jueves, 22 de diciembre de 2011

La comida de compañeros navideña

Me cambio de medias tres veces. Unas tienen una carrera, otras me quedan pequeñas -creo que son de mi hermana-. Me pruebo dos modelos de pendientes y ninguno me convence. No llevo pendientes. Voy de negro, pero cuando salgamos del restaurante será de noche, así que no desentono.

Camino al restaurante me encuentro a S. y su marido, que hasta el año pasado fue compañero nuestro. Bien. Me ahorro el trago de entrar sola en el restaurante.

En la barra ya hay apalancados cinco compañeros. Besos a SY, mi antigua jefa, que se jubiló y siempre viene a las comidas. Le tengo cariño.

Pequeña lucha por ocupar un buen sitio en la mesa -larga, unas veintidos personas-. No me quiero sentar junto a L. que me es odioso -es una especie de raro manipulador y tengo mucha paranoia con él, de esos tipos que lo controlan todo, hasta la vida privada. Yo le hablo lo mínimo, se me nota que no lo trago-.

Como con apetito. No bebo demasiado. Pillo un mínimo punto. Ratos muertos, los justos. Enfrente tengo a C. y a N. que tienen temas de conversación a toneladas.

T. saca fotos.

Nos vamos del restaurante a las siete de la tarde. Ya es de noche. El centro está lleno de gente. Hacemos mucho jaleo y la gente nos mira.

Entramos en un pub a bailar. Dudo qué pedir y acabo pidiéndome un gin-tónic -qué original-. No nos gusta la música que ponen -demasiado reaggetton-. T. saca fotos.

Vamos a otro pub -uno muy de moda- pero la música es lenta y nos vamos a apalancar. Entran tres julais y se ponen cerca. Uno intenta ligar con M. que es rubita y mona diciéndole que va a ir a Gran Hermano. Patético.

Vamos a un tercer pub donde estamos solos, con la pista para bailar para nosotros. Ponen música aceptable. Después de dudar me pido una cerveza.  T. saca más fotos. Ya bailamos desbarrando un poco más. Miro a R. que ya está algo borrachilla. Me canso y me piro sin despedirme -sólo de C.-.

Camino a casa, mando un sms a E. 

Llego a casa a las diez y media. Al sentarme me doy cuenta de cuánto me duelen los pies. Me descalzo, me pongo el pijama, me lavo los dientes, me desmaquillo, dudo si comer algo pero lo único que quiero es acostarme.

Esta mañana, dolor de cabeza. Vemos las fotos que sacó T. -definitivamente, no soy nada fotogénica-. Tengo un hambre atroz.



4 comentarios:

Marlowe dijo...

Déjà vu.

Mar dijo...

Una especie de bucle infinito.

Anónimo dijo...

Nena... que gustos mas parecidos tenemos...jjjjj menos mal que vivimos lo suficientemente lejos como para no tirarnos del pelo delirando por los celos... Aunque eso no sea lo nuestro queda muy peliculero.. jjjjj

Disfruta de los todo lo que te hace feliz que no es poco y siéntete querida también por esta que te escribe. bicos enormes bella gaditana sabedora de los vientos y sus consecuencias...:)

Mar dijo...

Quita, quita, te iba yo a tirar de los pelos por un actorcillo, por mucha caída de ojos que tenga... Yo prefiero quedarme contigo, requeteguapa.