El lugar donde vivo es una especie de otra-dimensión, si viajas a mi ciudad te puedes llevar un chasco de narices. Vienes de un mundo de sol que brilla y al entrar en la Comarca te topas con el levante. Nubes bajas y grises y una especie de rumor sordo en la atmósfera. Cuando el día es de levante hay gente aquí que se vuelve loca.
Yo misma llevo un par de días medio zombi, me lo da la levantera. A los espíritus sensibles como el mío las bajas presiones nos vuelven seres tormentosos y ceñudos. No es agradable mirarme por las mañanas. E. me ha dicho que ya no escribo "mis posts metafísicos". Yo le echo la culpa al levante (lo cierto es que aquí, en la Comarca, todo el mundo echa la culpa al Levante).
Una vez escríbí un poemario -muy metafísico- en el que la palabra Levante estaba en el título. Lo mandé a un concurso local. Fue el año en que estudiaba oposiciones. Pasaba ocho horas estudiando encerrada en una habitación, proeza que compensaba escribiendo poemas o masturbándome. No se qué era de mi los días de levante. Hoy en día sería incapaz de estudiar con la levantera. Fíjense si ando de capa caída que ni fui a la playa -ayer la playa estaba horrible, nada de poesía semiotoñal, subía la marea y la orilla estaba llena de basura-. Como decía, esta tarde nada de playa, estuve viendo en la tele esa horrenda adaptación de El talento de Mr Ripley de Anthony Minghella. Y en cuando acabe este post corro a revisar la novela de Mrs Highsmith, necesito pagar mi levantisco humor con algo.
2 comentarios:
Recién hoy recalé en esta orilla. Me gustó lo que leí y lo que voy leyendo. Por alguna razón siempre voy al primer posteo, y al azar leo otros dos o tres del medio. Mi investigación me ha permitido concluir que debes estar alrededor de los cuarenta, que este mes se cumplen cuatro años de tu primer posteo y que aún seguís con E. (o con la fantasía de un E.) y que no parece que tuvieses una vida demasiado dura.
Siempre tuve la impresión que las relaciones de dominación-sumisión se daban en personas con desequilibrios importantes, pero desde que comencé a adentrarme en el mundo de los blogs, he descubierto que no necesariamente es así.
Respecto a esta entrada, describís de una manera divertida y detallada el efecto del viento sobre el ánimo.
Un beso grande
Buena investigación, merecedora de un post. Muchas gracias!!!
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