miércoles, 26 de febrero de 2014

Este pueblo

Mi pueblo tiene muy mala fama. Cuando lo nombras, mucha gente piensa en cosas chungas, esas que a veces ponen en Callejeros. Conozco gente que maldijo su suerte cuando en un concurso de traslados le asignaron mi ciudad. Este antro de delincuentes, droga y marginalidad.

Mi pueblo siempre tuvo muy mala suerte. Destruido hasta los cimientos hace un buen puñado de años. Renacido y vuelto a caer, gracias al desarrollismo y la codicia. Un pueblo que tuvo bonitas calles, vistas al mar y playas que eran la envidia de la comarca. Ahora a veces paseas y piensas que maldito pueblo de mierda.

Conozco mucha gente que ha vuelto, yo misma he vivido fuera y he vuelto. Este pueblo de mierda te atrapa. Conozco gente que vive fuera y echa pestes de él, pero también lo añora. Terriblemente. Todos echamos pestes de este pueblo apestoso, pero bendito sea. No conozco a nadie de aquí que en realidad llegue a odiarlo

Hoy creo que en este pueblo todos estamos tristes. Lo he comprobado en facebook y en la prensa. Todos nos dolemos de la muerte de Paco de Lucía, nuestro paisano. Joder, era joven aún y era grande, era mítico, era un genio y un tío sencillo y buena gente. Lo dicen en este pueblo, que es cainita como el que más, pero a Paco de Lucía se le adoraba aquí. Y nos duele mucho, mucho haberlo perdido, tan pronto.


viernes, 14 de febrero de 2014

BDSM romántico

BDSM y romance no casan bien. Idealizar el amor que te une a  Lord X ya es un error. Si además, idealizamos a ese ser que llamamos Amo, le adornamos de todas las sublimes cualidades que nos enamoran y soñamos con la vida sumisa perfecta a su lado, entonces ya vamos peor que mal. Fatal.

Las sumisas románticas son un error, caer en el romanticismo en una relación BDSM es error. Idealizar es cometer errores uno tras otro. Claro que sólo hablo de sumisas, porque es el terreno que conozco (ya otro que escriba si le place de otros roles) y se cómo fluye el laberinto de los romances BDSM. Haya Amo o no lo haya el caso es que  mantenerse eternamente en el plano del BDSM rosa nunca lleva a la felicidad. Esa por la que suspiran todas las románticas.

El Dominante no es un ente ideal. Es la frase de perogrullo que todas las sumisas dicen. Pero puede olvidarse cuando aparece el candidato a enamorar. Llega el Amo Ejemplar y se olvidan todas las precauciones. El Amo Ejemplar nunca es inseguro, nunca duda y siempre tiene un plan. No se tira pedos. Nunca pichafloja. Una nunca se aburre a su lado. Y siempre la tendrá a una a sus pies porque él siempre manda. Nunca se cansa.

He ahí el gran error de la sumisa romántica: confía en el BDSM  y confía en el Dominante varonil que dará sentido a su vida. No tiene ojos para otros ni para otros tipos de relaciones, se obceca en un decorado de cartón piedra que ha visto en pelis y leído en libros (empezando por la temible Historia de O y terminando con las 50 sombras). Construye un palacio cristalino y puro donde el BDSM asegura felicidad eterna y donde el Amo da refugio y calor. Y eso yo solo lo he encontrado sugerido en los cuentos. Lo de vivieron felices y comieron perdices.

Usar el BDSM para dar sentido a tu vida lleva al desastre. El Amo nunca es la solución de los problemas ni el superhombre que pondrá orden en tu existencia. Queda muy bonito todo ese rollo de entregarse, muy romántico e ideal, pero es de mentira. Puedes entregarle a la persona amada todo el amor y el afecto que seas capaz, pero no se debe ser la gilipollas que lo hace sin pedir nada a cambio. Queda muy bonito y heroico pero no es honrado. Entregamos porque queremos un Amo varonil que nos de la vida que no tenemos. O que no nos parece suficientemente buena. O que somos incapaces de construir solas.

Hay que leer menos historias románticas, poner menos corazoncitos al blog y darse baños de realidad. Porque la realidad puede ser fea pero es un material con el que se puede trabajar. O reformar si no termina de gustar. Hay que usar el BDSM, no vivir por él. Explorar, divertirse. Aprender a identificar los momentos de disfrute. Olvídarse de todas las normas BDSM que una se encuentra en internet, construir la propia relación BDSM divertida. Light o dura da igual, el BDSM lo hago yo. Y si es con alguien que se ama (de verdad, no utopía) al lado, genial.

sábado, 8 de febrero de 2014

Mi tugurio preferido

Sólo he tenido un tugurio preferido en mi vida, fue hace mucho y duré en él un par de años. Soy una inconstante, además de insociable, y tener un garito preferido al que acudir  cada noche (casi cada noche!!!) es para mi como una proeza. Yo lo buscaba, quería tener un lugar donde acudir, un sitio fijo donde encontrarme a los de siempre, un punto de encuentro, un lugar de referencia, un antro donde sentirme parte de algo.

