miércoles, 10 de diciembre de 2008

Relatos eróticos

No me parece sencillo escribir buenos relatos eróticos. Yo no soy capaz, creo que hay que ser muy cauto con las palabras y equilibrar bien para no caer ni en la cursilería ni en la ordinariez. Y equilibrar las líneas argumentales para no caer en tópicos ni en malabarismos sexuales.

Una vez tuve que escribir uno y parece que me quedó bien. Fue en un curso de educación sexual -un curso sobre técnicas de educación sexual-. Nuestro monitor nos puso la actividad de escribir un relato erótico y yo improvisé una historia sobre bragas mojadas. Le gustó al monitor (que por cierto, era guapo), de hecho dijo que era el relato que más le había gustado y mientras lo decía me miraba con cierta intensidad. Por supuesto durante todo el curso -que duró un par de meses- tuve fantasías eróticas con el monitor.

Esta mañana E. me contó algunos encuentros sexuales, con más detalle que en otras ocasiones. Voy avanzando. Sólo tuve una pizca de celos retrospectivos. Le imaginé en aquellos encuentros, ya digo que fue minucioso en ciertas descripciones. Le imaginé, le imagino ahora y me pongo caliente. Joder, E. está muy bueno. Tiene un cuerpo muy deseable. Deseo, babeo por su cuerpo.

Tiene una mente morbosa, más morbosa que la mía. Saber que yo doy rienda suelta a la oscuridad me llena de orgullo. Babeante. Ya digo que voy avanzando. Escuchar sus palabras precisas describiendo sus cópulas; imaginar su rostro, su cuerpo follando; grabarme en la mente las fantasías que hasta ahora no ha realizado; son bellísimos relatos eróticos que me cuenta. Soy la receptora. Elegida.

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