jueves, 2 de septiembre de 2010

Retomando a los clásicos

Estoy leyendo Los imperfeccionistas, que es una magnífica novela sobre el periodismo y las miserias de la gente que trabaja en él. No es demasiado larga y a estas alturas ya debería haberla terminado, pero entremedias, ay, me enganché a Batman:Año Uno. La compré en la papelería del barrio, es el primer número de una colección, la típica colección de cómics de septiembre. Así que ahora ando en plena batmanía. Tengo unos cuantos batmans arriba que he de revisar y ya me he zampado de nuevo entera la Guía de Batman, que repasa a todos los personajes y escenarios. Y me estoy bajando Batman begins, solo he visto una vez y en cine de verano, que cunde poco.

En mi camino de retorno a los clásicos, ayer vi el nuevo Karate Kid. No seré yo quien menosprecie remakes de clásicos, para nada. No tengo alma de crítica. Además, me lo pasé pipa. El nene Smith es un fiera, el entrenamiento -ponte chaqueta, quitate chaqueta- tiene menos encanto que dar cera, pero también mola, y el combate final es emocionante. Está claro que prefiero el clásico Karate Kid, pero es por una cuestión generacional. Por eso me molestó una crítica leída en prensa: si, vale, ninguna de las dos son pelis magistrales, pero la peña disfruta. Jo, al final del combate todo el cine aplaudió: a mi esas cosas me llegan al alma.

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