lunes, 23 de noviembre de 2009

Mi segunda mejor amiga

Hoy es su cumpleaños, cualquiera se olvidaba. Si olvidas felicitarla se pone triste, se cree que nadie la quiere. Ella es así, complicada, quisquillosa. Es mi segunda mejor amiga y nos hemos peleado varias veces, joder, cuánto duele pelearse con la segunda mejor amiga. Pero somos dos brutas, dos intensas, dos refunfuñonas, dos conflictivas, dos antisociales.

Recuerdo perfectamente el día que la conocí. Ella era compañera de clase de mi primera mejor amiga. Estábamos en tercero de BUP y probablemente era otoño. Un sábado de otoño, cuando salíamos a dar una vuelta y tomarnos una caña en un bareto donde las tapas estaban buenas y eran baratas. Ella llegó con su eterna melena rizada, con su eterno gesto altivo. Hala, me cayó fatal, pero mal, mal. Sacó su paquete de Ducados, ese olor repugnante, y se puso a hablar de novios y cosas que, yo, que estaba atontada entonces, me resultaban de gente mayor.

Pero con tres Ducados y un par de cañas después apareció ES, la que a pesar de los pesares sigue siendo mi segunda mejor amiga. Siempre leal. Siempre dispuesta a escuchar. Siempre atenta. Siempre con un Si por delante. Cariñosa a su manera, extremadamente borde y arisca pero con el corazón más bueno que te puedas echar a la cara. Ahora ha vuelto a nuestra ciudad. Pasó diez años fuera y ayer por la tarde salimos, como en los viejos tiempos, a dar una vuelta y hablar de casi todo, como antes.

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