lunes, 31 de mayo de 2010

El arte de ser pava

Aquí donde me ven, tan chula y tan pedante, soy una pava integral. Siempre lo fui, nací con ese estigma, es hereditario. Mis hermanas son pavas y mi madre, a sus años, sigue siendo una pava supina. Me gustaría saber de qué bisabuela o tatarabuela nos viene, porque seguro que viene de casta, es como un pálpito que tengo.

Yo lo llevo con dignidad. Nunca me verán dando grititos o haciendome la niñita. Yo me trago mi pavura cuando las circunstancias lo exigen. Soy más bien de tipo "pava a la que no se le nota". Aunque eso ha sido con el tiempo. En el cole se me notaba más y pertenecía al grupo de las lacias. Para mi era un sufrimiento, porque en ese grupo había niñas terriblemente más lacias que yo. Puse todo mi empeño en separarme de ese grupo: me metí en el equipo de balonmano, salía voluntaria en exposiciones orales, cantaba en público -a pesar de no ser ya la niña prodigio-. Pero siempre me ponía colorada. Era horrible. Yo salía voluntaria a lo que fuera -hasta fui delegada de curso un año- pero era sentir miradas clavadas en mi y ponerme instantaneamente como un tomate.

Cuando una se pone colorada aumenta el grado de pavura, la gente te dice Te has puesto colorada y ya una no sabe cómo arreglárselas. A veces, antes, me indignaba, Colorada, ¿yooooooo? y otras me hacía la loca. Yo creo que soy pava porque soy una tímida de manual. Cuando me pierdo en una ciudad nunca pregunto las direcciones. Ello me lleva a empezar a pavonear, porque deambulo por un lado y otro con cara de saber lo que me traigo entre manos y una verguenza enorme por dentro.

Con E. me sale la pavura, pero eso es buena señal. Significa que estoy relajada. Al principio yo me comportaba toda digna y estupenda.La pavura me fue saliendo con el tiempo. Ayer tarde me puse superpava. Él no sabía bien de qué iba la cosa. Yo le confesé que me latía el corazón y estaba nerviosa. Era simple pavura. Los síntomas son balbuceos y una tendencia irrefrenable a sesear. Hablo fina. El amor atonta, eso es cierto. A mi me vuelve más pava de lo normal.

jueves, 27 de mayo de 2010

Series míticas: 2

Yo, Claudio.

Tenía dos rombos, creo yo, pero no se cómo me las ingeniaba que me chupé la serie casi entera en la época que la estrenaron en nuestra tele. Serían los primeros ochenta, porque yo vivía en el piso del Centro, en EGB estaba seguro, asi que yo tendría unos trece o catorce años. Una chavalina.

El único capítulo que me prohibieron fue el de Calígula, cuando se vuelve loco del todo y asesina a su hermana. No se yo cómo mis padres sabían lo que iba a pasar. ¿Avances de la serie? ¿El Teleprograma? El caso es que lo prohibieron muy seriamente lo cual no quitó que mi madre, al día siguiente, me contara con pelos y señales lo que ocurrió en el capítulo.

Además, qué tontería. El capitulo realmente fuerte fue aquel donde Mesalina hace la apuesta con la prostituta más famosa de Roma. Aquel capítulo me dejó toda trastornada: fue la toma de conciencia de que existían los gang bangs en la Historia. Me tuvo mucho tiempo cavilando aquel capítulo... y su desenlace, con la pobre Mesalina decapitada.

El caso es que, con la excusa de que era una buenísima serie, basada en oscuros momentos de la Historia de Roma, me la vi casi entera sin que mis padres me mandaran a aburrirme a la cama. Y disfrutaba comentándola con mi madre. Ella se horrorizaba de tanta perversidad y cabeceaba asi con la cabeza, hay que ver, que gente... decía. Mucho tiempo después me devoré la novela de Robert Graves y luego se la presté a mi madre. Constatamos que sí, que Calígula se había vuelto majara y que Mesalina perdía la decencia y la cabeza. No fueron imaginaciones nuestras.

martes, 25 de mayo de 2010

La imagen que muestro

Querer agradar a toda costa debería estar prohibido. Porque cuando se desea ser agradable a los ojos de los demás se puede caer en múltiples pecados. Autocomplacencia. Necedad. Sobre todo, hipocresía.

