domingo, 30 de septiembre de 2012

Más sobre el Romanticismo

Del post anterior se podría deducir que ya no soy romántica, porque lo cierto es que me quedó un texto seco como la mojama. Ayer cantaba al realismo y al sentido práctico en las relaciones amorosas pero por la noche me acosté pensando en las revoluciones perdidas y posibles.

Ya he escrito alguna vez que yo soy una romántica del Dieciocho, romántica a la manera de los viejos, buenos románticos que daban un sentido trascendente y casi místico a la existencia. Mi romanticismo no es el de mis veinte años porque hacerse mayor me dio serenidad y aplomo, pero sigo confiando en el genio individual, en el valor de la lucha, en la irrefrenable fuerza de los sentimientos.

Romántica, que no ñoña.

Romántica y libertaria.

Romántica y antigregaria.

Romántica pero no soñadora.

sábado, 29 de septiembre de 2012

Sumisas-busca-novios

Hay sitios donde se burlan de las sumisas-busca-novios. Aquí no, aunque alguna vez haya parecido lo contrario. Yo me burlo de los blogs con corazones y duendes por cuestión estética pero líbreme Dios de burlarme del legítimo deseo de encontrar novio bedesemero.

Un Amo-novio es un ente ideal. Encontrar un Amo-novio debe ser la hostia y las sumisas que lo tengan supongo que están flipando de gozo. Las buscadoras de novio Dominante y (un poquito) sádico están en su más legítimo derecho. Y no soy sarcástica ni nada, ojito, lo digo con todo mi buen corazón. De los asuntos del querer yo nunca me burlo.

He leído muchos blogs de sumisas en busca del Amor y, obviando los corazoncitos, las comprendo a todas. El empeño por enamorarse, aunque sea de entes ideales, es un acto natural, bello y ojalá más de un amargado/a lo tuviera. El problema son las expectativas.

Es fácil crearse elevadas expectativas ante el nuevo Amo-posible novio. Son caballeros que lo tienen todo: te usan como a una perra y te cuidan como una princesa. Irresistible. Hacerse ilusiones es casi obligado, un Amo-novio es la panacea a todos los males del corazón y la soledad. Hacerse la dura y no crearse un modelo irreal de Amo-amante es difícil y hasta ingrato. Es más dulce soñar con que ese Amo-posible novio te cuidará como nadie te cuidó, estará siempre atento y tendrá siempre ganas de guerra. El realismo ya sabemos que casa mal con el romanticismo.

Supongo que a expectativas más elevadas, mayor es el desengaño y más cruel la ruptura. Luego, te encuentras esos mismos blogs de corazoncitos llorosos y llenos de despecho y/o autocompasión. Joder, aunque yo parezca sarcástica y dura, eso me duele. Jamás me burlaré de una sumisa abandonada por sus expectativas.

Y lo peor, lo peor de todo es qué le dices a la sumisa llorosa. Le das palmaditas de ánimo? le dices eso de que todo pasará y blablabla? Yo, que soy muy bruta, les diría que a rey muerto, rey puesto, pero queda mal y además, yo soy de las que ya no se hacen expectativas y se supone, tengo mi carácter y a chula no hay quién me gane. Y creo que a las sumisas románticas les caigo fatal.


jueves, 27 de septiembre de 2012

El esforzado pajillero

Hay quien se escandaliza cuando, en los chats esos de mal vivir, te aborda un pajillero. Como si en esos chats una no fuera a lo que va. Se escandalizan y yo las imagino dando grititos horrorizados y medio santiguándose. Los pajilleros de  internet son como la hez de lo virtual. Escoria. Gente muy baja y degradada. Gente patética. Eso dicen ellas, porque es como muy políticamente correcto, no?

Yo he pasado buenos ratos con algún pajillero virtual. Tuve uno que era un amor. El pajillero prototipo, más estereotipado no podía ser. Lógicamente yo sólo le veía la polla, pero a veces, cuando se meneaba un poco, le veía la barriguilla cervecera, o la camiseta casposa. Yo le imaginaba con gafas, absolutamente friki, con el pelo rizado y barbas. Era joven y se supone estaba abrumado conmigo, que soy el prototipo de la MQMF.

Yo, que a veces estoy en la inopia, le pregunté una vez que por qué no se liaba con una chica de verdad y me contestó que porque era feo. Como es lógico, me enterneció mucho y le brindé un buen rato de sexo virtual, que el muchachote se lo merecía. Y, además, era un buen ciberpajillero, se lo montaba bien y me sabía calentar.

En realidad, si alguien se tuviera que escandalizar en esta historia debería ser él, que lo usé de mala manera. Porque yo, en esa época, no miraba aquellas pollas que se envalentonaban por la cam. Yo me miraba a mi misma, mi propio sexo turguente. Mi cibersexo era siempre onanismo salvaje y aquel pajillero un buen instrumento. Usaba las palabras justas, no hacía retórica, yo me excitaba de verlo excitarse y de verme excitada y reflejada en mi propia cámara, era sexo diferente, mórbido, sólo para mi.



miércoles, 26 de septiembre de 2012

Bedroom nightmares

Tengo un cerebro un poco puñetero. Anoche el cabrón se despertó cuando daba la primera cabezada y por poco me mata del susto. Tenía entendido que los terrores nocturnos son cosa de bebés. Hago la idiota buscando "terror nocturno en adultos" por internet -lo cual es una idiotez porque buscar trastornos en internet es ponerte el cuerpo malo- y no encuentro gran cosa. Los bebés tienen terrores nocturnos, se supone que los adultos no o casi no. Se supone, según internet, que los terrores nocturnos se deben al estres pero yo estrés como que no. Fui una estresada tiempos ha, ya casi no. Cada noche me duermo después de leer un rato y caigo como una bendita. Pero a menudo me despierto, en el primer sueño, gritando como loca y cagada de miedo. Joder, anoche grité como una bellaca y desperté a medio vecindario. Hoy llevo todo el día un poquito nerviosa, fue un episodio de terror muy intenso y me ha dejado medio lela. Es jodido el asunto. Y no soy una bebé.

martes, 25 de septiembre de 2012

Dominante en la cocina

El chef Dominante
Tengo un nuevo fetiche masculino que se llama Gordon Ramsay. Los chefs son mis nuevos iconos sexys, son tipos sensibles y creativos a la vez que fríos y de nervios de acero. Hay que ser muy Dominante para ser chef y lidiar con pesadillas en la cocina. Gordon Ramsay lo es.

Guapo no es, con esos ojillos chicos y esas narizotas. Con ese color de pelo rubio desvaído. Y con esa pinta de tener barriguita floja. Pero cuando se pone a preparar ensaladas "con un toque fresco y moderno" es un amor. Cuando gesticula, que lo hace mucho, es un encanto. Cuando se enfada y dice tacos me lo comería a besos.

Es cierto que el doblador al castellano también es parte del encanto, porque en inglés Ramsay tiene una voz de pito y el doblador tiene una voz apabullante (se llama Jesús Olmedo) con la que te derrites cuando dice "este salmón está seco, rancio". Y es que la ce de rancio le sale divina. Pero doblaje más o doblaje menos, todo va en el pack y yo adoro contemplar al chef cuando entra como elefante en cacharrería en el restaurante pocho de turno.

Gordon Ramsay regaña a los chefs perezosos, a los encargados ineptos y hasta las cucarachas salen despitoladas cuando entra en erupción. Pone firme a toda la peña y todos, hasta los cocineros más soberbios y malencarados, le obedecen y  dejan la cocina mugrienta como los chorros del oro. Ya digo que tiene manitas de plata preparando el papeo -piensen en esas manos de chef rápidas, limpias y eficaces...  y tiemblen- y no consiente que nadie se le ponga chulito, por muy chef francés que sea.

Además, en el fondo, es buena gente y al final, toda la basca del restaurante le da abrazos, aunque él no es muy dado a ellos, y poco falta para que se le pongan de rodillas. Yo creo que, como Amo, daría muy bien el pego.


domingo, 23 de septiembre de 2012

En el patio

Nuestro plan era cenar con vino blanco y, después de acostar a los niños, fumarnos un cigarrillo y charlar en el patio. Hay que aprovechar las pocas noches que nos quedan de conversación en el patio, bajo el jazmin, antes de que empiecen a ser desapacibles.

Un pequeño incidente que nos hizo reir y escandalizarnos a la vez nos llevó a contarnos cosas que nunca habíamos contado a nadie. Confidencias a medianoche. Tres, cuatro cigarrillos, porque las dos nos sentíamos vehementes, conscientes de que hablar, contar y escuchar era un bálsamo que pocas veces nos podemos permitir.

Es difícil encontrar buenos interlocutores. Hay quien te escucha un ratito y luego monopoliza la conversación contando sus batallas y obviando las de los demás. Hay quien escucha con condescendencia y nula empatía. Hay quien juzga, menea la cabeza juzgándote, utiliza tus secretos como arma arrojadiza en el futuro. 

Pero anoche, en el patio, lo nuestro fue un intercambio limpio. Ella me contaba, yo le contaba y nos acostamos de madrugada. A las ocho ha cogido un taxi para la estación, apenas he tenido tiempo de darle un beso y un achuchón, ella siempre recibe mis besos y nunca los da, es como una seña de identidad, o una seña de la relación que nos une, la pequeña que siempre mimamos cuando está nuestro lado.

En realidad, ella lo único que nunca da en reciprocidad son besos. 

sábado, 22 de septiembre de 2012

Colaboración inesperada

La última vez que publiqué algo en una revista fue en COU, en mi COU bueno, cuando escribí tres artículos, uno por número, que iban de costumbrismo y pretendían hacer reir. Una cosa primigenia a lo que pretendo a menudo hacer aquí, con este blog. 

Como ven ya ha llovido y es una cosa que siempre lamenté porque me chifla hacer de reportera dicharachera. También hice alguna chorrada para un fanzine de mi época radikal, pero sobre aquello he corrido un estupido velo.

Así que no es de extrañar que haya dado botes de contenta cuando desde Cuadernos BDSM solicitaran mi colaboración para su número 19. Tanto, que me leí de cabo a rabo las 50 Sombras para hacer un artículo presentable.

Joder, aquí tienen el resultado y, aunque tengo el ego subidito, también me da un corte enorme compartir el espacio con gente que sabe de BDSM muchísimo más que yo y me da tropecientas mil vueltas. Es como llegar a un club molón del que te acabas de hacer socia y sabes que todos saben que eres la novata del lugar. No quieres llamar mucho la atención pero a la vez lo quieres para no sentirte una pardilla.

Así que gracias a la gente de Cuadernos y también a los autores que han colaborado en este número, porque compartir el espacio con ellos me ha hecho una terrible ilusión.

Cuadernos BDSM19

jueves, 20 de septiembre de 2012

Pelis míticas: Los inmortales

Porque en los 80, mi hermana y yo pensábamos que Cristopher Lambert era el hombre más sexy sobre la Tierra. Lo pensábamos desde Greystoke. Nos enamoraba su mirada estrábica. Y lo machote que era. Y porque sigue estando sexy en Los inmortales, sobre todo vestido de escocés y a pesar de la gabardina birriosa que lleva en gran parte del metraje.

Porque en los 80, Sean Connery seguía dando el pego de caballero interesante y en Los inmortales está realmente interesante. Porque combate a espada en un acantilado de Escocia y hace ese papel chulo de maestro socarrón. Porque se sacrifica y daba mucha pena -la sigue dando.

Porque sale un malo por los cuatro costados, que cuando muere no lo lamentas. Porque el malo es un borde con las monjitas y un vicioso. Porque es feo, tiene pintas punkis y no le falta un detalle, lo cual es estéticamente molón por puro contraste con los buenos.

Porque tiene una frase chulísima que quedará en los anales de las frases chulas de la Historia del Cine: Solo puede quedar uno.

Porque es los 80 en estado puro y eso a la gente de mi generación nos pone tontos. Hombreras, pelo frito, la gabardina birriosa, los pendientes horrendos de la chica, el humo que sale de las alcantarillas de New York, la comisaría de policía casi troglodita, antes de internet ...

Porque, a pesar de los combates cutres con muchos rayos y centellas, a pesar de los giros argumentales absurdos, a pesar de que Cristopher Lambert y el malo y la chica protagonista -la poli- son pésimos actores, el resultado sigue emocionándome, enganchándome.

Por la banda sonora de Queen. Por la escena de Who wants to live forever, cuando la chica escocesa envejece y muere. Quien no se emocione con esa escena -siendo de los 80- no tiene ni alma ni corazón.






martes, 18 de septiembre de 2012

Toystories

James me ha invitado a un juego de contestar preguntas y hacer seguir la cadena. Mi misantropía me hace bufar y renegar. Mi bondad natural, y el hecho de que James parece un tipo genial, me hacen seguir el rollo ( pero a mi manera, James, espero me disculpes pero si no hago algo a mi bola no soy yo).

