miércoles, 15 de diciembre de 2010

Campaña pre-Navidad

Me gusta la Navidad pero más la pre-Navidad. Yo no se qué me pasa cuando ya estoy metida en faena navideña, que los días se me van como arenita del mar. En cambio esta época me pone la mar de contenta. Por muchas cosas, por ejemplo:

- las pelis yanquis de Navidad. Ya hablé de ellas. Es que me gustan una barbaridad y eso que siempre son igual: niño de un pueblo del Medio Oeste, muy bonito y muy nevado, que no cree en la Navidad y un Santa Claus que entra en crisis por ese motivo. Suele haber perritos, renos, elfos y cosas así y al final el niño cree, hay nieve, regalos, más renos y Santa Claus jojojo. Yo siempre acabo llorando.

- el día de la Lotería. Yo como mucho llevo un décimo del trabajo y nunca toca pero me gusta el ambientillo: el soniquete de "miiiiiiil euroooos" y la frase típica: "Ya ha caido el segundo premio", etc. Nunca toca pero siempre se ilusiona una, es que la publicidad tiene mucha tela. Y luego, que yo soy pamplinosa, me emociono con la gente que sale en el telediario superfeliz porque le ha tocado el Gordo. Es que yo tengo mucha empatía.

- el concurso Papanoeles: para jugar con los peques cuando los llevas de paseo. Cada Papanoel que se ve colgando en una ventana o balcón, son 10 puntos. Si son Reyes Magos, son 20 puntos. Si es una colgadura del Niño Jesús, 30 puntos. Y si es una colgadura del Nacimiento, la rehostia ya, 50 puntos por la cara. Los puntos se los lleva el primero que los ve. Es un concurso de mucha tensión y nunca exento de polémica. Y el paseo se hace muy entretenido.

Y hay más cosas pero ya no tengo ganas de escribir más. Eso si, que no le guste a uno la Navidad es absolutamente respetable. Hubo una época en que a mi no me gustaba nada. Lo que no aguanto es a la gente que adopta esa actitud desafiante de "NO me gusta la Navidad" y ojito al que me contradiga. Como si fuera muy cool eso de odiar la Navidad cuando no es más que una opción personal.

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