Lo encontré en un laberinto de calles y siempre llegaba a él por azar. Estaba muy cerca de mi piso. Una plaza y varias callejuelas que desembocaban en otra plaza, más callejuelas, cada noche deambulaba con poca esperanza de llegar -siempre, siempre me perdía-  hasta que antes de doblar la esquina me llegaba el sonido de la música. Era incapaz de memorizar el lugar exacto del mi tugurio favorito. Porque siempre llegaba de noche, porque siempre llegaba envuelta en expectativas.

En aquel garito ponían mucho jazz y mucho blues, casi siempre música tranqui que te dejaba charlar, pero los fines de semana se ponían cañeros y le daban al rock radikal. Era una pasada de bareto. Ya se imaginarán a la peña. Éramos la élite revolucionaria de la ciudad y yo flipaba de formar parte de aquello. Yo acudía casi cada noche sola y a veces pasaba un buen rato sin charlar con nadie, nunca quedaba, siempre iba mi aire. Me pedía un botellín y me acercaba al grupo de turno. Poco a poco tuve el sello de habitual y pegar la hebra era cada vez más fácil.

Los días tranquilos te sentabas dentro, en unos bancos de madera. Era un antro acogedor lleno de carteles que no recuerdo, sólo la añoranza de humo, semioscuridad y Javier Ruibal de fondo musical. Los fines de semana aquello se llenaba -se ve que radikales éramos muchos en la ciudad- y lo mejor era quedarse fuera, en el callejón, apoyados contra la pared, canutos rulando de mano en mano. De vez en cuando te topabas con alguna rata que salía de entre la basura. Recuerdo que al final el callejón había una tienda abandonada, un cubil de bichos.

En aquel garito conocí a Jose el carismático, le eché el ojo en el minuto cero porque era el tipo más guapo del lugar. Tuve la fortuna de que, con el tiempo, se acercara a mi -con el pretexto de mi obra de teatro- y joder qué felicidad. No era un habitual pero cuando aparecía me alegraba la noche. Allí todos íbamos igual: nuestras chupas viejas, vaqueros elásticos y camisetas con mensaje. Una noche Jose apareció de traje y corbata y fue el gran bastinazo. Ya digo que era un carismático.

Dejé de acudir al garito sin previo aviso. Es mi estilo. Tenía mis motivos, motivos muy razonables aunque estoy segura que todos pensaron que era una incoherente y una veleta. Dejé de acudir y dejé de ver aquella gente que pensé, durante un tiempo, era mi gente. También a Jose. Desde entonces no he vuelto a tener un lugar fijo, un clan. Ni falta que me ha hecho.

jueves, 6 de febrero de 2014

El bigote de las pavas

Ahora se escribe mucho sobre la no-depilación y hasta las revistillas femeninas traen estos días artículos sobre el tema. Ay cuando las revistillas femeninas se empeñan en crear tendencia. Pasará como aquello del Dukan, que TODAS se empeñaron en hacer la dieta y dieron la brasa días y días con el puñetero pan de salvado. O centeno o algo así.

Pues ahora lo mismo.

Yo soy de las que se lo depila TODO, pero no voy a escribir un post pesadito justificándome. Andar por la vida diciendo por qué haces ésto o haces aquello es de un infantilismo brutal. Si me viene al pelo el tema para hablar de mi bigote, del que aún no he escrito nada y se merece un bonito post rememorativo.

Yo tuve bigote hasta que acabé COU. Aquel verano antes de empezar la carrera me lo quité por primera vez, sucumbiendo a la presión. La mejor etapa de mi bigote fue Tercero de BUP, no se por qué coño ese curso mi bigote me traía obsesionada. Supongo que me hacía mayor sin querer.Yo era una pava y el bigote sumaba puntos. Cierto que había otra niña, la pava número uno, con un bigote que daba más cante porque tenía la piel más blanca y resaltaba su vellito negro. La chusma de Tercero no tenía piedad con ella. Que me hablen a mi de bullying, aquella dulce pavita número uno, con su ropa anticuada, era carne de cañón. Yo me escapaba a veces de la cacería por los pelos. Y porque era más guerrera y si había que mandar a alguien al carajo porque me tocara mucho los ovarios, yo era capaz de hacerlo Pero cuando la chusma estaba calentita, mi bigote también era objetivo fácil.

En COU, lejos de aquella gente y con un grupo de clase apañadísimo, dejé mi bigote fluir en libertad y sin problema. Sólo una gilipollas de otra clase, que se nos pegaba a AB y a mi en las horas que hacíamos rabona, me molestaba a cuenta del bigote. Hacía esos chistes facilones sobre afeitarse y tal. Una imbécil que años después se puso fofa y asquerosa. Aún así, mi bigote no me daba demasiados problemas pero estoy segura que tuvo parte de culpa con mis fracasos amorosos de aquel curso. JC, el chico que se parecía a John Lennon  nunca quiso ser mi novio. Y JJ, el que me recordaba a Martín Romaña, tampoco quiso ser mi follamigo. Un año tremendo que demostraba yo no era físicamente atractiva. ¿Por culpa de mi bigote? Puede.

Mi bigote desapareció por presión genital. Fue quitármelo y perder la virginidad. Las cejas peludas aguantaron un buen puñado de años y, curiosamente, fueron años de éxito amatorio. Y eso que me veo en fotos de entonces y abomino de esas cejas tan gruesas. Curiosa la atracción. Curioso el deseo.

lunes, 3 de febrero de 2014

Diseccionando a Lord X

Lord X en su fiesta ideal
Los blogs de dominantes muy perversos son una delicia donde perderse. Son un manual del estereotipo. Haga usted una lista con todos los estereotipos de dominante malote y ahí te encuentras el blog de Lord X, o Amo X, así con letras bien rojas, como de sangre derramándose. Al igual que los blogs de sumisas románticas están llenos de corazones, los blogs de amotes malotes  tienen un buen puñado de detalles que son muy cuquis y absolutamente adorables.

Son de fondo negro, que es un no-color que da prestancia. Y ya se sabe lo elegante que resulta. La idea es que te pones a leer un blog de Lord X y te lo imaginas vestido de traje y corbata, tras su mesa de despacho y en plan tiburón de las finanzas. O también cabe la posibilidad de imaginárselo con traje de etiqueta en una fiesta tipo Eyes Wide Shut, que es el no va más de la fiesta BDSM con clase.

La letras son rojas (= sangre). (sangre del látigo que saben manejar superbien).

Abundan las frases subordinadas, que denotan dominio de la gramática. Con lo difícil que es componer textos con subordinadas a todo pasto, los Lores dominantes dominan la gramática que da gusto. También la adjetivación colorista y sustantivos del tipo "pasión" , "deseo" y tal. En rojo, claro.

Escriben poemas. Y prosa poética, que es el no va más del refinamiento literario, lo cual está muy bien, Dios me libre de criticar a los poetas. Sobre todo a los poetas que buscan follar, que ya se sabe que de toda la vida ha sido el objetivo número uno de los poetas. Follar o ganar dinero. Las dos cosas.

Ponen fotos de gente follando, de pollones grandes y modelos con liguero que besan manos de Amotes elegantes. Nunca fotos personales, donde se vea la realidad de Lord X, ese misterio, que no hace falta que ponga el careto, sólo una foto de su (presunto) pollón o de su torso varonil. Pero ellos prefieren mantener su oscuro secreto.

También ponen fotos de sesiones con modelos, donde sale la sumisa (modelo) encadenada, atada, esposada con estilo y sin un michelín al aire. No sesiones reales con sumisas reales (esas ocho o nueve que han tenido el privilegio de pasar por Sus manos) porque hay que mantener el enigma y que las sumisas románticas se pregunten cómo será sesionar con Lord X, ese árbitro de la distinción.

En su frases subordinadas meten, como quien no quiere la cosa, vocablos soeces, porque la elegancia no está reñida con la pasión salvaje. Un relato erótico no es bueno si no tiene sus "puta", "zorra", "perra" bien empleados, que calientan mucho a las sumisas de mente calenturienta (que somos todas).

Y, por supuesto, hablan de si mismos en MAYÚSCULA, dadas las altas esferas donde se mueven y el respeto debido. Las sumisas románticas beben los vientos por Sus mayúsculas, por Su verbo poeta y por esas letras rojas que prometen todo tipo de placeres sádicos. Que ya sabemos que las sumisas románticas reniegan del dolor, pero las muy pillas en el fondo lo están deseando.






domingo, 2 de febrero de 2014

Mar en invierno


Hasta ayer este lugar era Mordor, frío, gris y desapacible. Hoy, una tregua y todo el mundo ha salido a tomar el sol. El sol que brilla en el agua calentaba de veras y podías estar un rato en camiseta. El sol reflejándose y el agua plateada, dolía mirarla. Allí,  tan cerca, el otro continente inmenso y, aunque hoy era poniente, envuelto en bruma. Las olas tranquilas que llegan a la orilla, el sonido de los guijarros redondos al caminar, piedras redondas y perfectas, Cala Arena le dicen y no se por qué.

Al mediodía, gente pescando, perrillos correteando entre las piedras y el olor fuerte a yodo que inyecta vida en las venas.