miércoles, 16 de septiembre de 2009

Pintarse los labios, sistematizar emociones

Hoy me pinté los labios para ir a trabajar. Casi nunca lo hacía antes pero este verano mi hermana apareció con los labios rojos y me gustó. Así que la imito a veces, aunque cuando me miro al espejo y veo que hoy no es el día, me limpio los labios. No hay motivos para este cambio: antes apenas me los pintaba, ahora lo hago sólo porque es un nuevo apetecer. Así que es un pequeño cambio que no dice nada de mi, ni modifica nada ni implica evolución de personalidad.

Soy la misma aunque quizás haga cosas diferentes. Este espacio era para E. Pero sin Él también tiene sentido. Ahora es para mi, para Él si desea leerlo, para las poquitas personas que me leen y cuyo tiempo cedido me llena de gratitud.

Pero sobre todo es para mi por una razón sencilla: me gusta escribir, es una necesidad vital -frase que dicen todos aquellos a quienes les gusta escribir- y el formato de blog me viene perfecto. Hubo un tiempo en que deseé ser novelista, redacté hasta una novela -pésima- de la que ya comenté algo. Y como todas las mujeres de veinte años solitarias y enamoradas, también colecciono un buen montón de poemas.

Tengo aprecio por aquellos poemas, algunos hasta me gustan mucho -por las emociones que implicaban, ah, esta feo que lo escriba pero algunos no estaban mal-. Pero ya no es tiempo de poemas, ya no se escribir poemas. No por falta de emociones, no hay motivos, es como la anécdota de los labios pintados. Las cosas cambian pero no cambio yo.

Así que este espacio es mi manera de sintetizar mis emociones, ya que en eso consiste mi única cualidad como escritora. No se crear obras de ficción, ya no poetizo mis emociones. Ahora necesito ser clara -todo lo que soy capaz-. Encontrar las palabras adecuadas, lo cual es un enorme placer. Ordenar coherentemente mis frases. Hilvanar mis pensamientos y leerlos: es un objetivo sumamente egocéntrico, pero no creo que sea algo malo.

No hay comentarios: