viernes, 30 de abril de 2010

Viernes encima

Los viernes acabo medio zombi. Se me caen los ojos, ahora mismo estan que se me caen. Además me pongo de muy mal humor. Yo, si no duermo lo que tengo que dormir, soy medio persona y ahora mismo estoy siendo una medio persona de facultades muy limitadas.

A esta hora nunca me siento a escribir, pero vaya como estaré que me he sentado. Es como un experimento. Me he dicho, nena, a ver qué tal es escribir medio zombi - crispada - muerta de sueño. Me gusta experimentar conmigo misma y con este blog que para eso es mío y escribo lo que me da la gana. Además, siempre quise experimentar con la escritura semiautomática y, días después, descojonarme por patética.

Como llegué del trabajo ya en estado semicomatoso, me puse a hacer una pedazo tortilla de patatas -se me fue la mano con la sal, pero se me perdona por ir zombi-. Después de recoger la cocina, me metí entre pecho y espalda una ración de plancha que no podía esperar, porque son mis sacrosantos vestidos de verano!!! Y luego me fui al Mercadona porque mañana es fiesta y me entra la ansiedad de la nevera. Cuando volvi del Mercadona me llamó mi hermana y me contó la pesadilla que tuvo anoche.

Así que me metí aquí para ver qué salía de todo ésto, además, los viernes -aprovechándome de mi estado semicomatoso- yo voy siempre a mi puñetera bola. Mentalmente digo. Mente anárquica que sólo desea dormir.

martes, 27 de abril de 2010

¿Dónde queda Historia de O?


Mientras repasaba en el cuarto favorito de mi casa -mi ENORME biblioteca- los libros que más me han gustado, pensé en el clásico que toda sumisa ha debido leer. ¿Me dejó huella? A continuación un análisis sobre si lo hizo o si no (dicho análisis me servirá para ver si soy la típica sumisa, marcada por la lectura de la inefable novela, o si soy una sumisa atípica y topeguay con convicciones radikales y sumamente originales).

Imagino que lo compré en un tenderete de libros de ocasión. Es de la colección La sonrisa Vertical y lo debí comprar de manera compulsiva. Yo tuve una época de compulsividad librera. Compraba libros como un ave de rapiña, mirando a los lados para que no me los fueran quitar, en fin. Imagino que tendría entre dieciocho y veinte años.

Confieso que no lo he leído de pe a pa. Es un tostón de novela. Confieso que me he leído sólo las partes de sexo, de lujuria, de sodomía y de perversión. Pero las partes pesaditas, donde O se pone tonta, puef, esas me la salté alegremente. Me la leí sin saber de qué iba e ignorantuela de todo sobre flagelaciones y entregas.

Me masturbé leyéndola, por supuesto y quien lo niegue es un hipocritón/ona. Y me recreaba en las partes más inicuas y lascivas, allá donde O era sometida a humillaciones sin cuento. Buahhh, yo flipaba. Pero a la vez me sentía ... ¿qué adjetivo usar?? Levemente horrorizada? extrañada? molesta conmigo misma?

El caso es que yo era tan feminista y tan radikal que mientras mis dedos me acariciaban me sentía muy, muy culpable por ello. Jo, yo iba a manifas y colaboraba en fanzines y toda la pesca... ¿las feministas como yo podían excitarse con cosas de sumisión y humillación y tal? Era una culpabilidad puñetera aquella. Muy puñetera. Historia de O se quedó marginada en la biblioteca y quedaron marginadas mis lubricidades masoquistas. Mucho, mucho tiempo.

Marginada Historia de O y condenada al ostracismo por mala novela, de calidad mediocre y aburrido argumento. Marginado mi masoquismo natural por incompatible con mis sueños de abanderar la causa feminista e igualitaria. Ole, con dos ovarios. No lo proclamaba yo ni nada a los cuatro vientos.

Así que Historia de O no me marcó gran cosa -sólo me sirvió para pasar un par de tardes de placer solitario- y tuvo que pasar el tiempo y tuvo mi coco que madurar bastante para descubrir que hay cosas que no tienen nada de incompatibles, que el mundo es ancho y ajeno y cabemos todos y que mola más ser una caña flexible al viento que toca que pemanecer rígida e inalterable por los tiempos de los tiempos.

viernes, 23 de abril de 2010

Tres Sant Jordi



Feliz, feliz Sant Jordi, Amor.

Tu libro está aquí, a mi lado. Cuando lo llene de anotaciones y de mi olor... lo tendrás para siempre Contigo.

Te amo y soy Tuya.

jueves, 22 de abril de 2010

El Genio y el Rey

E. y yo somos de la misma generación -más o menos, Él es un poco más joven que yo... ¡pero sólo un poco!!!!!- , así que compartimos muchos mitos infantiles. No se otras generaciones, pero la nuestra, la de los nacidos en los últimos 60 y primeros 70, tenemos muchísimas referencias míticas. Cuando coincidimos varias personas de esa generación tocada por los dioses, el subidón es brutal. Empiezas a rememorar y no paras. Te sientes como miembro de una hermandad mágica... aunque sólo sean batallitas.

Así que en medio de uno de esos subidones, recordamos, E. y yo, una serie de dibujos animados perdida y que poquita gente recuerda. Se llamaba Shazzam y trataba de dos niños, un genio y un anillo mágico. Cuánto me gustaban a mi los dibujitos de Shazzam. Y no se por qué, dado que vistos ahora, la serie era bastante tosca. Pero mira que me gustaban, yo nunca quería que acabasen y cuando acababan sentía una extraña melancolía.



Las películas de Elvis también me provocaban emociones, pero de talante amoroso. Yo creo que me enamoré del Rey. Hubo un ciclo de pelis, los sábados por la tarde, y no me perdí ni una. Ese tío más chulo que un ocho era digno de adoración. Su contoneo, su voz y esos labios, esa mirada infame... Yo era una criaja de ocho años y envidiaba a las rubias de todas sus pelis.



Soy un poquito mayor que E. Muy POCO. A Él le da morbo ser más joven que yo -sólo un poco!!!- y a mi me da -lo juro- igual. Realmente no aparento la edad que tengo, pero para nada, nada. Hoy me compré una cuñas de esparto, nunca tuve unas cuñas porque soy de zapato plano, pero me dio el arrebato y estamos en primavera. Lluviosa pero primavera al fin y al cabo. Me muero de ganas de ponerme las cuñas.

miércoles, 21 de abril de 2010

Mi primer libro y otros que dejaron huella


Alicia en el País de las Maravillas: ese de la foto fue mi primer libro. Aquí lo tengo, es pequeñísimo, mide unos 10 centímetros, está un poco descuadernado y descolorido, son muchos años los que tiene. Cuando digo libro, quiero decir con letras. Libro con letras, no cuento donde sólo hay ilustraciones y el texto es breve. Mi Alicia era una adaptación infantil pero muy aceptable del clásico. Me marcó de forma clara y directísima.

Lo que el viento se llevó: perdí la cuenta de las veces que lo leí. Tengo una foto donde salgo aferrada al libro, un tomaco así de gordo. Mi angustia adolescente fue superable gracias a Scarlett O´Hara y su indomable caracter. Mi parte favorita: la fiesta del principio, cuando coquetea con todo bicho viviente y cuando se enfrenta a todas las calamidades en Tara, una vez huye de Atlanta.

El Señor de los Anillos: también perdí la cuenta. Está manchado de Tulipán y otras sustancias grasientas porque desayunaba, almorzaba, merendaba y cenaba con él. Mi soledad postadolescente -mi mal de amores- fue superable gracias a su lectura. Descubrí -redescubrí- que otros mundos son posibles. Mi parte favorita: las Minas de Moria, Ella Laraña, la Batalla en la Puerta Negra.

Cien años de soledad: gracias a mi maravillosa profesora de Literatura de segundo de BUP. Me ayudó a superar un verano lleno de frustración y complejos. Descubrí que realidad y magia son compatibles. Mi parte favorita: la subida a los cielos de Remedios la Bella.

