miércoles, 17 de diciembre de 2008

La boca seca

Esta mañana ciertas palabras de E. me secaron la boca. El paladar y la lengua completamente secos. Ni gota de saliva.

Escuché llena de asombro algo que desearía hacer conmigo. Me sentí esponja -seca, esponjosa, todo es posible junto a Él. Asimilé las ideas que me expuso con su voz, tan clara, tan cercana. E. es maravillosamente descriptivo y minucioso. Sabe crear la imagen adecuada para que yo, su esclava, pueda recrearla con facilidad.

La imagen me secó la boca, me estalló dentro, me humedeció el coño.

Ha sido una mañana muy intensa. Preciosa mañana de diciembre. Estuve pensando, más tarde, que la imagen que me ofreció esta mañana es similar a deseos que siempre han pasado fugaces por mi mente. Él me ofrece terribles y bellísimas posibilidades. Un espacio y tiempo lleno de maravillas.

(A mi si me gustan ciertas canciones de los 80, ya escribiré otro día sobre ello. E. sabía -¡es que tengo que quererle!- esta mañana que la canción y el vídeo de abajo me encantan. Con esos diecipocos años que tenía, imaginaba a mi héroe rescatándome del malo. Yo también era -soy- una soñadora.)

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