martes, 21 de septiembre de 2010

Niña desconocida


He estado mirando fotos viejas en casa de mi tía. Son un puñado de fotos que estaban guardadas en la casa de la abuela y mi tía ha encontrado rebuscando y tirando trastos. Yo nunca había visto esas fotos. En muchas salen mis abuelos, los dos delgados y resultones. En la mayoría aparecen mi madre y mi tía, de niñas y de adolescentes. Mi madre siempre flaca y elegante, con la ropa que ella misma se cosía; mi tía con pinta de chicazo, pelo corto y cara de malas pulgas. En algunas fotos sale mi padre, de novio jovencito y espabilado; en unas pocas mis tíos, el pequeño, canijo y zarrapastroso y el mayor, el que se murió joven, guapo, con su halo de misterio -el misterio de mi tío al que nunca conocí, que era culto y dejó a una novia que incluso hoy en día llora por él-.

Encontré cinco o seis fotos donde salía una niña rubia de un año.
- ¿Quién es esta niña?
- - me contesta mi madre.
- Qué leche voy a ser yo. Yo nunca he tenido esa cara.

Y es cierto, no reconozco a esa niña, que en una foto sale con mi padre, en otra con mi tía y en otra con mi abuela.

- A ver tita, que mi madre está cegata, dime tú.

Mi tía, que es muy prudente, me contesta: Pues yo creo que eres tú.

- Vaya tela, parece mentira. Mamá, que me has parido y no reconoces a tu hija. Que esa no soy yo!!!

Me ofusco, como siempre hago cuando se que llevo la razón y nadie me lo reconoce. Mi madre y mi tía calladitas, ya dudan y todo las pobres.

- Parece mentira que me confundais, que voy a ser yo esa niña, yo nunca he tenido esa cara.

Hasta que aparece una nueva foto y soy yo. La misma niña pero ahora soy yo. Es mi nariz, son mis cachetes, mi barbilla... es otro pelo, más rubio y muy lacio. Pero es la misma casa, su suelo de rombos. Es la cocina de mi abuela, veo la ventana que daba al patinillo. Es la mesa donde me sentaba cada día a comer. Es otra niña y soy yo, en fotos que nunca había visto, en una infancia que esta tarde he recuperado.

No hay comentarios: