viernes, 18 de septiembre de 2009

El problema de la asepsia


Escribir con asepsia es un ejercicio liberador y requiere cierto esfuerzo. Las personas pasionales y en ocasiones impulsivas debemos trabajar la objetividad para no desbarrar más de lo preciso. Incluso frivolizar, que da mucha distancia a las cosas y es inocua. El problema de la asepsia es que resulta fría y huele a azulejo.

Cuando me pongo aséptica escribo sobre camisas transparentes, sobre lo bien que redacto y sobre románticos días de lluvia. Está claro que desvío la atención, lo de siempre, el pez que teme los alfileres. El pobre bicho va disimulando, a ver si no se nota lo sensiblote que es.

Cuando me pongo asépticamente objetiva no escribo de lo que realmente importa. El lunes aquí dentro algo rebotaba con fuerza.

Tampoco escribo sobre números de teléfono, sobre correos antiguos, sobre besos que mando al aire, en dirección noreste.

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