Les conocimos mediante una cinta de cassette que ruló de una a otra. Entonces éramos cuatro y las cuatro nos aprendimos y recitamos obsesivamente La gallinita dijo "eureka" y aquello de Yogurtu M´gne, que tuvo que salir precipitadamente de la aldea por culpa de la escasez de rinocerontes.
El día que anunciaron que visitaban el Falla fue la bomba. La única vez que he pasado doce horas seguidas haciendo cola para sacar entradas. Falté a clase y acabé muerta de cansancio pero mereció la pena. Verlos por fin en persona en el teatro más bonito del mundo. Verlos por fin a los cinco y a sus instrumentos y no parar de reír y salir de allí satisfechas, febriles.
Muchos años después pude adquirir de nuevo entradas para otro espectáculo suyo y esta vez sin hacer cola. Fuimos sólo AB y yo y una alegre pandilla, esta vez a un lugar que no era teatro por cosas de reformas e infraestructuras locales y que tenía un sonido pésimo. Pero mereció la pena. Yo pasaba, en aquella ocasión, una etapa de "corazón dolorido" (usemos ese termino cursi por una vez) y ver a aquellos sinvergüenzas vejestorios disparatados y geniales me sirvió para olvidar mi despecho y mi rabia de amante abandonada. Una risoterapia en toda regla.
Y por fin, ayer. Ellos, los incombustibles y mis amigas, esta vez todas. Todas, que no las merezco porque nunca las llamo y soy parca en palabras por el whatssapp y sin embargo, cuánto nos queremos y cómo me quieren. Y ellos, los veteranos cómicos y adorados luthiers, recomponiéndonos y uniéndonos en la risa y tras la risa.
Una cena después, a deshoras. Cervezas, batallitas, camareros que nos gastan bromas. Más risas, cuando parecía que las habíamos gastado todas en el teatro. Planes. Abrazos. El viaje de vuelta en la niebla y ganas de volverlas a ver.
2 comentarios:
Les Luthiers son realmente buenos. Los conocí por intermedio de un amigo. Él tenía alguno de sus discos. Verás que no todos mis amigos eran totalmente incultos. Mira si hace años que los luthiers eran jóvenes aún. Fuimos unos cuantos junto al tío de otro amigo. Un hombre distinto, un verdadero personaje: tarotista y gay. Hace tantos años, para darte una idea la palabra "gay" no existía, el aquel momento era el tío maricón.
Creo que el teatro era el "La Salle", casi seguro. Las otras veces los vi en "EL Coliseo".
Buen recuerdo
Saludos
Aquí se les idolatra y siempre los he visto en teatros llenos. Espero que les den de una vez el Cervantes.
Saludos
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