domingo, 28 de marzo de 2010

Domingo de Ramos, el que no estrena ná se le caen las manos


Es cosa sabida y por eso de pequeñas mi madre siempre nos ponía de estreno en Domingo de Ramos. Repipis a morir. Nos colocaba a mi hermana mediana y a mi el mismo conjunto, para estrenar, casi el primer vestidito de la primavera. Y en lo alto de la cocorota, una moña, haciendo juego con el color del vestido. Como mi madre es costurera, nos hacia modelitos de rabiosa actualidad infantil, con telas baratas de los grandes almacenes, pero que la gente decía que parecían comprado hecho.

A mi me daba rabia la moña en lo alto de la cocorota y nunca me gustaron los zapatitos con calcetines. Pero, sobre todo, me daba rabia que a mi hermana la vistieran igual que a mi. En plan hermanas modelo. Pero cuando me sentaban en cualquier terraza de bar, con mi Mirinda por delante, ya se me pasaba el coraje.

Mi hermana vistió igual que yo mucho tiempo, hasta que su arrolladora personalidad comenzó a despuntar. La pequeña, que me lleva muchos años, siempre fue a su bola. Las dos son originales y creativas. Yo soy, en comparacion, más sosilla, me gusta la ropa sencilla, y, menos mal, a E. también. A mi me ponen unos vaqueros, una camiseta blanca y mis tenis y ya estoy feliz.

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