martes, 21 de diciembre de 2010

Gracias, minerva

Porque también me ha concedido el premio Esencia y certeza absoluta, en Una sirena mirando al sur. Sí me gustan los premios. Es que si no me gustaran sería imbécil. Un premio reconforta, alienta, enorgullece. Por supuesto que me gusta que me lean y que haya personas que piensen en este blog a la hora de un premio. Significa que de una u otra forma lo que se escribe aquí no cae en saco roto. Es un honor. Si no le diera importancia al hecho de que me lean, este blog sería privado.

Ya otras veces he escrito que las redes que se crean en el entorno bloguero me resultan hermosas. Hace mucho que no entro en foros, ni de BDSM ni de nada. Soy tan huraña que esas relaciones de pseudohermandad que se dan en los foros -por no hablar de chats, arg- me revientan. Lo siento, de verdad, es mi problema y el de mi misantropía. Ojalá yo fuera más cibersociable.

Pero los lazos creados en la blogosfera son otra cosa. Leo a personas que me gustan y a las que admiro. Aunque la comunicación sea menos fluida, si es más cercana, más intensa, más profunda -todo lo profunda que te permite la red. Leo asiduamente a minerva, a kaya, a sondemar, a Maiko, a shurime ... también a otras mujeres que no pertenecen al mundo BDSM pero que me aportan experiencias, risas, lejana complicidad. O también disensión, desacuerdo, debate, porque no son conceptos negativos, esos, sino vivificadores y reales (de verdad que no me gustaría vivir en un mundo de pensamiento único y el mundo BDSM a veces es peligrosamente de esa manera).

Por eso reaccioné ayer así y escribí lo que escribí, sin querer menospreciar nada ni a nadie.

De todo corazón, muchas gracias minerva. Te dejo una de las canciones que más me gustan de Carlos Cano. Desde mi tierra.

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