viernes, 19 de noviembre de 2010

La telebasurilla y yo

A esta hora la tele está monopolizada por Phineas y Pherb. Son unos dibujitos muy divertidos. La tele estará una hora y media encendida, más o menos. Luego volverá a encenderse hacia las 8 y media y estará monopolizada por Bob Esponja una media hora larga. A veces me siento a verlo, me encanta todo lo que ocurre en Fondo de Bikini. Y ya no veo nada más. Es muy raro que me siente a ver la tele porque me entra sueño y me gusta dormir mucho.

En vacaciones y los fines de semana sí veo películas, por la noche. A series no me suelo enganchar, más por pereza que otra cosa, y es una pena porque se están haciendo series muy buenas. Empecé con Mad Men, luego con The wire, pero no tengo remedio. Qué pereza.  Aunque siempre me digo que cuando tenga tiempo me las descargaré y las veré de un tirón.

Pero a veces tengo necesidad de telebasura. Ver telebasura es una inyección de anestesia en vena. No la veo en la tele. Entro directamente en las páginas web. Un chute rápido y efectivo.

Lo más digno que veo es Pekín Express. Este es el primer año que lo sigo y es enganchante. Alternativamente aprecias o detestas a cada pareja. Siempre corto el vídeo cuando están a punto de eliminar a alguien, por mí seguían todos.

Lo peor que veo es Gran Hermano. Ya digo, sólo resúmenes. Un programa entero soy incapaz, a no ser que lo vea con mis hermanas y entonces es partirse el pecho. Gran Hermano es catatonia pura. Un rato de catatonia viene muy bien para la mente: es una especie de peeling mental.

Pero lo que más me gusta, de todas todas es Mujeres ricas. Ay, es tronchante. Es el mejor programa de humor de la tele actual. Ver a Mar Segura flipando en colores no tiene precio. A mi me hace el efecto de veinte sesiones de risoterapia.

Ya digo, una vez al mes tiene consecuencias terapéuticas. Es como comerse de vez en cuando un buen paquete de papas fritas con sabor a ketchup. Y qué leche, Intereconomía sí que tiene peligro.

No hay comentarios: