lunes, 8 de marzo de 2010

Condescendeccia misógina

No hay cosa más terrible que un misógino condescendiente. Terriblemente patético, quiero decir. Y mediocre, porque ser misógico es algo facilón, no hay que currárselo mucho. Tengo dos anécdotas tontas, así en plan batallita.

Anécdota una: en verano, con veintipocos años, yo trabajaba de eventual, junto a más eventuales de veintipocos, en un lugar donde pagaban bien, porque hacíamos muchos turnos y horas extras. Un trabajo que me curtió bastante y en el que me divertí, a pesar de los madrugones. Los fijos de la empresa eran hombres cuarentones y aburridos. Trabajar allí en verano era divertido, pero trabajar todo el año... quemante. A lo que iba, los maduros trabajadores con puesto fijo se dedicaban, para matar el tiempo, a tontear con las eventuales y a mirarnos las tetas, el culo, todo lo mirable. A mi no me importaba, nunca me sentí acosada -faltaría más- pero siempre sentí una enorme verguenza ajena por ellos: pobres patéticos cuarentones, con sus chistes machistas y su estúpida forma de ligar. Si una eventual se salía del carro de chica frívola y locuela, sonreían con esa sonrisa torcida que tienen los misóginos, qué asquito dan.

Anécdota dos: una noche loca, por motivos que no vienen a cuento, yo me encontré rodeada por tres caballeros, maduros también, pero del tipo eminencia gris. No recuerdo la conversación eminente, yo estaba en medio escuchando el raudal de sabiduría y, con el punto borrachín que llevaba, metí baza. Yo tenía veinte años y por lo visto dije algo así como muuuy inteligente. Los eminentes aprobaron -con lascivia, todo hay que decirlo- y uno dijo, pero qué chica más lista. Aún me encorajino con esa patética anécdota número 2. Cómo que chica lista, joder. Misógino (eminente) de mierda.

No escribo más anécdotas, pero misóginos hay a patadas, principalmente en referencia a las que vamos de chica lista y además resultona. Y si entras en el mundo de Amos y sumisas, ahí ya muérete: yo me lo paso divinamente leyendo a esos Amos que van de cultos. Porque ir de culto sin elegancia y en plan sobrao es muy triste. Y si encima alardeas de ello para Dominar, es que queda tan misóginamente facilón, tan simple y vulgar.

En fin, dudo mucho que se extingan, su vida es solapada y reptante, son sabandijas del género (masculino y femenino, qué horror, las mujeres misóginas ya son el acabóse) y como sabandijas que son, se ocultan y salen a la luz de forma cobarde. Pero bueno, a mi me dan para contar anécdotas, que resulta mentalmente muy higiénico.

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