martes, 10 de agosto de 2010

Yo tenía que escribir un post sobre toros

Una vez mi abuelo me llevó a ver el Bombero Torero, lo que en mi pueblo se llamaba "la charlotá". No recuerdo casi nada porque me aburrí de mala manera. Sólo recuerdo pasar mucha calor, zamparme unos bocadillos de algo con tomate frito y desear que aquello acabara. Qué rollazo. No entendía nada. Se que además del espectáculo cómico había una "parte seria" donde se toreaba una vaquilla. Pero no recuerdo apenas.

He visto corridas en la tele, estoy más o menos al día de lo que ocurre en el mundo de los toros y me he leído el Cossío -en edición de bolsillo-. O sea, que no soy una ecologista fanática, ni vegana, ni nada de eso... y por tanto puedo decir clarito que me repugnan los espectáculos taurinos.Todos. Todos.

Me leo todos los artículos de opinión sobre el tema y aún no he encontrado argumentos convincentes entre los defensores de la tauromaquia. Ni siquiera Vargas Llosa ni Savater -¡vaya tela los argumentos de Savater!-. No es un argumento defender la primacía de la belleza y el placer estético, anteponiéndolo al sufrimiento. Es bello ver una buena faena, no lo dudo. Pero ver morir a un animal es indigno. Disfrutar viendo morir a un animal es inmoral.

Los ganaderos son hipócritas al proclamarse defensores de la especie. Su argumento no es válido: actualmente, y bajo criterios mercantilistas, las ganaderías se encuentran en franca decadencia. Hay menos bravura, los toros ya no embisten... eso leo y eso denuncian los críticos. No los toreros, claro.

Hay otras actividades que provocan el sufrimiento animal de manera injusta, claro: granjas avícolas, cría de gansos, experimentación... Estar en contra de los espectáculos taurinos también implica estar en contra de esas prácticas. Pero es absurdo denunciar como práctica cruel el comer para vivir. Es estúpido. El ser humano es carnívoro y mata animales para comer. Pero matar para procurarse un rato de diversión es malvado e inmoral.

Las luchas de gladiadores eran espectáculos que reunían multitudes. Hombres que se mataban entre sí, hombres que luchaban contra leones, osos, leopardos, sangre y muerte que el público aplaudía... Un día entraron en decadencia y otro día más, dejaron de existir. Ojalá se repita algo parecido.

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