viernes, 13 de marzo de 2009

Mi amiga del instituto


M.M. fue mi amiga en primero, segundo y tercero de BUP. Nos hicimos amigas corriendo, nos encontramos como dos corderitos desvalidos en aquella clase de cafres de primero. Las dos éramos pavitas, responsables y calladas, aunque lo suficientemente espabiladas para no dejarnos avasallar. Yo sacaba mejores notas y ella era más estudiosa.

Algunas tardes salíamos de paseo y nos sentábamos en una cafetería a tomarnos una cocacola. Las dos estábamos amargadas con la profesora de Inglés -nunca perdonaré lo hijoputa que era-. También nos quejábamos de lo duro que era el de Matemáticas, a ella las Matemáticas le costaban bastante, aunque siempre aprobaba. También aprobábamos el Inglés.

En tercero perdió a su hermano. Algunas veces se quedaba ensimismada, pero se recuperó, aparentemente. M.M. siempre ha sido una mujer positiva, cuando ríe se le achinan mucho sus ojos achinados. M.M. ríe mucho.

En COU nos separamos. Yo me fui a Sevilla, cuando volví ella empezaba Magisterio, yo me fui a Cádiz. Se echó un novio muy mayor, se casó y tuvo dos hijos cuando yo aún ni pensaba en ello. Pasé muchos años sin saber nada de ella. Sentí que no teníamos ya nada en común.

Desde hace un par de años la encuentro en los lugares más dispares. Siempre echamos largas parrafadas. Está más gordita, la misma cara linda, los ojos achinados, unos dientes preciosos. Se cortó su pelo largo y rizado, no me gusta cómo se peina ahora porque parece mayor. Hablamos de nuestros hijos y siempre nos reímos mucho. La última vez le di el número de mi móvil.

Cuando la encuentro siempre me hace sentir bien. Es como pisar tierra, M. M. es tierra llana, caliente y despejada.

No hay comentarios: