domingo, 20 de febrero de 2011

Playa de rocas


Esta playa es un paisaje recurrente en mis sueños. Siempre camino por ella y encuentro cosas. Una vez soñé que encontraba esqueletos de dinosaurios. En mis sueños siempre aparece solitaria y con intenso olor a salitre y algas. Son sueños apacibles e inquietantes, todo a la vez, mezclas así son posibles en los sueños.

Soy capaz de sentarme sobre una roca durante horas para mirar ese paisaje, como esta mañana. La costa tiene infinidad de posibilidades: barcos mercantes y veleros, pescadores, gente que marisquea, gaviotas, nubes, las variaciones imperceptibles de cada ola, los chasquidos siempre iguales y diferentes de cada ola contra las rocas. La playa de rocas es un paisaje básico.

Febrero es mes de erizos. Hace muchos años yo venía a esta playa y me entretenía viendo a mis padres cogerlos. Una vez me pinché con un erizo en la rodilla, no es una sensación agradable. Estuve varias horas con un trocito de púa clavada. Pobre erizo, jamás me comí uno, aunque digan que sabe a mar.

No creo que ya haya muchos erizos en esa playa, al menos no había nadie mariscando o quizás esté prohibido. Esta mañana encontramos algún esqueleto de erizo verde y seco por el sol. Esta playa me trae nostalgia de muchos febreros, de mi abuelo con su caña de pescar, bocadillos de tortilla y largas horas contemplando las rocas cubiertas de verdín.

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