jueves, 4 de noviembre de 2010

Entre cómics

Todo empezó con Camelot 3000: lo encontré en una Feria del Libro de Ocasión. Es un número original, nada de reedición. Está algo desencuadernado y lo he leído un montón de veces: cómo cansarse del nuevo Camelot. Fue creo, mi primer cómic y fue el primer cómic del que hablamos E. y yo. Camelot 3000 siempre mágico.

No tengo muchos cómics, porque aunque siempre me gustaron nunca supe cómo conseguirlos. En mi pueblo es difícil porque no hay tiendas especializadas y hasta que internet no llegó a my life, mi salud comiquera estaba bajo mínimos.

No me gusta bajármelos: leí on-line La broma asesina y la verdad es que la disfruté a medias. No hay nada como tener el volumen entre manos e ir desmenuzando la historia poco a poco. Compro todo lo que puedo, pero es bastante poco y tengo muchas lagunas. Me gustaría ser una superfriki del cómic, pero bueno poco a poco ya iré tomando posiciones.

Resulta que E. se ha comprado la edición nueva de La muerte de Superman. Es un tomaco asi de grande. Me encanta. Lo quiero. Lo quiero pero ya. Será mi próxima adquisición. Superman nunca fue mi superhéroe favorito -si para E., pero yo prefiero a Batman- pero ahora que E. me cuenta cosas, me está entusiasmando. Y tengo ganas de verle sufrir un poquito, a Superman ¿Tendrá su lado oscuro? Eso me emociona.

Y claro, también tengo pendiente a The Sandman, pero eso es ya harina de otro costal.

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