viernes, 27 de marzo de 2009

Fe

Esta entrada del blog de mi querida sondemar me ha saltado unas lagrimillas, siempre me pasa cuando música bella y sentimiento religioso se me ponen por delante. Es un hecho conocido. La música, ciertas composiciones, exaltan nuestro ánimo y nos llevan a la experimentación de sentimientos inefables, a mi, al menos, vivos sentimientos de fe.

En sexto de EGB tuve una maestra, Doña Carmen, que era de la vieja guardia nacional-católica. Aunque mi colegio era público, eran aún tiempos de segregacionismo sexual. Los niños en una clase, las niñas en otra; incluso estábamos separados en el patio de recreo por una ridícula linea imaginaria.

Una mañana, junto al cura que nos daba Religión, la maestra Doña Carmen exclamó a toda la clase: A ver, yo me enterado que hay niñas aquí que no comulgan ni van a misa los domingos. ¡Que levanten la mano esas niñas!. Levantamos la mano un grupito de cuatro o cinco niñas acongojadas. Las levantamos un poquito, a ver si pasábamos desapercibidas. Doña Carmen, ya medio histérica, nos increpó: ¡Pues que sepais que estais en pecado mortal!. Y el cabronazo del cura asentía.

Pasé muy malas noches, aquellos días, tras la bronca. Si me moría en medio de la noche iba al infierno. Aún así, no fui a misa. No estoy casada por la iglesia, no he bautizado a mis hijos. Aún así, tengo fe. Fe cristiana, quiero decir. Creo en lo típico y , para mi, lo más bello: Cristo, los ángeles, la Virgen. Es una fe probablemente pueril e ingenua, muy de niña chica. Me da igual. Quiero creerlo así. Creo en otra vida y en mis abuelos allí, al otro lado. Creo en esas cosas bonitas que aprendemos de pequeños y transmiten bondad, amor, esperanza. Me pongo cursi y llorona, es en lo único que me permito la ñoñería, ese tema, tan íntimo. Pero deseaba escribir sobre ello.

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