domingo, 21 de febrero de 2010

Sábado con disfraz

Ayer me disfracé por primera vez después de once años. Nos disfrazamos mi hermana y yo, yo calculé con ella once años y las dos nos miramos como diciéndo, tela marinera, tanto tiempo ha pasado. Fue un impulso, abrí la maleta de los disfraces, le coloqué a los niños los suyos, pensé en la peluca rubia de trenzas y cuando llegó mi hermana la recibí con ella puesta. Ella, que es más fiestera que yo, salió pitando a ponerse la otra. Tengo dos pelucas rubias de trenzas.

Así que nos disfrazamos de jipi-mamarracho, improvisando, que es el mejor disfraz. Pillar lo que hay por casa, las pelucas, abrigos setenteros, colorete y a la calle. Apenas había adultos disfrazados. En mi pueblo se perdió la costumbre y sólo se disfrazan los niños. Pero mi hermana y yo íbamos recordando los buenos viejos tiempos.

En mi pueblo salíamos el sábado por la noche. Éramos una pandilla con caja y bombo y todos nos disfrazábamos. Mi hermana siempre daba la campanada. Un año se disfrazó de momia, con papel higiénico. Se tiró media tarde liándose con el papel y se maquilló de tal manera que parecía putrefacta. Aún asi se hartó de ligar, la jodía. Es que es puñeteramente chirigotera.

Hoy no salimos, llueve. Pero todavía nos queda el Carnaval Chiquito.

No hay comentarios: