jueves, 20 de noviembre de 2008
Imágenes de ida y vuelta
Durante los primeros días de nuestro encuentro E. planeó mi caza. No ponía trampas ni cebos, se lanzaba a pecho descubierto y me arrojaba flechas punzantes. Imágenes. Imágenes convertidas en flechas. Todas daban en el blanco.
A lo largo de este tiempo E. y yo nos hemos retroalimentado de imágenes. A menudo aparecían de manera tímida. No sabíamos el terreno que pisábamos. Yo me mordía la lengua, tampoco quería aparecer excesivamente impetuosa. Él se frenaba. Hasta que una frase, una sugerencia animaba a uno u otra a experimentar con las ideas. Siempre han dado en el blanco.
Hablo de fantasías. Imágenes crudas, sin adornos. Fantasías que E. y su esclava, cada uno por separado y a lo largo de mucho tiempo hemos creado en nuestras mentes. Fantasías escabrosas e imágenes libertarias. Nuestros cerebros son infatigables. Nuestras mentes saben retroalimentarse.
Aprendo, gracias a E. -y Él se desinhibe conmigo- aprendo, digo, que dar rienda suelta a nuestras mentes es placentero. Me excito y punto. Mi mente excita a su mente. Sus imágenes dan rienda suelta a mi placer. Orgasmos mentales. Sin cortapisas. La mente es libre.
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