Debería poner 11 cosas sobre mi, pero si han leído este blog ya estarán saturados de cosas sobre mi. Si aquí casi sólo hablo de mi. Sería el colmo de la vanidad poner 11 cosas más, joder, sería odioso. Así que esa parte me la salto.

Debo contestar 11 preguntas ideadas por James. Esa parte me mola porque me molan las entrevistas. Y los cuestionarios. Es una tontería que me divierte. Pero también las voy a contestar a mi aire (lo malo es que también es hablar de mi, pero como más solapadamente)

Por ejemplo, no se me da bien dar consejos. Soy demasiado discreta. ¿Se dan consejos a los hijos? Yo creo que no, más bien pautas para vivir (o bien-vivir). Cambiaría mis cabreos. Mis explosiones de cabreo. Tengo auténticas amigas y tienen su etiqueta en este blog. Admiro a la gente valiente, como mis hermanas o mis amigas. Creo que soy buena gente. A pesar de mis cabreos explosivos. Estoy contenta. Me gustan los perros y los gatos pero no me considero capaz de cuidarlos como se merecen, por eso no tengo animalitos en casa. No veo mi futuro, así que el de la humanidad, ni hablemos. En la novela que estoy a punto de acabar hay una invasión marciana que te pone el cuerpo malo... mejor no pensar en futuro.  Nunca contaré mi peor error. Soy incapaz de elegir un autor literario favorito. Los blogs que más me gustan no sueltan grandes tochos aburridos, no son pedantes y escriben de manera comprensible (sin abusar de la metáfora).

No haré nuevas preguntas porque no tengo imaginación para eso. No nominaré a nadie, soy tímida. Me da un corte tremendo.

(Gracias por contar conmigo, che, aunque me haya salido algo churretoso)




domingo, 16 de septiembre de 2012

Moda masculina que (me) da grima

El conjunto playero ideal
La combinación camisa-bermudas: me da un asco mortal. Ya los hombres en bermudas me dan un poco de repelús, aunque no todos y algunos hasta lo llevan superbien, pero no puedo con el conjunto. Sobre todo si lo lucen caballeros de pelo paratrás y naúticos. Sobre todo si en vez de bermudas, para ir más fresquitos e informales, se ponen bañador. Son herejías que merecen destierro perpetuo.

Brad con su perilla cool
Las perillas: son como un quiero-y-no-puedo. Yo, con las perillas, siento como coraje. O todo o nada. Prefiero un tío con toda la barba a ese montoncillo de pelos en la cara. Y si encima es tirando a larguilla, como la que luce Brad (y con trencitas, puah), ya es EL HORROR.

Ni Hugo se salva
Las chanclas: hay hombres -pocos- que las llevan con estilo. La mayoría, cuando camina en chanclas, adopta maneras como de pato. Es infame ver caminar a un caballero por la ciudad en chanclas, dando chanclazos, con ese desagradable arrastrar de pies. Si quieres lucir chanclas para estar fresquito -en horario informal- cuida tu forma de caminar. Se femenino!!!

Macaco preparado para las movidas
Ponerse TODO el rollito guay encima: que incluye gorra guapa, tatuajes en hiperbrazos, collares, pulseras, camiseta con lema chulo y la-hostia-de-cañero, de todo. Si no te pones todo el arsenal, no eres nadie en ninguna movida. Nadie.

Depilados!!!
La depilación genital: ya se que me repito pero no puedo, no puedo. A un caballero depilado en sus partes nobles me entran ganas de echarle polvos pero de talco y mandarlo a dormir nana-coco. Es antinatural. Y si es por cuestión de ir limpito, agua y jabón -jabón íntimo con PH neutro- como toda la vida.


viernes, 14 de septiembre de 2012

Heteroemocional

Tener sexo con otra mujer no es demasiado trasgresor, fue una chulería que me quise tirar ayer. Para mi el sexo es algo tan natural, lúdico y está tan despojado de falso misticismo que no me hace comerme el tarro. Por eso, a pesar de mi inexperiencia lésbica, sé que no será una línea dificil de cruzar. Vamos, digo yo (sin expectativas!!!).

