lunes, 29 de marzo de 2010

La pelirroja de Wisconsin


Denise fue una muchacha de Wisconsin que vino a casa una Semana Santa. Yo tenía unos once o doce años y ella debía rondar los diecisiete. A mi me parecía mayor. Participaba en uno de esos programas de intercambio de extranjeros, y en casa nos apuntamos para que yo practicara inglés. Fue una de las vacaciones de Semana Santa más emocionantes de mi vida.

Llegó el Martes Santo. Regordeta, de rizos pelirrojos, mofletudita y sonrosada, una genuina chicarrona del campo. Nos enseñó fotos de su familia y de su granja de Wisconsin. El granero era tan grande como la casa y sus padres y hermanos grandes y hermosos, genuinos yanquis del Medio Oeste. No hablaba ni papa de español, era simpatiquísima, toda sonrisas. Me hice su amiga de inmediato y no me despegaba de ella en ningún momento.

Ese martes la llevamos a ver al Medinaceli. Flipó. El Medinaceli es el paso de Semana Santa que más gente congrega. Flipó. El miércoles mi madre puso para almorzar puchero con su pringá. Flipó. El Jueves y el Viernes Santo fuimos con mis abuelos y titos a la playa, a pescar, a corretear y a pegarnos el hartón de comer. Flipó todavía más.

Qué bien se lo pasó mi Denise en las playas enormes y blancas de mi tierra. En su honor, el tiempo fue espléndido. Mis titos y el abuelo lograron buena pesca, yo me lo pasé pipa tirándome de las dunas con mi hermana y el tomate con bacalao de mi abuela estaba de escándalo. Tengo una foto, con mi tita, mi madre, mi hermana, todas en bikini, y Denise, que no se llevó ropa de baño, sale en vaqueros arremangados. Yo creo que pensó que eramos una familia de descocados.

El Domingo de Pascua nos pidió ir a misa y la llevamos a la iglesia principal de mi ciudad. Se puso un vestidito de flores, pasado de moda y un poquito deshilachado en los bajos. Me provocó mucha ternura.

Pasó una semana con nosotros y lloré mucho cuando se fue. Sólo tengo una foto de ella, pero tenía un rostro tan pecoso y mofletudito que no necesito mirar la foto para recordarla con precisión. No logró aprender mucho español esos días que pasó, pero divertirse, vaya si lo hizo. Durante un tiempo fantaseé con la idea de devolverle yo la visita y conocer su granja de Wisconsisn, pero pasó el tiempo y lo fuimos olvidando.

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