lunes, 3 de septiembre de 2012

Vacaciones de septiembre

Mi padre siempre cogía las vacaciones en septiembre porque decía que se estaba más tranquilo y era el mejor mes para pescar. Como el cole empezaba en aquella época a finales de septiembre, aquel era un mes más de playa, tibio y un poco melancólico. Sólo en un par de ocasiones nos fuimos fuera, no teníamos costumbre porque tenemos la playa al lado, para qué irnos.

La primera vez nos fuimos a Almuñécar y fue el viaje típico de los 80: todos apretados en el 850, las niñas atrás sin cinturón de seguridad, tan pimpantes y muertas de fatiguita por esa N-340 terrorífica. Además mi padre llegó cabreado porque se equivocó varias veces para llegar al apartamento y mi padre cabreado era un coñazo.

Almuñecar pudo haber sido el paraíso. Yo siempre me creo grandes expectativas y en aquella ocasión fantaseé con hacerme una pandilla del tipo Verano Azul, pero del dicho al hecho va un largo trecho. Ni supe  ni tuve ganas de hacerla allí, yo en aquella época estaba pasando por uno de mis momentos más antisociales y gruñía todo el rato (además, yo pensaba que la pandilla vendría a mi por mi cara bonita, no iba a ir yo a ella).

Por las mañanas todo iba bien, bajábamos a la playa -esas playas terribles de piedra- y nos las arreglábamos para no perecer bajo las olas. O nos dábamos un remojón en la piscina de la urbanización (donde había posibilidades de hacer pandilla, todas desperdiciadas). Comíamos con hambre feroz y veíamos el episodio de Galáctica. El HORROR llegaba con el paseo de la tarde. Mis padres eran los maniáticos del paseo vespertino, joder, y yo aún era demasiado pequeña para quedarme en el apartamento sola y a mi aire.

El HORROR comenzaba cuando mi hermana mediana se empeñaba en ponerse el mismo vestido que yo, lo cual si eres casi adolescente, es el primer paso a la humillación total. Por mucho que yo montara estrategias -esperar a vestirme hasta el final, engañarla, amenazarla- ella siempre se salía con la suya y me sonreía con perfidia.

El HORROR continuaba en el paseo, porque mis padres se empeñaban siempre en dos cosas. Una, ir ellos detrás con la pequeña en su silllita de paseo y mi hermana y yo delante, no sé por qué carajo, sería para que no  nos perdiéramos. Otra, se empeñaban en animarme a jugar con amiguitos, ein? qué coño de amiguitos, si yo no era de esas (siempre aborrecí a las niñas sociables que se hacen amiguitos en cuanto llegan al parque o a la piscina).

Y el HORROR acababa con la vuelta, ya de noche, por un paseo marítimo que estaba en construcción y era muy solitario. Yo siempre he tenido miedo de pasear por esas zonas chungas en construcción, con edificios a medio hacer y aceras sin farolas. Y mis padres, niñas, id delante que os veamos. Delante!!!! Donde el monstruo te come la primera!!!

No hice pandilla, odié a mi hermana mucho, pero mucho, engordé de tantos bocatas de mortadela para merendar, me enamoré del rubito de Galáctica, me desollé las rodillas al salir del agua en la playa -terrible, de piedras!!!- y, lo mejor, leí por primera vez Cien años de soledad. Yo es que siempre fui una pedante chica solitaria.

7 comentarios:

Maria dijo...

jajaja me has echo reir. Y tus autocalificaciones ( hoy tocó pedante, otras algo parecido, creo )
jajaja.
Pienso yo, no será para tanto, no?
Besos.

Marlowe dijo...

Me fascina tu capacidad para recordar tanto y tan bien.

Un beso,

Shurime dijo...

Ale consuelate con esta infeliz que los paseos de la tarde eran en el puerto pesquero arriba y abajo con un helado de cucurucho que se terretia....

Me encanta mi infancia!! :D

Anónimo dijo...

Más allá de la siempre presente belleza de tus esritura y de la gracia de tu autocrítica, me encanta la idea de una sólida familia, de unos padres amorosos y de unos tiempos predecibles.
Siempre añoro la seguridad y la inconsciencia de la niñez.
Hermoso relato

Mar dijo...

ohma, un poco pedantilla si, que leer Cien años de soledad a los 14 años, puf.

Besos.

Marlowe, la memoria superselectiva: hay cosas que olvidé.

Besos.

shurime, esos helados de cucurucho... se merecen un post, siii. Un beso.

James, no se si la niñez es una época tan segura, yo recuerdo momentos de terrible inseguridad.

Un beso.

marita correa dijo...

El rubito de galáctica!! Que mono

Mar dijo...

Si, era un bombón, aunque a veces a mi me gustaba más el moreno (por cierto, ahora los ves y son horrorosos!!)

Besos.