A veces no deseo ser agradable y me entra un bulle-bulle antipático por el cuerpo. Es, como digo, una sensación antipática.

Qué ven los demás de M.? (Y no hablo de la red, que 1º, ofrece una imagen simple y absolutamente parcial de la gente y 2º, no es válida para mi, que no poseo un perfil muy público que digamos)

Qué ven los demás? Qué ve mi famila? Qué ven mis amigas? Qué ven mis compañeros de trabajo? Qué ve E.?

Cada uno, una parte y ni siquiera la suma de cada parte ofrecería el cuadro completo, lo cual es justo, porque todos tenemos nuestros rincones secretos. Las partes que no deseamos que vean, por no desagradar. O las partes que mantenemos ocultas, por seguridad, por placer, yo que se.

A veces me sorprende aparecer ante los demás de una manera que no era la proyectada. Parecías tan ... (ponga cualquier adjetivo, que seguramente será el incorrecto). Pero es estúpido pensar en ello. Con conocerme yo, debería bastar.

lunes, 24 de mayo de 2010

Anatomía

El año pasado yo no tenía ciática. Ahora hablo de mi ciática y por las mañanas, cuando me duele estar sentada al desayunar, me tomo mi Zaldiar. Es muy patético, tomar pastillas con el desayuno. También levantarse de una silla desriñonada y doblada como una alcayata. Empiezo a hablar de mi ciática a troche y moche!!!! Eso el año pasado yo no lo hacía.

Me puse el bikini y me descubrí blanca. Me puse la protección más alta. Yo siempre me pongo la protección más alta, nunca consigo ponerme morena, morena. También me fijé en mi barriguita. Escribo barriguita porque me niego a poner barriga. (Yo no tengo barriga!!!!! Nunca tendre barriga!!!!) Pero el caso es que sobresale un poco, no estoy lisa como una tabla y hay vestidos que no quedan tan bien como antaño -mi madre me dijo que usara con ellos bragas con refuerzo, arggg-. Por tanto hoy me compré leche desnatada y especialka, para cenar eso hasta que pierda tres kilos por lo menos. Lo malo es que mi hermana empezará con el pitorreo.

El pelo. El miércoles ya voy a la peluquería. Le dije al peluquero: tinte y cortarme un poquito las puntas. Sólo un poquito porque ya llevo mucho tiempo asalvajada. Ya llevo mucho tiempo manejándome bien con el pelo largo y los días del pelo corto se fueron para no volver. Los potingues del pelo ya forman parte de mi vida cotidiana. Esa frase odiosa de "mejor llevo el pelo corto que es tan práctico" también se fue para no volver. Qué frase estúpida.

Mi pobre uña del dedo gordo de mi pie izquierdo. Pobrecilla, se murió de un golpe y ya no crece. Es media uña y queda muy rara en medio de la enorme protuberancia que es mi dedo gordo. Me pinto las uñas de los pies de rosita claro, yo creo que no quedan muy mal y ya me estoy poniendo las sandalias romanas. Ya no tengo complejo de pies feos. A la mierda el complejo. Mi enorme cuarenta y uno -si, tengo un cuarenta y uno porque cambiaron el tallaje- ya no me acompleja como antaño.

Defectuosa pero con propósito de enmienda (zaldiar, especialka, peluquero, esmalte de uñas), mi anatomía me resulta extraña. Realmente por dentro voy flotando.

viernes, 21 de mayo de 2010

Guiris en la playa



Los guiris en la playa me han provocado muchísima ternura. Eran varias familias, y, lo confieso, no podía dejar de mirarles. No se si fui descarada. Son los genes de la abuela, que era tan mirona. Yo no podía dejar de mirarles.


Estaban más morenos que yo, absolutamente todos. Supongo que llevarían varios días al sol, aguantando levante por un tubo. Un grupo llevaba por lo menos siete críos, un bebito de meses y peques de todas las edades. Una madre era morena y delgaducha, la otra rubia y de rodillas regordetas -como las mías-. Un padre era flaco y de pelo castaño, el otro era un gigantón alopécico. Era el que más bulla metía, correteaba a las niñas por la orilla, se dejaba enterrar en la arena mojada -y estaba fría el agua condenada-, hacía castillos... Yo me agotaba solo de mirarle. Me prendaron aquellos guiris alemanes. Me los crucé varias veces y les reconocía siempre gracias al gigantón. Hasta sus vocales y consonantes germanas eran gigantonas.


En el otro grupo eran cuatro: padre, madre, niños y niña, bellísimos, perfectos, valhallianos. Envidiables. El padre, joder, qué bueno estaba, tenía un vozarrón alemán endiabladamente seductor. La madre era rubia y elegante, hasta bebiendo a morro de una botella de Té al Limón del Mercadona era elegante. Los niños, un calco de ambos, livianos, sutiles, delicados. Tenían narices afiladas, cabello lacio y brillante, eran teutónicamente esbeltos. Lo único que me molestó fue no entender ni papa de lo que decían... para una cotilla de primera eso es infernal.


Se les notaba lo faltos de sol que están. El día era de puñetero levante, la arena picaba con mala leche, metías los pies en el agua y te quedabas pajarito... pero ellos tan campantes en la playa, correteando, hasta el bebito de pocos meses estaba tan ricamente, sin viento que le molestara. En fin, que daba gloria verles.


Al anochecer me crucé con la rubia elegante. Llevaba un vestido negro y taconazos y caminaba como una ondina. Me puse detrás y me erguí para imitarla, pero yo no llevaba tacones y si mi ciática impertinente. Norte versus Sur, yo soy así de patética, qué envidia me provocaba la rubia.




Doble llave

La doble llave es un refugio en la llanura.

Ahí cabe todo el queso del mundo.

Dentro de la doble llave podemos echarnos a dormir (después de matarnos a polvos) y dejar ese levante tan pesado fuera.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Series míticas, 1ª parte

Poldark.

No hubo una serie como Poldark. La culpa la tuvo mi amiga AB. Yo fui un día al cole y me la encontré entusiasmada. Mi amiga AB cuando se entusiasma por algo se pone muy pesadita y no para. Esa mañana no paró de hablarme de la serie nueva de los Grandes Relatos, blablabla y declaró a los cuatro vientos que estaba enamorada del protagonista.

Yo también me enamoré de Ross Poldark. Mi amiga AB y yo compartimos el amor por él. Era muy reconfortante, describir sus bondades y virtudes a duo. Esa coleta dieciochesca. Esa rudeza de caballero inglés que va a contracorriente. Y esa cicatriz. Podíamos hablar horas acerca de la cicatriz.

Fue apoteósico cuando por fin se descubre enamorado de Demelza. Fue un alivio. Demelza se lo merecía, la pobre Demelza, que era una bestezuela y se convirtió en dama. Y cuando cae en brazos de Elizabeth, qué tragedia. Odioso. Odioso Warleggan y el clérigo gordo... Al día siguiente de cada capítulo, AB y yo teníamos tela para contar. Nos sentábamos en el portal de mi casa y teórizabamos sobre la importancia de ser atractivo y no guapo. Las dos le dábamos muchísima importancia al atractivo y despreciábamos a las niñas que preferían a los tipos guapos sin sustancia -las niñas de mi clase tenían pegatinas de Leif Garret y de Iván-.

Me compré la colección entera de novelas de Poldark. Las páginas ya están amarillas, me las leí cuatro veces como mínimo. Son siete tomos. Cualquier día le pego otro repaso.

Mi amiga se compró la serie en DVD. Yo esas cosas no las hago, tengo mis manías a la hora de comprarme series míticas. Ya no me parece tan guapo, mi pobre Poldark, y no es cuestión de derribar mitos a diestro y siniestro.




martes, 18 de mayo de 2010

Los abuelos más maravillosos del mundo

Yo tuve la bendita fortuna de disfrutar de mis cuatro abuelos, como puse ayer. Mi abuelita paterna es la que antes se fue, tan frágil y blanca. Mi padre dice que me parezco a ella, era huesuda y tenía mal genio, pero a mi me quería con locura. Vivía en una casa con patio de vecinos, tenía tres gatos y guardaba un cajón lleno de cómics de mi padre, de El capitán Trueno, de Roberto Alcázar y Pedrín y cosas así. Ese cajón de cómics era mi delirio.

