viernes, 13 de febrero de 2009

Toco tu boca, de memoria


Estaba leyendo aquí que se cumplen 25 años de la muerte de Julio Cortázar. Más tarde, he recordado que Rayuela me obsesionó mucho tiempo. Me aprendí de memoria el capítulo 7. Lo recitaba en el piso del Callejón, en Cádiz. Para mejorar la dicción, era la época de los ensayos de teatro. Pero sobre todo, porque era la novela y el capítulo favoritos de Jóse y yo quería causarle buena impresión.

Rayuela era la novela favorita de todo el mundo. También Pako recitaba pasajes con la mirada perdida, allá en ideales de esos tan profundos. Y Jóse, claro, aquel estudiante de últimos de Medicina. Me contaba de cierta vez que se celebró por todo lo alto no se qué aniversario de Cortázar, en la Facultad. Algo increíble. Se recrearon escenarios, personajes de la novela, todo el mundo había participado.

Leí Rayuela hace mucho pero no formo parte de los que mueren por ella, y prefiero otros relatos del escritor. Odié a Horacio Oliveira, pero sobre todo odié a la Maga, por ingenua, tan ingenua que daba asco. Vamos, por pura envidia.

Pero los encuentros casuales, el tubo del dentífrico, mirar de cerca como cíclope, ahogarse en el aliento... tocar tu boca. Lo sabía de memoria.

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