Pude contar siete colores diferentes en la puesta de sol. Las puestas de sol en La Victoria son únicas. Negro, azul oscuro, azul, verde, amarillo, naranja y rojo.
Siempre fantaseo con vivir allí. Con ese mar enfrente y a diario.
Ha sido un chute de oxígeno, de tranquilidad. Sin nada qué pensar, sólo arena, mar de diciembre, los escaparates, los bares y las calles de casi siempre.
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