martes, 27 de marzo de 2012

Baise-moi

No suena sumiso pero soy de las que creen en la cuadratura del círculo. Y no somos de planes quinquenales, ¿verdad?

Es la estación del amor y la jodienda y me apetece ser jodida sin pensar en el orgasmo. Si no me corro me da igual, quiero un polvo sin expectativas. Un mete-saca perfecto en su simplicidad.

No preciso palabras de amor, ni siquiera gruñidos de placer, sólo el chop-chop básico y sin adjetivos. Chop, chop, chop.

sábado, 24 de marzo de 2012

Yo quería ser bailarina del Ballet Zoom

Llevaban ropa chula y siempre diferente. Ropa psicodélica -lo que nos molaba a los niños de los ochenta la psicodelia de la tele-. No sabía qué bailarina me gustaba más, la rubia del pelo frito, la china lánguida o la negra de rizos afro, en realidad cada sábado me pedía ser una diferente, según me pillara el cuerpo.

Yo quería bailar así y pavonearme envuelta en ropas doradas o de colorines. Llevar esas botas de tacón y no caerme. Llevar esos bikinis que enseñaban medio culo, sexys a morir -antes de saber el exacto significado de ser sexy-.

Quería hacer coreografías superdifíciles y hacer playback, que el publico aplaudiera -en Aplauso y en su casa- y me imaginaba después del programa, una vida de aventuras y maravillas etéreas.

Pero sobre todo, quería que los bailarines me toquetearan. Era mi fantasía inconfesable, tan renacuaja yo, pero cada vez que a la china la cogían entre dos o tres y la meneaban así y asá, yo me derretía por dentro. Miniorgasmos musicales. No se qué bailarín me gustaba más, cuál quería que me sobara: el rubio de melenita lacia, el negro despampanante, el morenito guapo ... daba igual, cuántos más mejor. Yo es que apuntaba maneras desde muy temprano.

lunes, 19 de marzo de 2012

Pequeño Diógenes

He parado un rato y tengo el suelo del estudio empantanado. Ordenaba mi caja de recuerdos, llamémosla por ese nombre ñoño. Decidí, hace un rato, tirar los papeles que ya no me dicen nada -los papeles que ya no son pequeñas historias-.  Y llevo una buena bolsa de papeles de esos, sí, estoy muy orgullosa de cómo progreso en combatir a mi pequeño Diógenes.

Pero hay papeles que me resisto a tirar.

Facturas de almuerzos. Pantagruélicos. Con postre de chocolate -y yo ya no pido chocolate porque, por alguna rara evolución orgánica, aborrezco el chocolate. Almuerzos con vino y risas de los que sales aturdida a la calle y te asombras de que aún sea de día.

Entradas de cine. Soy tan meticulosita que en muchas anoto con quién fui, lo cual es adorable si resulta ser el primer cine de mi hijo. Guardo la entrada de Gladiator, cuando estaba embarazada de ocho meses. Muchas, muchas entradas de pelis de dibujos hasta la de Buscando a Nemo que pillamos empezada.

Entradas de museos. Entradas a palacios, catedrales, archivos, iglesias, a lugares turísticamente obligados. Facturas de hotel y a veces  con su tríptico publiciario. Aquella piscina enorme. Aquella habitación tan mona. Aquel desayuno-buffet memorable -nada como empezar el día-turístico con un megadesayuno-buffet.

Entradas al teatro. La cola aquella hiperlarga para pillar las entradas a Les Luthiers. Las obras vanguardistas que daban risa. Obras que ni recordaba haber visto. El autógrafo de Verónica Forqué. Concursos de Carnaval.

Un par de viejas agendas donde encuentro números de teléfono de gente que ya no conozco.

Programas de conferencias y congresos. Hubo una época en que éramos asiduos -¿ganábamos créditos o alguna subida de notas o algo así?-. Nos reíamos de los conferenciantes absurdos. Echábamos miradas de odio a los listillos que se enrollaban con las preguntas, al final de la conferencia. Aprendimos a no ser pedantes.

No ocupan tanto sitio, mis papeles. Lo estoy logrando. Una caja de zapatos.



viernes, 16 de marzo de 2012

Crónica de un viaje al extranjero


Portugal. Viaje de octavo de EGB. Junio del ... 80?