La vieja sirena: alguien me lo recomendó. Descubrí que amar abre puertas y te hace invencible. Me ayudó a superar un verano terrible de amor, de deseo y de aburrimiento. Mi parte favorita: Glauca y Ahram hacen por primera vez el amor. Glauca y Krito hacen por primera vez el amor.

El Conde de Montecristo: una colección de clásicos de saldo, no recuerdo cuándo lo leí por primera vez, pero sí que recuerdo la última, hace pocos años cuando me puse en punto muerto y vuelta a empezar. Descubrí y volví a descubrir el inagotable placer de llevar el libro más grueso del mundo a cualquier parte y olvidarte de todo alrededor. Mi parte favorita: los misteriosos envenenamientos de la familia Villefort, el abuelo Noirtier, el desenmascarameinto de Morcef.

Y sigue.

lunes, 19 de abril de 2010

Mis Fotogramas

Esta es la portada del primer Fotogramas que me compré. Desde entonces los fui comprando cada mes hasta hace unos seis años. Tengo seis cajas llenas de Fotogramas. Son un tesorito.

Los empecé a comprar en Cádiz. El ex-novio de mi amiga AB los traía al piso - traía el Fotogramas y unos pastelitos Bimbo como el Bony pero más grandes, de chocolate y mermelada, ay, qué placer-. La mezcla pastelito Bimbo y Fotogramas era supercruel. Esas cosas no se hacen. Además, el ex de mi amiga era/es un cinéfilo de primera y yo en aquella época no salía de cuatro o cinco ideas tontas (ni sabía quién era Scorsesse, por decir uno que idolatraba el ex de mi amiga).

Así que un fin de semana que me quedé sola en el piso de Cádiz -bastante muerta de asco- me compré mi Fotogramas y mi propio pastelito Bimbo y fui feliz. Desde entonces pasaron dos cosas:

1. Empecé a competir con el ex de mi amiga por ver quién sabía más de cine. Aunque nunca le gané un quesito rosa en el Trivial, al menos ya pude debatir con él sobre Scorsesse, John Ford (otro de sus ídolos) y toda la pesca. Al mismo tiempo, me fui pedanterizando -pero NUNCA gafapasteando-.

2. Me volví una pesada cinéfila que iba dos veces por semana al cine (además en el piso ¡no teníamos tele!). Era tan cinéfila y tan agonía, que hasta iba al cine sola en ocasiones. Cosa más agobiante, por cierto. No seré yo quien cante las bondades de ir al cine sola. Yo, en el cine, cuando he ido sola, siempre me he llevado algo para leer y hacer el paripé. Patética.

Ahora ya no voy tanto por varios motivos que no vienen a cuento. Tampoco compro el Fotogramas por varios motivos que tampoco vienen a cuento. Aunque a veces publican un número en versión mini con el Diario local y caigo en la tentación. El sábado fui a ver Alicia. Se me cayó la lagrimilla porque soy una sentimental. Me ponen una música tremebunda -Danny Elfman se las pinta sólo- y ya estoy con la lagrimita.

Pero Tim Burton... bueno, ya se está publicando bastante sobre su decadencia y su bajada de pantalones al comercialismo más basurero. En fin, que fui al cine y solté la lagrimita. Me quedo con eso.

viernes, 16 de abril de 2010

Rock radikal

En el 86 podíamos haber bailado juntos, a mil kilómetros. En Tu casa o en la mía, porque no me dejaban ir a konciertos.

En el 86 yo llevaba una melena larga teñida de henna. Mis cejas eran peludas y mi sexo también. Bebía litronas a morro y fumaba Fortuna.

A cero kilómetros habríamos bailado en la semioscuridad dando patadas al aire. Tu labia indecente me habría derrumbado las defensas, nos besaríamos en un callejón, me meterías mano en el portal.

