lunes, 25 de mayo de 2009

Lo que leo ( y las encrucijadas)

Anoche empecé La vida privada de los Seymour. Copio un fragmento de la página 26: Cuando John la abandonó, ante su frustración y ante la imposibilidad de retenerlo a su lado, tuvo la necesidad de actuar, como quien da un golpetazo en la mesa para aliviar la tensión (...). Sabía que estaba huyendo, pero era lo que necesitaba en ese momento. Huir. Siempre había sido impulsiva, pensaba antes con el corazón, siguiendo impulsos, intuiciones, fantasías, ideas románticas nada prácticas. Mi espíritu necesita ésto y allá se iba Audrey, persiguiendo a su espíritu indomable donde quiera que la llevase.

Huir. He encontrado veintiseis sinónimos. Algunos de connotaciones muy negativas, otros ligeramente optimistas. Sólo tres antónimos. Huir/permanecer. Quedarse estancado/ salir huyendo. Connotaciones negativas.

Estuve conversando, ayer y fue una conversación intensa, a ratos tensa -yo me sentí tensa-. Al final, dije una gilipollez como un castillo. Mentí sin mentir. Dije la verdad y falté a ella. Estuve toda la tarde dándole vueltas, ¿cuál es la verdad' ¿En qué punto estoy de la encrucijada?

No hay encrucijada. Si yo perdiera el tiempo estúpidamente teorizando sobre el amor, estaría en una encrucijada. Si me quedara abatida, autocompadeciendome y en la esquinita de la puerta, estaría en una encrucijada. Si frivolizara, si albergara pensamientos de rencor y rabia, estaría en una encrucijada. Si olvidara, si recordara a todas horas, estaría en una encrucijada.

Es lo que hay. Mi espíritu necesita ésto. Mi vida no se queda estancada en encrucijadas.

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