lunes, 28 de febrero de 2011

Fra Angélico, una conversación.

Fra Angélico fue, casualmente el último al que visité. Ya me iba sin verlo pero mi amiga me dijo que la sala de El jardín de las delicias estaba por allí cerca y tiré de los niños para que aprendieran. Les gustó, claro. El viejo Bosco nunca defrauda. Luego mi amiga se encontró con una antiquisima compañera de trabajo y yo arrastré a los niños a una sala más. Solo una y ya nos vamos. Y allí estaba, preciosa Anunciación y bendito Fra Angélico, al que imagino beatífico y sonrosado, aplicando dorados en alas,  perfeccionando pétalos con extrema ternura. Y Mantegna al lado, ya no me daba tiempo para peroratas, pero allí estaba, la Virgen envejecida y la ciudad infinita. La próxima vez ...

Mucho más tarde vino M.;  ella y yo conversamos como nunca. Le confesé que la distancia, esos once años que siempre nos separaron, ya no es tal. No le dije que hubo años en que la envidié, pero probablemente lo sepa. Realmente no me importan los kilómetros que nos separan, que nos veamos sólo un par de veces al año, que quizás no tengamos muchas más oportunidades de retomar la conversación de esa noche. Porque la tuvimos y fue dulce sentirnos cerca y quizás, restañar algunos recuerdos amargos.

domingo, 20 de febrero de 2011

Playa de rocas


Esta playa es un paisaje recurrente en mis sueños. Siempre camino por ella y encuentro cosas. Una vez soñé que encontraba esqueletos de dinosaurios. En mis sueños siempre aparece solitaria y con intenso olor a salitre y algas. Son sueños apacibles e inquietantes, todo a la vez, mezclas así son posibles en los sueños.

Soy capaz de sentarme sobre una roca durante horas para mirar ese paisaje, como esta mañana. La costa tiene infinidad de posibilidades: barcos mercantes y veleros, pescadores, gente que marisquea, gaviotas, nubes, las variaciones imperceptibles de cada ola, los chasquidos siempre iguales y diferentes de cada ola contra las rocas. La playa de rocas es un paisaje básico.

Febrero es mes de erizos. Hace muchos años yo venía a esta playa y me entretenía viendo a mis padres cogerlos. Una vez me pinché con un erizo en la rodilla, no es una sensación agradable. Estuve varias horas con un trocito de púa clavada. Pobre erizo, jamás me comí uno, aunque digan que sabe a mar.

No creo que ya haya muchos erizos en esa playa, al menos no había nadie mariscando o quizás esté prohibido. Esta mañana encontramos algún esqueleto de erizo verde y seco por el sol. Esta playa me trae nostalgia de muchos febreros, de mi abuelo con su caña de pescar, bocadillos de tortilla y largas horas contemplando las rocas cubiertas de verdín.

sábado, 19 de febrero de 2011

Tina regada

La ley del deseo es mi película favorita de Pedro Almodóvar. Me pasa igual que a bastante gente con quien lo he comentado: prefiero las primeras películas de Almodóvar, hasta Átame.

Me gusta el personaje de Tina y se convirtió en una especie de modelo estético a seguir en mi etapa universitaria. Mucha gente me decía, en aquella época, que yo me parecía a ella, a Tina/Carmen Maura. Y ciertamente me peinaba igual, llevaba la misma bisutería y en verano me ponía los mismos vestidos. Hasta nos damos el mismo aire en la cara.

Tuve varios momentos Tina aquellos años: irreflexivos y frívolamente dramáticos. Igual que ella, buscaba consuelo sexo-amoroso sin recato y olisqueaba el aire denso de las noches de verano para encontrarlo. Mi vestido era parecido, pero de color verde.

jueves, 17 de febrero de 2011

Cunnilingus

Hay hombres que nunca lo hacen. Incluso hay hombres que secretamente se vanaglorian de no hacerlo. Incluso, incluso hay hombres que murmuran que es algo que les da asco. Ciertamente son ejemplares lamentables. Un hombre incapaz de comerse un coño por asco es menos que hombre. Es un mierda. Porque todos han sido engrendrados y han sido paridos a traves de uno. Hace tiempo escuché a un mierda de esos decir que comerse un coño era asqueroso. El tipo era homosexual pero eso no le disculpa ni mucho menos.

Hay hombres patéticos que practican el sexo oral como preliminar. Y cuando digo preliminar lo digo con todas las de la ley: cuatro lametones y a follar. Ese tipo de hombre insignificante se cree que con los cuatro lametones ya ha cumplido con su pareja. Se cree que merece aplausos y olés por ser un tío enrollao que antes de meterla cumple con los preliminares. Tipos de esos hay unos cuantos, por desgracia, verdareros inútiles y sobre todo, tontos de remate porque se creen dioses del sexo.  