Normalmente yo tiro de hedonismo y, aunque a veces  tenga ramalazos de culpa (judeocristiana) por pasármelo bien ... yo intento seguir pasándomelo bien. Por esos dos días que vamos a vivir. Y si surge la oportunidad lésbica, bienvenida sea, yo no voy a decirle que no. Una experiencia más, la vida exprimida. Quizás el momento lésbico no me guste, todo puede darse, pero prefiero vivirlo, si tengo ocasión, a morirme hecha una carcamal.

La línea que nunca cruzaría es la emocional. Nunca podría mantener una relación sentimental con otra mujer, es algo muy irracional. Tengo buenas amigas, puedo mantener estrechos lazos de amistad con otras mujeres, pero me sería muy difícil unir sexo y un vínculo de algo más que simple afecto. Recuerdo a mi amiga Ana, la de la Universidad, con ella tuve fantasías de simple sexo -porque lo rezumaba, la cabrona- pero jamás la imaginé como posible pareja. Incluso emocionalmente yo ponía límites en nuestra amistad, sobre todo por pura competitividad femenina: ella era tan morbosa, tan sensual que, incluso fantaseando con ella, la veía como antagonista. Nunca como cómplice.

Soy una heteroemocional. Quizás porque a los hombres no los veo como competidores, porque no me hacen sufrir, porque son tan diferentes a mi que se manejarme con ellos, porque estan en el otro bando, porque sus emociones pueden ser compatibles con las mías, porque me gusta la manera masculina de enfrentarse al mundo.  No lo tengo demasiado claro, pero me va bien así.





jueves, 13 de septiembre de 2012

Be curious

Yo soy una hetero practicante pero no militante. No puedo definirme bisexual porque mi experiencia homo es nula, cosa que no me jode ni me abruma pero podríamos decir que es una tarea pendiente.

Lo que sí es jodido, o al menos un poco absurdo, es no haber tenido oportunidades lésbicas. ¿Demasiado provincianismo a mi alrededor? ¿Demasiados tabúes? Fíjense que, hoy en día, sólo tengo trato con una lesbiana militante -con la cual nunca me podría liar porque es amiga y compañera-. Supongo que a mi alrededor habrá lesbianas o bisexuales que no salieron del armario, chi lo sa.

Cuando yo era radikal si me codeaba con lesbianas, iba a bares de chicas y a fiestas bolleras, pero normalmente no eran mi tipo y si alguna lo era, yo era entonces más cortada y a ratos bastante arisca, así que si alguna me miraba el culo se lo callaba cuando me miraba el careto mío de tía borde.

Mi tendencia bisexual la tengo clara, ahí no hay tu tía, y mi concepto juguetón del sexo me lo facilita. Me excitan más las escenas de sexo oral lésbico que las hetero y me gusta fantasear con mujeres. De pechos grandes, supongo porque yo no los tengo. El caso es que, aunque mi bicuriosidad no me tiene a mal traer, sí es una experiencia que, más temprano que tarde, caerá en mi currículo sexual. Que no se puede ir de trasgresora sin haber catado un coño, joder.

martes, 11 de septiembre de 2012

Expectativas

Yo nunca me creo expectativas, Ni laborales ni lúdicas. Puedo hacer planes a corto plazo -no a largo plazo, casi jamás-, pero aún con un miniplan no me creo expectativas. Hacer planes es casi necesario para ir tirando, planes para el fin de semana, planes para el jueves que viene... pero sin expectativas. Desde que soy capaz de controlar mis expectativas por todo soy más feliz.

Sobre todo no creo expectativas personales. No pienso más allá de nadie o lo intento, porque es endiabladamente difícil. Intento no crear modelos de la gente que me rodea, no crear diseños de lo que quisiera tener a mi lado. Sobre todo, intento no pensar en términos de fraude: Menganita me ha defraudado como amiga es una frase que jamás diré porque procuro no hacer de Menganita un modelo irreal. Nadie defrauda, es una la que va por la vida chocando con los esquemas que arbitrariamente imponemos. A la gente que queremos, a la gente con la que trabajamos.

Practico el borrado de expectativas con minuciosidad. A diario. A veces se me cuela una expectativa sobre algo, sobre alguien. Cuando la pillo, a la muy insensata, la mando al carajo.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Unificado y Polivalente (2)

Había dos institutos públicos para elegir y yo me quedé con el más pijo. Fue un error fatal. El instituto de los cafres tenía, como podrán suponer, una malísima fama y casi ninguna de las niñas que estaban conmigo en el cole iba allí. El instituto de los pijos, en cambio, decían que tenía mucho nivel y que no te hacían novatadas -eso sí era cierto-. Mi amiga AB fue al instituto de los cafres y los años del BUP se los pasó bomba. Yo fui al instituto pijo y encontré que los pijos-cafres son una terrible combinación.

