
Me gustaría que E. me azotara. Que me hiciera adoptar la posición goreana de arriba. Que utilizara el instrumental que tuviera a bien. Escucharle resollar y sentirle sudar. Abandonarme al dolor y a su brazo fuerte. Sudar yo también. No se si gemir, o gritar o apretar los dientes: mi corazón y mi vientre decidirán en ese momento. Someterme a Él, sin sexo, sin ideas preconcebidas, sin fantasías. Sólo someterme y sentir físicamente que es más fuerte y terrible que yo.
No es un deseo oscuro. Es brillante y liberador.
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