Tengo una caja donde guardo recuerdos. Chapitas de la época radikal, facturas de restaurantes, entradas de conciertos, notitas en servilletas de papel. La reviso muy de vez en cuando y revisarlas es entrar en trance melancólico. Cuando voy a Cádiz me pasa lo mismo, en Cádiz me cambió tanto la vida que ir allí es hacer una catársis.
De hecho, tanta catársis sufrí -encontré a una parejita que era compañeros de Facultad y estuvimos rememorando los buenos viejos tiempos- que he buscado y encontrado a mi amiga A., le he enviado un correo y me ha contestado. Hace casi siete años que no se de ella. El correo que me ha escrito es curioso: es cariñoso pero muy contenido. Al leerlo he recordado que ella expresaba sus sentimientos de forma muy peculiar, podía ser extremadamente exaltada o bien tremendamente cauta en sus sentimientos.
Los recuerdos de mi cajita son mi biografía, mis amigos de Cádiz lo son también. Están lejos en el tiempo y pienso si lo que yo he cambiado afecta de alguna forma. El correo que envié a A. me salió así en plan, ole, aqui estoy yo, la alegría de la huerta. Y ella me contestó con muy poca desenvoltura. Pero no le echo ésto en cara, a lo que voy: entre E. y yo tenemos la minidiscusión de si Él me ha cambiado o no. No entraré en detalles -que ya Él lo sabe y estoy ya repetida- pero solo diré que yo antes era muchísimo menos locuaz.
La labor de E. me ha vuelto más espontánea, alegre y dicharachera. Para una mujer seria e introvertida como yo, soltarme de esa manera es, como diría yo ... un rayo de sol. Esa extroversión , que puede parecer poca cosa, para mi es primordial porque afecta a mi relación con el género humano. Vamos, que soy más buena y menos antipática. No es que yo haya sido Miss Antipatía, pero nunca me relajaba del todo.
Ahora mantengo mis reservas, claro, pero voy más flexible. Me refiero a mi trato. Ya digo, que yo haya buscado a mi amiga A. es un gran logro por mi parte. También mi percepción de otras mujeres va haciéndose más "civilizada". En muchos aspectos ya no son el enemigo a batir, me estoy volviéndo más buena que el pan. Y eso, además de a E., se lo debo, curiosamente, a dos mujeres a las que quiero mucho. Se sus nombres verdaderos, pero aquí sólo escribiré sus nicks: sondemar y maiKO{RJ}.
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