En Primero me pusieron un mote horrendo -pero todo el mundo tenía motes horrendos en Primero-. Los muy cabritos acertaron con mi mote, me venía al pelo y lo llevé con honor todo el curso. A partir de Segundo, gracias a Dios, se fue olvidando. O no hacía ya gracia. 

No conservo a ningún amigo de entonces, en realidad sólo me hice amiga de M.M., y se que fue por pura conveniencia porque casi no tenemos nada en común. Ella era tan tímida como yo pero no excesivamente pava y a veces sacaba su genio. Nos sentábamos juntas, rumiábamos nuestras penas, hacíamos planes, lo típico. Ambas nos encontrábamos en clase en una especie de tierra de nadie. Yo no era del grupo de las pavas aunque siempre me ponía colorada cuando me preguntaban en clase -y la clase, obviamente, lo hacía notar-.  Tampoco pertenecía al grupo de empollones porque aunque siempre he sacado buenas notas también suspendía Física y sacaba aprobados justos en Matemáticas. Y, horror, suspendí un trimestre la Educación Física por culpa del voleibol -eso sí que es ser pava-. 

No era de las guapas, pero las había mucho más feas que yo -y eso me satisfacía-. No era de las enteradas, pero a veces, en los debates, sacaba a la líder que llevo dentro y -aún poniéndome colorada- era capaz de defender con pasión mis ideas. Me sentaba en medio, al lado de M.M.,  nunca delante con los pelotas, nunca atrás con los petardos. 

No recuerdo a casi nadie. En realidad acabé detestando a casi todos. Cuando me fuí, al acabar Tercero, supe que jamás tendría nostalgia de esos años. 

viernes, 7 de septiembre de 2012

Unificado y Polivalente (1)

Aunque parezca que tengo buena memoria (y este blog me ayuda a tenerla), hay cosas sobre las que he corrido un estúpido velo. Los años del Instituto son una muestra de la que recuerdo hechos y personas muy puntuales. Sobre todo los tres primeros del BUP (¿unificado y polivalente?) porque los dos COUs que hice son para echarlos de comer aparte (uno por malo y otro por genial).

Recuerdo a muchos profesores y tuve algunos extraordinarios. Recuerdo sus clases y sobre todo, su forma de darlas. Mi guapisima profesora de Literatura que nos enseñaba a debatir (hoy toca debate!!!), mi profesora de Historia de Primero con quien descubrí la escultura egipcia, ese retrato de Akenaton.  Mi magnífico profesor de Matemáticas con el que logré entender qué carajo son las x de las ecuaciones.

Tuve una loca profesora de Filosofía que no nos trataba como a críos. Una vez no estudié para un examen y en el lugar de las respuestas le escribí una carta disculpándome y dándole explicaciones. No me suspendió pero tampoco me habló de ello -me habría muerto de verguenza si llega a hacerlo-.

Tuve profesores interinos supertímidos a los que los gamberros de clase se comían con papas. Me río yo de los cafres de la ESO. Mi clase de Primero sí que tenía cafres. Me duele recordarles, lo pasaban muy mal, terriblemente mal.

Tuve profesoras de Educación Física gritonas y algo chabacanas. Tuve algún profesor guapo pero no lo recuerdo -curiosamente no me enamoré de ningún profesor en el Instituto-. Tuve una profesora de Inglés de increíble maldad, podría contar decenas de anécdotas sobre ella, pero no quiero malgastar el tiempo. 

Profesores ancianos que ya han muerto, profesores que vinieron un año y luego desaparecieron, profesores a los que aún me encuentro por la calle y no saludo y que se conservan igual o peor. De algunos no recuerdo el nombre.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Vacaciones de septiembre (2)

La segunda vez fue en Chiclana, una urbanización junto a La Barrosa y fuimos en el nuevo coche de mi padre, que seguía siendo pequeño, de nuevo por la N-340 y con una pata de jamón junto al asiento de atrás. Pero qué catetos somos, papá, le decíamos. Hambre no íbamos a pasar.