Mi abuelo paterno tenía un barrigón y una calvorota brillante. Me llevaba al parque a echar de comer a las palomas. Desmigaba con mucha paciencia el pan duro y llenaba una bolsa. Cuando enviudó se vino a vivir con nosotros a casa, era alegre y le gustaba el tintorro. Se echaba el porrón y me encantaba ver como aguantaba largo rato con la boca abierta, tragando. Pero enfermó y su carácter se fue agriando. Aún sueño con él, caminando con el bastón, casi sin hablar, su presencia fantasmal... no me perdono todavía no haberle cuidado más, haber estado pendiente de él, haberle mimado más.

Mi abuelo materno era flaco, todo huesos, tenía el pelo blanco. Tenía una motillo campera con la que iba a sus avíos y cuando llegaba a casa siempre me traía un regalo. Yo era su niña mimada. Me compraba Mortadelos y cajas de galletas surtidas, las de Guetara de toda la vida. Me hizo un columpio de hierro para el patio, me dijo que me haría una piscina, me hizo una sillita de enea. De joven fue un vividor, pero bebía los vientos por mi abuela.

La abuela más maravillosa del mundo la disfruté 33 años. Hacía el mejor puchero del mundo, hacía callos y caracoles al poleo, su casa era el centro de mi vida, cada sábado pasaba el día con ella, era el motor de la familia. Era energía pura y una descarada, una deslenguada y una verduscona. Era mi abuela gordita y cuida de nosotras, de mis hermanas y de mi.

Llevo cosas de los cuatro: las manos y el genio fuerte de mi abuelita paterna, la cabezonería del abuelito paterno, las ganas de vivir del abuelito materno y la energía -y lengua procaz- de mi abuela gordita.

lunes, 17 de mayo de 2010

Niña prodigio

De haber nacido en Madrid, en el año 67, yo habría sido niña prodigio. Estoy segura, pues no era yo graciosa y el ángel que tenía. Además yo era rubita y de cachetes gordos, simpatiquísima, superpresumida. Una querubina, vamos. Hasta los cinco años fui la única niña en una familia de adultos: mis papis, mis abuelos -los cuatro, benditos sean-, mis titas y mi tito. Me llevaban todo el día de acá para allá y no salí una niñata mimada porque Dios no quiso.

Mi tita L., que entonces debía tener veinte años y era superguapísima, con su melena negra, me sentaba todas las tardes a su lado y me ponía discos. Sobre todo me ponía a Marisol, a Manolo Escobar y a Karina. También me aprendí una canción que decía Manda rosas a Sandra, que se va de la ciudad... , que me flipaba porque imaginaba una gran ciudad cubierta de rosas.

Pero mis especialidades eran tres:

1. las sevillanas de Manolo Escobar que decían, No me gusta que a los toros te pongas la minifalda. Además, la bailaba en un estilo libre y gitano, en plan arrebatao.

2. la canción Pueblo mío de José Feliciano, que me permitía dar rienda suelta a mi faceta melodramática. Cuando llegaba a la parte de y una niña de mi pueblo llorará, menudos hipidos pegaba yo.

y 3. aquella de Jeannette, Soy rebelde, que además la tenía versioneada al japonés. A mi me decían, niña, canta Soy rebelde y yo preguntaba ¿en español o en japonés? y la gente se partía de risa.

Cuando mis padres me llevaban de visita siempre se formaba un corrillo a mi alrededor. Vamos a escuchar a la niña, decía la gente. Y según viera yo a mi público, cantaba en plan gitaneo o en plan drama, pero siempre, siempre era un éxito. Menuda era yo. La pena fue cuando crecí. Ahí si que más dura fue la caída. Crecí, me salió bigote, me pusieron gafas y me transformé en la niña más larga y desgarbada de mi clase. Perdí toda la gracia, la diosecilla bajó a tierra y bien que me lo remachaban: es el sino de todas las niñas prodigio. Menos mal que no nací en Madrid.

(Ella, la verdadera Diosa, se cumplen diez años)

viernes, 14 de mayo de 2010

Diferenciales

Cuando de tu calor me acuerdo
me compro una barra de hielo
la abrazo como si fueras tú.
En el sur tenemos la sangre caliente. No es un tópico. Yo soy gesticulante y tremendista. Me da la llorera con nada. Me se arremangar y tirar pa´lante, como hacía mi abuela, que daba gloria verla arremangarse.
Menja cunissets i flors
i duu un vestit amb farbalans
Me da cosa resultar cargante, con E. , Él bromea sobre los Mártires del Compas y el flamenquito. Dice que somos muy diferentes. A veces no entiende ni papa cuando le hablo. Mis shaquetong y mis haches aspiradas le hacen gracia. Pero lo que no quiero es resultarle cargante ni demasiado grasiosa.
Ay tú no me miras
ay tu no me amas
tu te metes adentro
como una puñalada
De Él me pone su forma de pronunciar y su cartesianismo. Me pone muchísimo porque es tan diferente a mi. Bailaré una rumba para Él y me muero por ver su cara mientras le meneo las caderas y me arremango la falda. Me pone su cara seria y cuando sonríe... tiene una sonrisa, menuda sonrisa.
i mira i calla i riu com els sabis
i et marca amb el pintallavis
i se´n va pero no desapareix
Cuando le escucho hablar en catalán literalmente me derrito. ¿Seré fetichista del idioma? Cuando me canta la canción de Marc Parrot, a la presente se le saltan las lágrimas de tontuna. Pronuncia cartesianamente y es capaz de imitar mis haches aspiradas.
Cuando sopla el levante
se arrugan las frentes de los amantes
A mi el levante me revuelte y me trastorna. Me gusta cantar y me gusta hacer teatro. Yo habría sido tonadillera. Yo no se amar con etiquetas ni se poner barreras ni límites a mi pasión. Somos muy diferentes y eso, a mi me vuelve loca.


jueves, 13 de mayo de 2010

Más perdida que el barco del arroz

El caso es que no sabía qué escribir. Me venían rametazos de inspiración, zas, zas, pero nada. O tópicos como un castillo o paranoias tontas. Lo cierto es que sigo así, ni chicha ni limoná, y es una puñetera sensación porque escribir es un vicio y cuando ya llevo tantos días en dique seco, blej, entro en síndrome de abstinencia.

Tengo una entrada en stand-by, la verdad. La empecé ayer tarde, la dejé en el cajón de editar y la he intentado pulir hace un ratito, pero no me termina de convencer por lo de siempre: me sale metafísica barata y no, tan bajo no. Así que he optado por el camino fácil: escribir sobre mi falta de inspiración. Una salida bastante patética pero que me permite frivolizar y recuperar el tono simpaticón que a mi me gusta.

Pero no se si le pillo el punto, porque la idea es:

1. reírme de mi misma
2. dar un poco de vidilla al que me lea

que se compendia en: ole yo, qué lista y qué simpática he salido.

El caso es que no se si se cumple el objetivo porque he entrado en la dinámica de no escribir sólo para mi sino para Ti y claro, quiero brillar como el sol y hacerte reír. Quiero que presumas de mi y presumir yo también (de Ti). Quiero entretenerte con chorradas y ser la más zorra/pedante/vanidosa y culta de la blogosfera... y al final, con tanto propósito ambicioso, me ciego, me ciego y quedo más perdida que el barco ese.

Como siempre, vanidad pura. Pero es lo que me sale, porque es lo que hay (porque hay besos, sobre todo hay besos y lo que eso significa).

viernes, 7 de mayo de 2010

No es justo George R.R. Martin


No es justo. Después de horas y horas de infinito placer me deja usted en la estacada.

Cuatro tomacos, cuatro. Pasó el invierno y medió la primavera. Me acompañó en mis desayunos y antes de dormir. Sus criaturas han convivido conmigo largo tiempo, a algunas las he odiado infinitamente, a otras las lloré.

Y ahora usted me deja en la estacada, sin posibilidad de saber, ¿por cuánto tiempo? qué será de Brienne de Tarth y de la malvada Reina Cersei. Y qué carajo pasó con Tyrion. O si Theon Greyjoy sigue vivo en el castillo de los Bolton.

No es nada justo. La espera será muy larga.

martes, 4 de mayo de 2010

En la Feria

Ayer la amiga de una amiga que yo no conocía de nada hasta hacía unas horas me dijo que me parecía a Luz Casal. Pedazo de subidón. Yo no me parezco a Luz Casal pero ella, la amiga de una amiga, me afirmaba que aunque no me pareciera en la cara, sí que le daba un aire. Subidón, subidón.

Estábamos en la Feria de Jerez, que es una Feria bonita, bonita, y estábamos en la fase de la exaltación de la amistad -fase que, gracias al cielo no llegamos a superar y nos mantuvimos en estado de pundonor y honorabilidad-. Así que la amiga de una amiga que yo no conocía de nada me soltó aquello y yo me puse crecida. Es lo que pasa, que en las reuniones yo tiendo al despiste y a la discreción. Bailo y bebo pero siempre ando un poquito ida y no me entero de la misa la mitad. Me creo bastante grisácea, así que que te digan -y más una mujer- que te pareces a Luz Casal, jo, es ponerte la autoestima como la torre del Nidoriyama.

Te amo, joder ya. Eso es lo que tiene sentirse guapa. Eso es lo que Tú me haces a diario. Salgo a la calle guerrera, me como el mundo. Te amo, joder, ya. Y besaré el suelo por Ti.

domingo, 2 de mayo de 2010

La insoportable batallita de mi Comunión

En la parroquia del mi barrio están de comuniones. Las niñas van calle abajo muy repipis, la familia las rodea y forman una especie de escudo protector de su virginal pureza, etc. etc. Yo me asomo a la ventana a miquear, me encanta ver quién va más repipi y quién más hortera.

Mi Primera Comunión fue horrorosa, casi entera, sólo al final del día me lo pasé bien. El vestido era repipi, como debe ser, aunque no llegaba a muñeca repollo. Me lo hizo mi madre, que es costurera y me tuvo tardes interminables de pie, para probármelo. Es insoportable probarse, con los alfileres y mi madre dando el coñazo que si la sisa y la manga y el dobladillo. Además, llevaba un casquete, que se llevaban en esa época. Cosa más horrible, el casquete, todas las niñas de mi clase lo llevábamos.

En la iglesia me puse junto a la compañera que me asignaron, que era mi amiga íntima de segundo. Joder, en esa época se hacía la Comunión con siete años, yo me confesé con siete años, flipante -pero eso merece otro post terapéutico-. La maestra estaba histérica, que asco de maestra de segundo, era una vieja agria como un limón. Y el cura, no he visto cura más borde y más saborío -merece el post del confesionario-. La única que se salvaba era mi amiga de al lado, porque el resto de niñas de mi clase eran o pavas o directamente cabronas.

Lo pasé fatal toda la misa porque se me metió en la mollera que si dejaba de mantener las manos en posición de rezar -obsérvese la foto- iría al infierno. Tenía siete años. Me pasé todo el rato agobiada entre la posición de las manos y no meter la pata a la hora de comulgar. Corría la leyenda urbana de que si mordías la hostia ibas al infierno. También estaba obsesionada con no cometer pecado mortal antes de comulgar, el pecado rondaba en cualquier esquina y era imprescindible ir pura a la comunión. Cuando comulgué se me olvidó rezar, estaba despistadísima. Cuando reaccioné y me arrodillé en el reclinatorio quizás ya era demasiado tarde; al infierno de cabeza. Siete años, coño ya.

En la salida me hicieron muchísimas fotos. Tengo el album aquí delante. Mi madre no paraba de ponerme bien el pelo. En una foto salgo con Manolito, el niño que me gustaba. Fue lo más emocionante de la tarde. Lo malo de la sesión interminable de fotos fue que mi hermana, que estaba celosísima de mi, se empeñó en quitarme protagonismo y no me dejaba salir sola. En todas las fotos sale ella conmigo y en una sale con el morro puesto, porque quería mi rosario, y hasta ahí podíamos llegar, leñe con la niña mimada.

Lo único realmente bueno del día -aparte de Manolito- fue la merienda, en casa de mi abuela, con tarta y chocolate. Me quitaron el casquete y me puse despiporrá. Mi hermana tambien se despiporró y dejó de someterme al marcaje, la muy envidiosa. En la merienda no estaba Manolito, pero si estaba invitado Paquito, que era un vecino que me gustaba menos pero que a falta de pan buenas son tortas. Jugamos y como yo iba de largo, hice de princesa. Mi hermana, que se había atiborrado de tarta y yo creo que estaba ya cansada, me dejó ser la protagonista por una vez.