Hay hombres que practican el sexo oral sin pajolera idea. Atacan a la vulva sin gracia ni pundonor. La vul-va, el clí-to-ris, hay tipos que ni saben dónde está. Hay tipos que desconocen que lo que tienen en la boca es material altamente sensible. Un lametón más fuerte de la cuenta y DUELE, joder. Ese tipo de hombres te ponen muy nerviosa. Mejor se les manda parar, para cariño déjalo, si no tengo ganas. A veces, hombres así, son tan débiles, que encima se agobian y hay que ir quitando hierro a su falta de pericia oral, no cariño, si es que no me concentro, si es que no me apetece, si ya estoy satisfecha (no es culpa tuya que eres un vago y un inútil).

Pero también hay hombres que saben controlar su lengua, su saliva y sus labios, que les imprimen la presión justa. Hombres que saben alternar mordiscos, lenguetazos, sorbos y chupadas. Hombres cuidadosos y agresivos en su exacta medida. Hombres pacientes que no te preguntan si ¿ya?. Hombres que no se te agobian si les dices que pares, que hoy no... porque hay días que no y es de verdad. Hombres auténticos, verdaderos tesoros de macho. Joder, hay pocos, pero los hay.

lunes, 14 de febrero de 2011

El mamoneo

En un excelente artículo , Javier Marías ironizaba este domingo sobre las pamplinas a que nos lleva el feminismo mal entendido. Ese que se ocupa de estupideces como el "lenguaje no sexista". Más mierda para nosotras, porque nos convierte en el hazmerreir de la sociedad. O peor aún, en entes alejados de la vida real.

El cómo uso o dejo de usar el lenguaje no es el problema porque los problemas reales de las mujeres reales no se resuelven usando femeninos en vez de masculinos. Problema es tener un horario de salida del trabajo acorde con lo inhumano. Problema es ver a los hijos sólo a la hora de acostarlos porque cada tarde te ponen una reunión absurda que dura hasta las ocho. Un mamoneo que te tragas porque si no tragas ya sabes dónde vas.

Hace unos días escuchaba a un viejo muy desagradable despotricar contra la Seguridad Social. El hombre llevaba media hora esperando. Iban a ponerle un holter , le habían citado a las diez y eran las diez y media. El hombre rajaba y rajaba, echaba pestes contra el sistema de la Seguridad Social y contra todos los funcionarios. Le salía gratis, el despelleje. Pero estoy segura de que cuando salió de la consulta con su holter puesto no se le ocurrió ir a poner una reclamación por escrito. La gente despotrica pero pocas veces reclama. La gente mama.

Vivimos en un país lleno de críticos, lleno de ideas y vacío de iniciativas, la gente es perezosa. La gente traga y apechuga con el mamoneo.

Por eso admiro a los egipcios y a las egipcias, estos días. Y ojalá, las mujeres de Italia logren echar a ese tarado que tienen al mando. En la calle, diciendo no, diciendo basta, echando ovarios y sin rendirse.

lunes, 7 de febrero de 2011

El violinista en el tejado

Mi primera película, lo cual es curioso, porque lo normal es que la primera vez hubiera sido una de Disney. Se estrenó en el 71, yo tenía cinco años y me acuerdo perfectamente de cada sensación, una huella indeleble que además mi padre se encargó de no borrar: se agenció una grabación de la banda sonora y yo la escuchaba todo el tiempo en casa. Me aprendí -chapurreando un inglés inventado- todas las canciones. If I were a richman, dubidubidubidubidubidubidubiduuuu.

El cine donde la vi ya no existe. Era uno de esos cines grandiosos, con palcos y platea enorme -o a mi me parecía enorme-, con asientos rojos y acomodador. Llegamos tarde, mis padres conmigo,  y la película ya llevaba unos diez minutos. Fue alucinante: cuando acabó nos quedamos a ver el principio y el final triste se quedó en principio feliz.

Yo tenía cinco años pero me enteré de casi todo sin saber de judíos, de la Rusia de los zares ni de diáspora. Hablaba de amor, de padres e hijas, de hermanas -yo acababa de tener una hermanita- , de soñar con ser rico, de ser rico con lo justo y necesario para la vida, de la alegría de vivir, de bailes, de canciones, de rituales y juegos. La comprendí, me emocionó, soñé con volver a verla muchas veces más.

Y no fue hasta muchos años más tarde, cuando la pusieron en la tele, un sábado por la noche. Fue hermoso: fue un sábado en nuestro piso de estudiantes, en nuestro primer piso, mi amiga AB conmigo. No teníamos tele -¡no teníamos tele!!!!- y esa noche nos prestaron una. La pusimos en el salón y nos comimos fresas con nata de postre. Las dos, AB y yo, nos moríamos de ganas de volverla a ver y fue diferente, no fue la misma ensoñación del viejo cine pero fue hermoso. Fresas con nata, un enorme tazón, canciones que yo recordaba y una tristeza no tan triste, porque yo ya era mayor y un poquito menos impresionable. 

domingo, 6 de febrero de 2011

En febrero

En febrero, Carnaval. Aunque éste año se alarga a primeros de marzo, pero el Concurso del Falla ya empezó. Cómo hemos cambiado, antes sólo podia escuchar a las agrupaciones en directo por la radio, en casa de mis padres. Y ver la Final por la tele hasta que acababa, de madrugada. Y ahora, aquí está ya la actuación de mi comparsa favorita, que este año se llaman Los currelantes. Un pasodoble para reventar la platea.

viernes, 4 de febrero de 2011

Medastedoy

- A veces pienso que no te doy bastante, que podría darte más.

- Me das más de lo que imaginas.


- Siempre pienso que podría darte más cosas, cuidarte más...

- Yo tambien pienso lo mismo.

Lo mismo pero no se cómo decírtelo. O escribirlo. Porque yo me enredo con la palabras dichas , como sabes bien, tiendo al balbuceo y al modo pavo, a menudo no se cómo me quieres tanto si hablando soy torpe y deslavazada. Escribiendo es otra cosa, escribiendo me crezco y te digo lo que no te cuento de viva voz. Será que soy tímida. Soy de esas tímidas arrojadas que hacen cosas sin pensarlo dos veces.

Escribiendo me crezco y sería capaz de decirte cuánto me das y cómo he cambiado Contigo. El problema es que, por más vueltas que le doy, no sabría quitar a mis palabras ese toque de sumisa ñoña que tantísimo detesto y Tú también.

Así que te quedarás sin leerlo, aunque se -porque lo se, por eso te amo tanto- que Tú lo sabes. Que lo sabes todo. 

miércoles, 2 de febrero de 2011

Sillón goreano

Un reto: escribir del sillón goreano sin caer en tópicos. Porque no voy a describir ese sillón goreano, que hemos bautizado así porque las parejas conceden nombres a aquello que les resulta hermoso y forma parte de su patrimonio emocional.

Y es que es un auténtico sillón de Gor. Tú te sientas allí y me hablas. Es el reposo de mi guerrero. Me hablas, me cuentas, te escucho mientras hago cosas, porque yo siempre estoy haciendo cosas. Aunque si lo ordenaras, yo pararía y sólo te escucharía. Con mucho dolor de mis manos y mi cuerpo entero, porque yo a duras penas me mantengo parada. Pero pararía, te escucharia, en Tu sillón goreano.

El sillón de Gor, aún así, es el lugar ideal para Tu descanso y para mi acción. Yo vi ese sillón y se me hizo agua la boca. Yo entro en acción contemplando la manta que lo cubre y el cuerpo que se asienta en él. Mis mandíbulas, mi lengua, los músculos faciales, mis papilas gustativas, el paladar, encías, labios y glándulas salivares. El sillón de Gor me convierte en un auténtico experimento pavloviano.

Compruébalo. Ya verás.

martes, 1 de febrero de 2011

Vuelta a Dune

Hay películas que no son tal, sino parte de la biografía. Películas que no sólo te hablan de metraje, actores y banda sonora. Películas que son la propia banda sonora, el propio metraje, que se confunden con olores, sensaciones tactiles, emociones. Por eso comencé el blog Camino a Dune. Pero creo que ya no tiene razón de ser: si en aquel lugar hablaba de películas que forman parte de mi y aquí hablo de casi lo mismo, ¿por qué no unirlo?

¿Por qué comencé con Dune? He utilizado ese apelativo como nick, va incluido en mi dirección de mail. Precisamente Dune por ninguna razón extraordinaria. ¿Cuántas veces la habré visto? ¿Cinco? No es la mejor película de ciencia ficción que conozca pero tampoco pretendo hacer crítica cinéfila.

Dune no es nada, casi nada. Un autobús de vuelta de Madrid con el frío incrustado en la piel. Diciembre. Un autobús lleno de gente que fuma, un autobús que rezuma colegueo y yo sin saber qué carajo pinto allí, que no soy colega de nadie. Dune en la pantalla. Gusanos de las arenas. Yo viéndolos a duras penas porque el sonido es nefasto y a veces la pantalla me la tapa un tipo o una tipa de melena rizada.

Probablemente es un símbolo del refugio. Dos horas sin pensar cómo transcurren, sin pensar en lo sola que me siento, sin automaltratarme pensando qué carajo pinto yo allí.