Fue el primer verano que no trabajé, el primer verano tras acabar la carrera, yo era una mujerona de veinticinco años con el pelo larguísimo y descuidado, con las cejas sin depilar y descuidadas.  Tenía veinticinco años pero emocionalmente había regresado a los quince. Unos meses antes había roto dramáticamente con Pedro y no estaba deprimida, no, sólo tenía la autoestima a nivel de las cucarachas y, sobre todo, sólo quería ser, para siempre jamás, una chica decente. 

En la urbanización conocimos a un madrileño -se llamaba Manolo!!!- que también veraneaba allí con sus padres y su hermano pequeño. El madrileño estaba en una edad entre la mía y la de mi hermana mediana, ¿veintitres años? y se juntó con nosotras, con las tres gaditanas que iban haciendo el majara por la playa. A mi hermana le hizo tilín y se las arregló para que Manolo viniera con nosotras de paseo y a bañarse a la piscina.

Una noche salimos a tomar copas. Vino Manolo, su hermano que era un adolescente como mi hermana pequeña y un primo que salió de no se sabe dónde y era de mi edad. Un plan chachi. Fuimos a la Bodega Sanatorio y la cagamos, no es que fuera la mejor de las citas, aquella, aunque podíamos habernos divertido pero a mi me entró la neura decente. Mis hermanas querían seguir de marchuqui, pendonear un poco por la zona de Sancti Petri y yo me negué. Mar estaba en cuarentena para toda la eternidad y aunque mis hermanas me miraban con rabia, por ser una aguafiestas, yo me erguía de orgullo: os jodeis, a mi me han jodido la vida y venir a la Bodega Sanatorio me lo recuerda. Ahora os jodeis.

Fueron unas vacaciones regresivas. Fui una cría que sólo pensaba en jugar a las palas, atracarme de comida, leer -ni siquiera recuerdo qué leía-, ser MUY BUENA, no destacar, no hacer bulto, no brillar como meses antes, sobre todo, que me olvidaran, que me perdonaran.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Una pérfida, linda mirada

Es cierto, mi hermana sonreía con perfidia, esa pícara perfidia suya, cuando lograba ponerse el mismo vestido al salir de paseo. Mi madre nos hacía la ropa, vestidos a veces repolludos y otras veces etéreos e ibicencos en verano, el mismo modelo para las dos, cada verano un par o tres vestidos nuevos a estrenar. Cuando llegué a la edad del pavo ya no soportaba que mi hermana vistiera como yo y ella, que aún era pequeña pero muy lista, siempre se salía con la suya.

Mi hermana me miraba con perfidia y rabia -pequeña e inocente- cuando se acababa el helado antes que yo. Pero es que ella siempre fue una glotona y se zampaba el cucurucho en tres chupetones y yo, siempre elegante, tardaba un buen rato y la miraba con engreimiento. Mi hermana rabiaba.

Recuerdo el día que nació: para entretenerme mi tía me llevó a una velada y me hartó de montarme en cacharritos. Recuerdo estar dando vueltas en un cochecito de feria e ir pensando: tengo una hermana, tengo una hermana. Recuerdo el día que llegó a casa, la mañana siguiente o quizás la otra: era agosto y muy temprano, yo bajé al patio en camisón, mi madre me la enseñó y yo pensé, pero que fea!!! porque era morenita, canija y lloraba mucho. Le di un besito en la frente y ya fuimos inseparables.

Ahora es una mujer valiente. Una de las más valientes que conozco. Supera obstáculos con su sonrisa amplia, su mirada linda, su enorme fuerza y bondad.


lunes, 3 de septiembre de 2012

Vacaciones de septiembre

Mi padre siempre cogía las vacaciones en septiembre porque decía que se estaba más tranquilo y era el mejor mes para pescar. Como el cole empezaba en aquella época a finales de septiembre, aquel era un mes más de playa, tibio y un poco melancólico. Sólo en un par de ocasiones nos fuimos fuera, no teníamos costumbre porque tenemos la playa al lado, para qué irnos.

La primera vez nos fuimos a Almuñécar y fue el viaje típico de los 80: todos apretados en el 850, las niñas atrás sin cinturón de seguridad, tan pimpantes y muertas de fatiguita por esa N-340 terrorífica. Además mi padre llegó cabreado porque se equivocó varias veces para llegar al apartamento y mi padre cabreado era un coñazo.