Pero ahora también podemos bailar y de hecho bailaremos y follaremos después o follaremos y bailaremos después, da igual la ecuación porque sólo da un resultado. Tú serás mi Dios.

jueves, 15 de abril de 2010

Un post que no sale

Anoche estaba intentando escribir un bello aunque levemente irónico post sobre el amor y lo que implica ser una sumisa enamorada. Como estaba bastante cansada, lo dejé sin publicar, bien guardado en esa maravillosa carpeta que se llama "Editar entradas" y que tan útil es. No lo publiqué como hago otras veces casi sin pensar porque:

a) faltaba una conclusión
b) me estaba quedando pedante y petulante
c) no tenía claro si me estaba quedando sincero

Hace un momento me puse a editarlo. Cuando llevo varios días sin publicar nada aquí me entra sindrome de abstinencia. Además, pienso que E. está esperando mi post y siento que tengo que escribir, lo que sea, para que me lea y se ría un poco. Y se excite otro poco también. Pero lo que había escrito anoche seguía sin convencerme. Hablaba del amor de las sumisas y de la dependencia emocional hacia los Amos. Me estaba quedando del tipo manual autoayuda odioso. Y pedante. Así que le di a esa otra maravillosa tecla que es "Suprimir".

Las profundas reflexiones sobre el amor, la sumisión y la dependencia emocional creo que se quedarán en el limbo. No valgo para profundas disertaciones. Porque además, ¿qué rollo es ese de la dependencia emocional? Y además, ¿otro post ñoño sobre el amor en el BDSM? ¿Más teoría? ¿Más intensidad teórica que no llega a nada?

Esta mañana, mientras la conversación era trivial y lenta, suave, fui ordenando el armario de mi ropa. Logré llenar una gran bolsa negra de plástico con ropa que ya no me pongo. Yo, para deshacerme de ropa, tiene que haberme dado un aire o algo así, tengo un minisíndrome de Diógenes y no me gusta tirar nada, "por si acaso". Pero la conversación con E. era tan relajada, tan dulce, que fui llenando la bolsa sin darme cuenta. La tiré al contenedor de ropa para reciclar y cuando se lo diga a mi madre, se pondrá muy contenta.

(Rei del meu cor, t´estimo)

(sondemar, te echo de menos)

lunes, 12 de abril de 2010

Autocomplacencia pública

No caer en la autocomplacencia es puñeteramente complicado. Cuando se escribe y se pretende que te lean, la vanidad es la ley. Quien diga que escribe un blog de caracter público y perjure que no lo hace por vanidad, es gilipollamente hipócrita. Yo escribo por varios motivos, la vanidad es uno de ellos. La gente que escribe sin pizca de vanidad lo hace en privado, monta un blog de acceso prohibido o de acceso limitado para tres coleguitas y ya está. Pero los que tenemos uno o varios espacios públicos queremos ser leídos. Y si de paso nos dicen que qué bien escribe una y qué bonito todo, ya es la hostia.

Yo me leo y me releo. Por supuesto que caigo en la autocomplacencia. Me leo y releo y me digo, hija de la gran china, qué bien escribes. Soy una gilipollas vanidosa, pero lo prefiero a ser hipócrita. Siempre quise escribir y publicar. Mi sueño adolescente era ser una novelista de prestigio -ser famosa-. Ser una exquisita poeta, mmmmm, qué delicia. Como soy tan vanidosa, no pondré los motivos de mi fracasado sueño -fracasado, es un adjetivo que detesto usar, pero quedaba muy lastimero-.

Lo que sí se me da bien -ya que no se frenar mi vanidad- es domeñar la autocomplacencia en el ámbito público. Lógicamente soy una impúdica y me gusta airear mis intimidades hasta cierto punto. Si no lo fuera, este espacio sería estrictamente privado. Pero he prohibido los comentarios al blog. Es una chulería mía -pero a E. le gusta-. Si nadie comenta, porque yo no lo consiento, no caigo en la rueda de la adulación y el refuerzo de mi autocomplacencia.

Ojo, sólo hablo de mi y de mi chulería. Es que me conozco. Si permitiera comentarios, sentiría que escribo para que me coman la oreja. Yo soy así de gilipollas. Ya en el blog de cine, me pasa. Y está tela de feo. Porque un blog lo escribe cualquiera, das una patada y te salen ochocientos blogs de intimidades, de crítica cinéfila y del sursum corda, así que no es para tanto. Lo de escribir un blog, digo.

Esta misma entrada es un acto de soberana autocomplacencia. Es tremendo. Fíjense en la idea: escribo una entrada para autocriticar mi falsa modestia y quedo como una reina. Pero lo dicho: prefiero pecar de soberbia a pecar de falsa.

viernes, 9 de abril de 2010

Pedantes BDSM

Como decía, estaba leyendo hilos sesudos en un foro de tema BDSM muy sesudo también. Yo, ante tanta sesudez, me entra como un corte de digestión. También se me baja la autoestima -un poquito-. Pienso, qué bárbaro, yo que tengo mi carrera universitaria, mi experiencia profesional probada y cualificada, mi experiencia vital también probada, mis libros leídos y mis pelis, vamos, todo lo que la hace a una, mujer de amplia cultura humanística; yo, me digo, me siento aniquilada, humillada, sin palabras.

Pedantes BDSM es una categoría. Yo me imagino que el/la pedante BDSM también lo será en todas las facetas de su vida. Yo trato este año con un pedante de primera categoría en mi trabajo y es pedante en todo. Él ya se encarga de hacérnoslo saber. Pero como frecuento foros BDSM, son los pedantes de esa rama vital los que me afectan.

Hablo de los pedantes gafapastosos a los que además les mola el BDSM. Teorizan. Sí, es alucinante. Por ejemplo, se ponen a explicar por qué les gusta el porno. A todo hijo de vecino le gusta el porno para calentarse. Punto pelota. A los pedantes BDSM el porno les gusta por motivos liosísimos y muy abstractos. Hablan de política!!!!

Escriben textos muy largos. Eso en principio no es malo, pero no se les entiende. Yo, no les entiendo -por eso baja mi autoestima-. Además, hacen citas!!!!! Yo admiro a la gente que es capaz de citar. Y citan no a lo típico (a Sade, o a Freud, gente que ya son casi de la familia -aunque yo soy incapaz de citarlos-). Ellos citan a gente rara. Y teorizan. A partir de sus citas teorizan sin parar. Eso me resulta muy admirable. Yo les tengo sana envidia en el fondo.

Alguna vez yo he sido pedante, claro. Es que ya te picas. Pero es más humillante aún. Una se emociona ante un debate, lee algo que le suena y piensa: anda, se me ocurre una boutade(*) asi de gorda!!!! Yo, mis boutades las medito mucho y las posteo muy cuidadosamente. La humillación viene cuando NADIE hace referencia a tu post. Dios, es muy cruel. Una escribe su post pensando que ha escrito la obra magna y NADIE te hace referencia. Yo siempre me consuelo pensando en que todos los pedantes BDSM son amiguitos y se apoyan entre si, que son una especie de clan que no recibe con simpatía a las advenedizas.

Y tambien me consuelo escribiendo posts del tipo desahogo-terapéutico, que reconozco, no se me dan tan bien como los posts amoroso-pasionales o los posts rememorativos. Pero qué leche, es mi blog y escribo lo que quiero.

(*) Escribir términos en otro idioma es el no va más de la pedantería, pero hasta ahí yo soy una aficionada. Lo que mola es entremezclar en tu parrafada términos en inglés o sobre todo, sobre todo, en alemán. Eso es MUY pedante.

miércoles, 7 de abril de 2010

Mámamela zorra

Analicemos la frase. (Pero en plan sencillo, que estoy leyendo un foro de BDSM donde la gente es muy sabihonda y profunda y ya tengo arcadas)

Mámamela. Es el verbo adecuado. El sinónimo - de uso vulgar- perfecto. Una felatriz como es debido debe mamarla. Con lo que ello implica de poder succionador y con lo que implica de indefensión ante la naturaleza poderosa del Hombre objeto de la mamada (considerando la palabra objeto de forma no peyorativa).

