Ni balances del año que acaba.
Ni propósitos para el nuevo que empieza.
Los días que se quedan atrás están para paladearlos, dulces o amargos. Contabilizarlos es reducirlos a logros y fracasos y eso no es vida.
Los días que vendrán son un misterio. ¿Para qué planificarlos?
Hoy.
Unos gatos al sol. Para los gatos, sólo es hoy.
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