrero de 2010

Concurso del Falla 2010

Este año no vi ni pizca del Concurso. Con el youtube me he vuelto perezosa y además, pegarse ese maratón de coplas hasta las tantas ya me cuesta. En los viejos tiempos yo me pimplaba el Concurso entero con mis hermanas y mi padre -ese carnavalero de pro-. Grabábamos la final en el vídeo hasta que era casi la amanecida, qué bueno, nos reliábamos bien en la manta y mi padre hasta era benevolente y nos dejaba papear en el sofá -mi padre nunca quería que comiéramos en el salón de la tele por no manchar y eso, pero nosotras a escondidas nos poníamos moradas-.

Como me he vuelto una sibarita del Carnaval, ahora yo lo que disfruto de verdad son las callejeras y los Coros el segundo domingo, la sorpresa de algún romancero -ese Salvador-, visitar las viejas esquinas con mi cervecita y ver caer la tarde de mi Cádiz del alma. Y si no encarta el segundo domingo, al menos puede caer el Carnaval Chiquito porque cuando llega febrero soy la más hartible.

Esta es mi comparsa favorita, la comparsa de Jesús Bienvenido, ganadora de este año. Me enamoraron el año pasado, como Los trasnochadores, una bellísima tarde-noche en el Nicanor. Este año son Los santos. (Ah, y por fin ganó el coro de Fali Pastrana).

jueves, 11 de febrero de 2010

Arrogancia intelectual

Creo que para la mayoría de los Dominantes el placer de educar a la manera Pigmalion a una sumisa tierna como un corderillo es así como infalible. Lo creo por lo que leo, los Señores Dominantes se esponjan como leones ante su presa. Ahora escribo con arrogancia, claro, porque en este tema me sale espontanea y no se bien cómo disimularla. Bueno, es que si la disimulara ni este post tendría sentido ni yo sería la que soy.

El caso es que, lamentandolo mucho (sincero lamento), a E. no le puedo dar ese gusto. Tengo un ego del tipo intelectual tan subidito que no hay modo de pillarme por ahí. Lo he intentado, pero como decía en el anterior post, no quiero nada falso e impostado. Así que cuando he interpretado el papel de "qué ignorantuela soy, Amo", pues ha sido un fracaso total.

E. y yo somos dos puñeteros intelectuales: tenemos la misma carrera universitaria y lo que Él sabe lo se yo -más o menos-. Leemos, sabemos de todo, somos dos pitagorines engreídos. Mi arrogancia intelectual me puede. No soporto sentirme observada con superioridad en el ámbito intelectual, no soporto ser educada, enseñada, en estos ámbitos, según el metodo expositivo tradicional. Digamos que prefiero el diálogo socrático.

En fin, que me detesto y me enorgullezco a la vez. Me gusta mi arrogancia intelectual y al mismo tiempo desearía ser humilde, ser toda una Eliza Doolittle, salida del arroyo y sin gota de saber. Como siempre, desearía ser todo para E.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Contra tópicos BDSM (¿o no?)

Estoy repasando mis cómics de Makoki, olvidé muchas historietas, la última vez que los leí fue hace tres años y medio. Lo se porque estaba de 42 semanas de embarazo, mi cuerpo no soportaba más, no dormía por las noches y durante el día vegetaba. Para entretenerme leía cualquier cosa frívola y fácil: lo reconozco, Makoki no es lo ideal para una embarazada ya cumplida que debería retozar entre nubes de algodón y leer cosas plácidas y poéticas. En cambio, el bueno de Makoki... que tipo destroyer y encantador.

Conversamos, E. y yo, y maduramos cada día. Nuestra relación dista mucho de ser la que yo me planteé hace tiempo, cuando empezaba a meterme en el mundo BDSM. Destroyer y encantador, así lo pensaba yo. Puro morbo. Yo deseaba relaciones de morbo: sesiones con sexo duro, masoquismo y bondage y luego, irme a mi casa con los deberes bien hechos. Vivir las nuevas experiencias que aún no tenía anotadas en mi agenda: tuve sexo, tuve drogas y tuve rock; me faltaba transgredir un poco más. Mmmmmmm, mola el BDSM.

Por eso, cuando leía en foros y blogs -abro cita- "Mi felicidad es la de mi Amo"- cierro cita- dicho por sumisas pletóricas, yo enarcaba una ceja y sonreía con escepticismo. Si, si, ya ves tú, que bonita y que guay quedais todas.

Pero ésto no es lo que yo imaginé. Esto ya no es morbo -sólo morbo, porque mi sexo se humedece con ciertos hechos, conceptos y maneras-. Ésto no es irme a casa tan tranquila, ésto no es apagar el PC y a dormir nana coco. Ahora ando yo replanteándome cosas: sigo pensando que estoy aquí para ser feliz pero... pero aún sin ser Santa Teresita del Niño Jesús, pienso en que mi felicidad pasa por la felicidad de Él y que Su placer me conforta, su dicha es mía.

No quiero tópicos ni recitar como un loro frases hechas en la cultura BDSM. Por eso lo pienso y hasta me pongo en la acera de enfrente. Antes de caer en la hipocresía preferiría pecar de egoísta o soberbia, pecados que considero tienen cierta dignidad, o al menos, coherencia.

O quizás, no, tiendo al extremismo por, repito, no ser una falsa: quiero Su bienestar, no lo pongo antes que el mío, pero tambien soy plenamente consciente de que si, joder, le amo sin condiciones.

viernes, 5 de febrero de 2010

Sobre reprimidas gilipollas

Que es continuación del anterior. Las reprimidas me dan igual, no voy a escribir eso de que respeto y tal, porque está muy visto. En realidad, una reprimida me resulta un ser lastimoso. Joder, lo escribo y suena cruel. Pero cuando alguien me sale con una historia de deseos reprimidos por la moral y tal, pues qué pasa, me da lástima.

Lo indignante es convivir con reprimidas gilipollas, que son las que interaccionan con los demás. Hacen mucho daño, esas. Son las que nunca jamás se acuestan en la primera cita, ni en la segunda, ni en la tercera. Cosa que escrita así no es importante, pero ellas les dan una trascendencia. Esa es la clave. Las reprimidas gilipollas dan una trascendencia al sexo que así nos luce el pelo.

Claro, cuando una de esas afirma fehacientemente su elevada postura moral, las que sí nos acostamos a la primera cita si se tercia, pues quedamos a la altura del betún. Y los argumentos esos de: pero si es sólo (nada más y nada menos) sexo, suenan como ridículos. Porque, qué decir ante la imbatible muralla moral de una reprimida tocapelotas, que además te lo adorna con dorada dignidad. Ay, dignidad, pero cuántos crímenes se cometen en tu nombre.

En realidad daño a mi no me han hecho nunca. Si alguna de esas hace un comentario del tipo digno, a mi me escuece un rato, por lo que me toca, pero luego escupo por el colmillo. No es precisamente daño, pero si joroba, porque insisto, el sexo no es (para mi) trascendente, sino una actividad lúdica, gozosa, una maravillosa forma de relaciones humanas, limpia y natural.

En fin, que yo he follado en primeras citas y no sufro de traumas ni cosas malas, ni fueron locuras de juventud, noches locas o ponga loca donde tercie, ni mi dignidad, moralidad o templanza sufren de menoscabos. Al contrario, tengo una bonita y bien documentada historia en la que recrearme para cuando sea vieja. Yo me imagino de vieja recreando mis batallitas amorosas y soy feliz.

jueves, 4 de febrero de 2010

Post sobre putas y zorras

Voy a escribir un post de putas y zorras. Hoy viene a cuento y estoy inspirada, pero claro, llevo un largo rato comiendome el tarro. Lo que no quiero es escribir el tópico post de putas y zorras, ya saben, ese en el que las sumisas nos ponemos estupendas y declaramos lo muy putas y zorras que nos sentimos ante nuestro Amo.

Cosa que -si el Amo es como debe ser- es la pura verdad. O sea, si el Amo es un tío machote que nos calienta hasta los huesos, pues es normal sentirse una como la más puta del lugar. Y que nos pongamos a decir esas cosas sucias y cochinas que no son nada originales pero que molan tanto.

Yo, cuando me pongo puta y zorrona, siento que la vida va como más fluida, no se explicarme. Es cosa de naturaleza y de genes. Yo tengo genes muy libidinosos, benditos sean. Es como sentir que las cosas están en su lugar, el sitio adecuado: hete aquí, yo, la lagarta con ganas de polla. Natural como la vida misma.

No se puede abusar, claro, queda feo. Yo tengo la boca muy sucia, digo cosas muy soeces, pero cuando vienen a cuento. Aquí mismo, en este blog, pongo tacos gordos. Escribo joder, carajo y cosas así, no muy dignas de una damisela. Pero con E. soy bastante comedida en mi vocabulario y en mis maneras, muy fina, muy culta, yo. Hasta que despierta a la bestia. Qué bien despierta E. a la bestia.

Lógicamente no voy a describir el proceso de cómo E. despierta a la bestia. Lo importante es el concepto: es como quedarse en pelotas en la playa. Corre el aire entre las piernas, no hay ropa que apriete ni corte la circulación, nadas tan libre y te fundes en el mar. Una cosa así.

martes, 2 de febrero de 2010

Epicúrea D/s

Pronto llevaremos casi cinco meses de bendita luna de miel. Somos como novios y nos decimos cosas tiernas. ¿Ha bajado el punto D/s? A veces me hago la obligada pregunta, meramente retórica: a ver, niña, si E. te dice tantas cosas bonitas y te mima, te ama y te cuida... ¿le perderás el respeto que como Amo le debes? Esa meramente retórica pregunta angustiaría el alma de un Dominante pobre de espíritu, ¿verdad?

Pero ni a E. ni a mi nos angustia.

Azotar, controlar, humillar. Servir. Adorar y obedecer.

Conversar de trivialidades. Decirnos palabras tiernas y mandarnos besos. Contarnos lo que hay para comer, lo que he comprado en el Hipercor. Chismorrear. Acompañarnos.

Poder dar rienda a mi lengua procaz. Ser mandona y cotilla. Arrogante y viciosa. Ser su princesa y su zorra privada.

Follar como cerdos y hacer el amor como dioses.

Todo tiene cabida. Decir que mantenemos una relación D/s y constreñirla a un código de actuación limitado no creo que nos satisfaga. Al menos, ahora, yo creo darle más. Antes sólo le daba a la sumisa. Había temas que no me atrevía tratar, me mordía la lengua, me daba miedo sobrepasar ciertas pautas de comportamiento.

Creo que hasta ahora he respetado mi rol, la posición que tengo con Él, pero creo también que he sido capaz de amplificarlo. Porque Él lo permite y lo desea. Soy Suya como esclava y puedo ejercer también como amante y como compañera, sin por ello, sentir que pierdo los papeles y me atribuyo puestos que no me corresponden.

Aunque parece que me como el tarro, no es así. Creo lo mejor es dejarse llevar, lo que importa es que nuestra unión nos procure la máxima felicidad y equibrio posibles.