- Calor infernal en Badajoz. Javi, el gordito, no para de decir los muertos de Badajoz. Es decir se está cagando en los muertos del calor que hace en Badajoz y como yo no estoy acostumbrada a las palabrotas siento que este viaje va a ser algo así como iniciático.
- Dormimos varias niñas en la misma habitación. Es la segunda vez en mi vida que comparto cuarto con amigas. Siempre me siento incómoda. En el cuarto hace un calor infernal y mi amiga A. habla en sueños.
- El Tajo. El puente ese de color rojo. La Torre blanca. Una estatua de un rey. Un parque ... luego hablo del parque. Casi no recuerdo Lisboa.
- El desayuno que nos dan en el hotel es bazofia.
- La comida que nos dan en el hotel es bazofia. 
- Piscina en el hotel. Me siento fatal porque no me depilo las piernas y se me ven los pelos. También me parece que me asoma algo de vello por las bragas del bikini, pero ni me atrevo a mirar.
- Una de las niñas se emborracha en el hotel. Me escandaliza ver a una tía borracha diciendo majaderías y riendo como tonta. Me juro que a mi jamás me verán así -y lo he cumplido-. (Además es de las empollonas. Me siento muy cruel, me gusta haberla visto caer tan bajo, a la empollona de mierda).
- Parque de Lisboa. Voy con dos amigas. Conocemos a tres chicos lisboetas. Tres para tres. Me hago ilusiones. Nos hacemos fotos. Mi amiga intercambia su dirección con uno de ellos.
- Discoteca junto al hotel. Bailo. Me siento junto a las pavas. ¿Por qué coño me he sentado junto a las pavas? Ponen lentos y no me sacan a bailar. Joder.
- Bus de vuelta a casa. Mi amiga A. me traiciona y se sienta junto a un niño horroroso de feo pero que quiere tontear con ella. Me siento junto a otro niño con el que casi nunca he hablado -la verdad es que mi relación con los niños de octavo es mínima. Se llama Abel. Fantaseo con que quiera tontear conmigo aunque a mi no me guste nada. Pero un tonteo es un tonteo y así me como algo antes de llegar a casa.
- Abel duerme en el asiento del autobús y su cabeza se bambolea. Durante unos minutos casi se apoya en mi hombro. Me siento superincómoda y me meneo para que retire la cabeza. Es un aburrimiento de viaje.
- Cuando llego a casa mi madre tiene puchero de cena. Ahora estoy contenta.



viernes, 9 de marzo de 2012

Elogio del bestseller

Ayer comencé a leer la segunda novela de Stephen King que leo en mi vida. La primera fue Misery, el verano pasado. La leí con ligereza porque ya vi la película varias veces -una estupenda película- y a veces me saltaba párrafos enteros. Ayer cogí Un saco de huesos aún con prejuicios, esos prejuicios tontos de considerarla literatura fácil y barata. Pero ya llevo más de un tercio de la novela y estoy deseando que llegue la noche para meterme en la cama y leer un buen rato (y mañana no madrugo).

Acabé Eterna y con ella, por fin, la Trilogía de la Oscuridad. No ocuparán las altas cimas literarias pero lo que yo he disfrutado con esos vampiros no está escrito. Lo único que pido: apoltronarme en una butaca y ver cómo cae la tarde con el libro en la mano; mirar el reloj, ver que son las once y media y pensar, bueno, un ratito más aunque se me caigan los párpados; desayunar con el libro al lado y prolongar el café y quizás hacerme otro. ¿Literatura fácil? Para nada, cumplen su objetivo, al menos el objetivo que yo busco al leer. .

Pienso en las magnas obras que he tenido entre manos y no he podido acabar por aburrimiento -ahí tengo olvidado al Murakami odioso o a esas novelas ininteligibles de Ramiro Pinilla... -, pienso en que quizás sea una bruta arrogante, pero me da igual. Leo por placer no para autofustigarme. Y ahora, a mis cuarenta y cuatro años, he descubierto a Mr King y al menos por ahora, con un tercio de Un saco de huesos leído, me descubro ante él. Que no le darán el Pulitzer pero ni falta que hace.

jueves, 8 de marzo de 2012

7 pecados capitales del bloguero BDSM (y II)

5. Escribir tocho-posts. Los únicos tocho-posts que yo leo son los de Spirit, porque el tío tiene humor. Pero cuando eres un BDSMbloguero autor de tochazos ten en cuenta una cosa: casi nadie te los va a leer. Leer en pantalla es cansado. Leer en pantalla largos dogmas sobre BDSM  es insufrible. Los que escriben tochacos son como esa gente que habla y habla sólo por el placer de escucharse a si mismos: ABURRIDOS. Y ten en cuenta una cosa, autor de tochos, los comentaristas de tu posts sólo han hecho una lectura rápida y en diagonal del mismo.

6. Creerte el Rey/reina de la blogosfera BDSM. Si nunca haces autocrítica, si nunca te ríes ni de tu sombra, si eres un Amo serio, una sumisa triste, un Ama cabreada, un sumiso lloriqueante y encima escribes un blog, olvídate de reinar en la blogosfera, porque como tú hay a cientos.

7. Escribir para gustar a tus lectores. Sufrir si tienes pocos seguidores o si no te dejan comentarios. Para escribir un blog de BDSM sólo hay que estar inspirado y si quieres llenarlo de flores, fotos de pollas o poemas de amor a tu Amo, joder, hazlo, es tu espacio. Al que no le guste tu blog, no lo va a leer. Olvidate de los contadores y las estadísticas de visitantes y piensa que tu blog tiene un sólo lector que eres tú.

Y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. 

miércoles, 7 de marzo de 2012

7 pecados capitales del bloguero BDSM (I)

(Nota: el siguiente post está inspirado en el que publicó Moli hace unos días, ella con más arte que yo)

1. Llenar tu blog de fotos porno: infringe dos reglas de oro del erotismo. Una, la sobreabundancia no excita. Dos, sugerir es más excitante que mostrar en todo su esplendor. Un blog lleno de fotos de coños abiertos y felaciones -sacadas de la red, además- nunca puede cumplir el objetivo de poner caliente.