Almuñecar pudo haber sido el paraíso. Yo siempre me creo grandes expectativas y en aquella ocasión fantaseé con hacerme una pandilla del tipo Verano Azul, pero del dicho al hecho va un largo trecho. Ni supe  ni tuve ganas de hacerla allí, yo en aquella época estaba pasando por uno de mis momentos más antisociales y gruñía todo el rato (además, yo pensaba que la pandilla vendría a mi por mi cara bonita, no iba a ir yo a ella).

Por las mañanas todo iba bien, bajábamos a la playa -esas playas terribles de piedra- y nos las arreglábamos para no perecer bajo las olas. O nos dábamos un remojón en la piscina de la urbanización (donde había posibilidades de hacer pandilla, todas desperdiciadas). Comíamos con hambre feroz y veíamos el episodio de Galáctica. El HORROR llegaba con el paseo de la tarde. Mis padres eran los maniáticos del paseo vespertino, joder, y yo aún era demasiado pequeña para quedarme en el apartamento sola y a mi aire.

El HORROR comenzaba cuando mi hermana mediana se empeñaba en ponerse el mismo vestido que yo, lo cual si eres casi adolescente, es el primer paso a la humillación total. Por mucho que yo montara estrategias -esperar a vestirme hasta el final, engañarla, amenazarla- ella siempre se salía con la suya y me sonreía con perfidia.

El HORROR continuaba en el paseo, porque mis padres se empeñaban siempre en dos cosas. Una, ir ellos detrás con la pequeña en su silllita de paseo y mi hermana y yo delante, no sé por qué carajo, sería para que no  nos perdiéramos. Otra, se empeñaban en animarme a jugar con amiguitos, ein? qué coño de amiguitos, si yo no era de esas (siempre aborrecí a las niñas sociables que se hacen amiguitos en cuanto llegan al parque o a la piscina).

Y el HORROR acababa con la vuelta, ya de noche, por un paseo marítimo que estaba en construcción y era muy solitario. Yo siempre he tenido miedo de pasear por esas zonas chungas en construcción, con edificios a medio hacer y aceras sin farolas. Y mis padres, niñas, id delante que os veamos. Delante!!!! Donde el monstruo te come la primera!!!

No hice pandilla, odié a mi hermana mucho, pero mucho, engordé de tantos bocatas de mortadela para merendar, me enamoré del rubito de Galáctica, me desollé las rodillas al salir del agua en la playa -terrible, de piedras!!!- y, lo mejor, leí por primera vez Cien años de soledad. Yo es que siempre fui una pedante chica solitaria.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Sin compromiso

Un tipo de tío que me da una rabia enorme es el que no se compromete y se cree que así va de guay. Hay mucha literatura y mucho cine al respecto y siempre te sacan al tipo cagándose de miedo ante el compromiso con su chica. Y a la chica te la sacan como una tía maquiavélica que sólo pretende atar en corto a su novio -con tramas así te supones te mondas de risa-. No digo yo que comprometerse sea lo ideal siempre en una relación. Lo que no aguanto es IR DE GUAY cuando optas por esa actitud. Además, esos tíos ponen de los nervios.

Tengo una amiga en ese plan. Su pareja es un huevo-pava, un tipo al que le falta un hervor. Llevan unos cuantos meses y bueno, podría parecer pronto pero a veces una lo único que pretende con el compromiso es dejar de estar tensa. La ansiedad, a cierta edad, es nefasta. Mi amiga no tiene nada de zen y el supuesto novio ya la está calentando. Ella le pregunta, nene, somos pareja o qué coño somos? Y él, con la caraja, le responde que la duda ofende, cari. Sólo eso, con todo su cuajo,y no aclara nada.Un par de hostias le daba yo al pavo.

Le dije a mi amiga que si la cosa sigue igual que le mande a tomar por saco, de verdad, yo a tipos así ni agua les daba. Esos eternos peterpanes que se creen tan molones y lo único que hacen es marear la perdiz. Y comprometerse no está tan mal, no es ponerse una cadena al cuello como nos quiere hacer creer la corriente misógina imperante. Un tipo que rehuye el compromiso -pero sigue follando con una- es un inseguro y un cobarde de mierda. Comprometerse en una relación es una actitud valiente, de tío machote que no elude responsabilidades amorosas y de convivencia. Y si luego resulta que no, que te equivocaste y la relación falla y no va y es un rollo, pues joder, se es adulto y se da marcha atrás, pero al menos se ha intentado. Que el que no se arriesga, no vive.