domingo, 5 de abril de 2009

Compañeras del colegio

Esta mañana, en el periódico local, publicaron la carta al Director de una antigua compañera de mi colegio. No era de mis amigas. Era una líder, de las graciosillas y dispuestas. Me caía bien, solía estar de buen humor y nunca era desagradable. Como vive en mi ciudad, a veces la veo por la calle. No nos saludamos.

Tengo una foto de toda la clase. Fue en Segundo de EGB, en primavera. Nos la hicieron poco antes de la Comunión, que antes se hacía en Segundo. Estamos todas muy primaverales, modositas y con vestidos floreados. Bien peinadas. Mi amiga AB está allí, pero en aquella época no se juntaba conmigo. Yo iba con otra amiga, a la que veo a veces y sí saludo. Una mujer encantadora y muy cariñosa.

En la foto hay niñas -solo niñas en mi clase, a pesar de ser un colegio público- que se fueron a vivir a otra ciudad y niñas a las que sigo viendo por la calle. No saludo a todas, ya digo, cosa que me resulta estúpida por mi parte pero qué hacer a estas alturas. Y no me puedo hacer la tonta y engañarme diciendo: es que ya ni las conozco de lo que han cambiado, porque es rotundamente falso.Están igual, como yo estoy igual. Con 34 años más.

Me justifico, siempre me justifiqué con el argumento de lo-mal-que-lo-pasé-en-el-cole. Cosa más o menos cierta. No recuerdo ilusión en esos años sino temor de que se dieran cuenta de que solo se contar con los dedos. Temor de que me preguntaran y no saber la lección. Temor de salir a la pizarra y recibir reproches. Temor de no saber resolver problemas asquerosos de litros, decilitros y centilitros.

Recuerdo dolores de barriga. Verguenza de los niños al otro lado del patio. Malestar por ponerme colorada y oír risas. Angustia en la clase de gimnasia. Incomodidad por mis piernas con vello y calcetines. Ira por los comentarios de algunas niñas que aún encuentro por la calle y, claro, cómo las voy a saludar con lo remalas que eran.

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