2. Llenar tu blog de imagenes de peluchitos, estrellitas y corazones. No es serio si eres una bloguera BDSM. Otra cosa es que quieras con tu blog mostrar lo enamorada que estas de tu Amo -o de tu sumiso, aunque nunca encontré blogs de Amas adornados de esa forma-. Pero entonces no es un blog BDSM sino un blog-diario de amor. Hay que ser consecuente. Nunca serás la reina de la blogosfera BDSM si llenas tu blog de color rosa.

3. Creerte que eres un triunfador/a erótico gracias al blog. No está mal que uses tu blog para encontrar pareja de juegos BDSM, es lícito y hasta útil. El problema está cuando te montas la película de ser el Rey/reina de la blogosfera D/s y recibes cada comentarista adulador como un amante en potencia.

4. Dogmatizar. El mundo BDSM está para practicarlo. Lo chulo del BDSM es que abarca un sinfin de posibilidades lúdicas y placenteras que sólo deberían tener una regla -esa tan sencilla del SSC-. Si eres de los que dogmatizan te estás perdiendo toda la diversión.

martes, 6 de marzo de 2012

Pareja de baile

A mi me encanta bailar pero ya no tengo mucha ocasión para hacerlo. Me refiero a bailar en público.  A salir a bailar. En realidad no bailo bien, soy bastante patosa y tengo que estar con el punto de bailar. Y como suelo ser la más alta del grupo es un corte esa sensación de sobresalir por encima cuando bailas. Las amigas se dicen confidencias y yo siempre soy la última en enterarse, por alta. Desde hace años el momento baile llega en Feria. Aquí no sólo se bailan sevillanas como en Sevilla, aquí en las casetas se baila casi de todo. Y eso me encanta. A pesar de mi altura.

De jovenzuela iba con mis amigas a las discotecas, en aquella época en que comenzaban a agonizar las bolas plateadas. La época en que estaba de moda bailar a la manera de Ana Torroja y Vicki Larraz.  La época en que aún ponían bailes lentos. Ya hablé de ellos y es una pena que ya no se estilen. He tenido muy pocas ocasiones de bailar lento en un local, podría contarlas con los dedos de una mano (va, las cuento, fueron cuatro, patético).

No se bailar salsa. Yo soy de esas que se le afilan los colmillos de envidia y lujuria cuando ve a la típica pareja que se luce bailando salsa. Pero también soy de las que cuando se hace el corro y te animan a que salgas al centro a lucirte con tres o cuatro pasos, se echa para atrás. O cuando llega el bailón de turno y te saca a darte unas vueltas, sean de salsa o de rumba que también queda resultona. Yo me echo para atrás y me hago la tonta.

Así que, en pareja, casi lo único que me quedan son las sevillanas y aquí no pasa como en Sevilla o en Jerez, hay muy pocos tíos que sepan bailarla. Bailarla bien me refiero, no en plan mamarracho. Bailar una sevillana con una pareja masculina suele ser un momento de breve erotismo: cruzas las miradas, te agarran de la cintura; los movimientos del hombre, en unas sevillanas bien bailadas, son deliciosos. Pero, puf, tambien podría contar con los dedos de una mano las veces que he bailado así.

No entiendo ese misterio masculino: prefieren quedarse apalancados en la barra -y mirar, qué bobos- a meterse en el bullicio del baile. Ellos sabrán.

domingo, 4 de marzo de 2012

Calle Elvira


Hago un recorrido turístico-sentimental por Granada para comprobar que sigue igual. Las mismas calles encantadoramente cutres de mercerías y de ropa de caballero que nunca cambian y ojalá sea así. Los mismos estudiantes con esa cara que tienen todos de apuntes por estudiar y elevadas expectativas de fiesta. Perroflautas, guiris, japoneses, tiendas de souvenirs, cafeterías-pastelerías con los bollos en el escaparate, bares que proclaman tener las mejores tapas. Typical Tapas.

Hago un premeditado recorrido turístico-sentimental que guardo para mi. Bib-Rambla. ¿Qué ocurrió allí? ¿Ocurrió algo? Tengo el leve recuerdo de estar sentada en un banco y sentir el asombro de mi libertad. Plaza Nueva. Recuerdo un bar donde nos tomamos una cerveza a la una y Pako decía que era para nivelar el alcohol en sangre. Y tuvo razón porque la resaca se me pasó al instante o quizás eran las endorfinas que estaban a tope.

Calle Elvira. Recuerdo que querían montar manifas para hacerla peatonal. Encantadores radikales de aquellos días. La calle sigue teniendo un tráfico endiablado. Las mismas tienduchas, teterías, librerías con libros sobre la Alhambra. La misma atmósfera fría que me agrieta los labios. Miro hacia el mismo balcón y espero ver la cabeza de Fran asomarse, no está aquel bar tan cutre donde me sentí conspiradora, hay nuevas -pero similares- pintadas contra los bancos y contra el kapital. Me pregunto si la única que cambió soy yo.