Mámamela. La conjugación correcta. Hablamos de Él. El Amo. Él da órdenes. Tan simple que no hay que enrollarse más.

zorra. Que a una la adjetiven de zorra es un elogio. Se trata de cánidos de inteligencia excepcional. Astutas, solitarias, independientes. Nada de perras gimoteantes. Depredadoras de difícil, aunque no imposible, domesticación.

zorra. Sexualmente desinhibida. Librepensadora librefolladora. Nada de zarandajas. Esclava sexual, fuente de placer de su Amo. Con alegria. Nada de gimoteos, por favor. Aquí no estamos para hacernos favores.

Mámamela zorra (porque es tu deber, porque es Mi deseo, porque me apetece y porque me sale de los cojones, porque me gusta, porque es el día de mi santo, porque ha ganado el Barça, porque estoy aburrido, porque te amo).

martes, 6 de abril de 2010

Levante


Parecía que el tiempo apacible y soleado llegaba para quedarse, pero no. Llevamos un par de días de levante perruno, de ese que te trastorna la cabeza, te deja el cuerpo molido, te abate kilos de milibares encima de la espalda. De ese que te vuelve loca en esta bendita tierra. Qué sería de nosotros sin levante.

Esta mañana me compré una falda azul larga. Azul. Larga. De algodón. Me llega por los tobillos y es superjipi. Hacía mucho que no tenía una falda larga, tan larga. Pero con levante no puedo ponérmela, hace frío.

Leí la prensa con el desayuno. Un largo reportaje sobre píldoras que ayudan a conjurar la tristeza. El puñetero levante no deja levantar cabeza. Yo, cuando ando tristona, escribo. Una vez acabé un poemario con el levante como título. Lo presenté a concurso. No gané ni nada pero me alivió muchas penas.

En el trabajo noté que hoy es martes. Ya chirriaba menos, yo. Ayer, después de las vacaciones, eché a andar a duras penas. La culpa es del levante.

El levante se colaba en el teléfono, mientras conversaba con E. Puñetero levante y entrometido. Pero en casa ya no. Como cada día, estos días, lenta cotidianeidad llena de amor.

domingo, 4 de abril de 2010

Primer día de playa


El primer día de playa no sabe a sal ni a crema solar. La piel se eriza, cuando te quedas en bikini, la piel blanca y deslucida. El bikini del año pasado, la toalla de cada verano, las gafas de sol, la arena, por fin la arena tibia, pero si hundes los pies un poco, permanece la frialdad del invierno.

Había gente en la playa, igual que yo, con ganas de sol, con ganas de respirar y oler el aire lleno de yodo. Con ganas de perder la vista en el verde de la ensenada, en los barcos blancos, en el mar apacible. Un grupo de gaviotas flotaba feliz, las parejitas pelaban la pava encima de la toalla, el sol calentaba lo justo.

Hacía mucho que no me tumbaba al sol. Pasé un buen rato con las aventuras de Jon Nieve tras el Muro y de Sansa en Desembarco del Rey. He cogido un poquito de color.

viernes, 2 de abril de 2010

Azul, el día.

Paseos de mañana y de tarde, con el cielo muy azul. Tan azul.

El sendero era el tiempo presente. El pasado debería reducirse a la dulce cadencia de los bellos recuerdos. El futuro, sin proyecciones.

En el sendero había ranas que croaban como locas, mar azul, niños que ríen, aulagas en flor.

Yo llevaba dos trenzas, un coletero azul y otro blanco.

jueves, 1 de abril de 2010

Día Uno. Año Dos.

Yo aparecí por segundo día. Él parpadeó. Yo me llamaba roxanne. Él indagó por Cyrano. Yo me confesé contemporánea.

Y así empezó nuestra historia. Dentro de la Historia. E. y mar.

(Felicidades, mi Dueño, mi Amor)