El rato antes de empezar la peli, cuando una se sienta a solas y mira de reojillo a la gente que hay alrededor, ese es el peor rato. Yo siempre me hacía la entretenida, con el móvil o con esas revistillas de cine que regalaban antes. A solas una no se pone a atiborrarse de palomitas, queda fatal, si acaso un buchito de agua, ni siquiera cocacola. Las uñas si, los pellejillos alrededor de las uñas son mi vicio y me los mordía con saña, en el rato antes de empezar la peli.
Pero cuando apagan las luces y salen los trailers, el placer que siempre sentía era enorme. Yo suelo llorar con los trailers emocionantes, es una de mis debilidades tontas. A menudo trailers de pelis que jamás veré o de pelis que no son tan maravillosas como el trailer anticipa.
Y cuando empieza la peli... Yo no soy tiquismiquis en el cine. No me molesta la gente que come palomitas porque me abstraigo a tope. Pero sola en el cine, con la peli sólo para una, olvidas que estas sola, olvidas que el tiempo pasa y deseas que no pase porque la peli que elijo para ver a solas siempre será una peli maravillosa, increíble, que no podría ver el sofá de mi casa.
Hace mucho que no lo hago. El cine está tan lejos. O las pelis ya no son deslumbrantes. O me vence la pereza...
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