jueves, 12 de agosto de 2010

Conciertos de verano

Un concierto en una plaza de toros si que es algo mágico. Entras por la puerta grande y ualaa, gente en las gradas, gente en la arena, y allá lejos el escenario; expectación, cerveza, ecos, los pies manchados de albero.

Mi primer espectáculo en plaza de toros fue el de Los payasos de la tele. Creo que incluso estaba Fofó. Cantaron el repertorio completo y hasta hubo una "aventura". Fue tan emocionante que durante mucho tiempo fantaseé con hacerme artista de circo y poder ir de gira con ellos. Muchos años después tuve mi racha de conciertos como Dios manda, como en casa no me dejaban volver tarde, ir a un concierto era una ocasión única para trasnochar un poco más de lo habitual.

En un concierto de Sabina di el segundo de beso de mi vida, a los dieciocho -que ya era bien tarde, joder-. En aquella época Pako era aún jipi -cuando se hizo radikal del todo sólo escuchaba de Kortatu para arriba-. Aquel beso lo provoqué yo, claro. Fue en Calle melancolía, le puse morritos. Las pechas de llorar que me he dado yo con la puñetera canción. (A Sabina ya no lo soporto y ahora, de él, sólo me gusta una canción, que no es Calle melancolía).

Tuve otra racha de ir a conciertos antes de cumplir los treinta. Fueron un par de veranos en que me juntaba con mis dos hermanas. Íbamos ver a grupos de rock local, fue una época de cierto boom musical en mi ciudad. Yo llevaba poco tiempo trabajando y me acababa de comprar un piso, ya me estaba entrando la urgencia de ser madre y a la vez sentía una ganas tremendas de hacer locuras. Mis hermanas se ponían las botas de ligar pero yo, maldita sea, era invisible. Inexplicable, mierda de crisis de los treinta: todo se conjuraba en aquella época para hacer de mi una señora respetable.

(En aquellos años tocaba An-tonio. Poca gente le recuerda y el disco póstumo que le sacaron es difícil de encontrar. Sus letras eran magníficas. Menos mal que Los Enemigos le dieron este homenaje)

No hay comentarios: