miércoles, 31 de octubre de 2012

Viejo patio de vecinos

Hace años, en esta ciudad, abundaban los patios de vecinos. Mi abuela María vivía en uno, un patio comunitario alargado, casi una calle cerrada, llena de macetas y jilgueros. Allí vivían cuatro familias en casitas que eran cajas de cerillas, con un retrete para todos. La casita de mis abuelos paternos tenía apenas un salón y un dormitorio con una estampa un poco siniestra de la Virgen del Carmen en el cabecero de la cama. La cocina era diminuta y, con el buen tiempo, hacíamos mucha vida fuera, en el patio y hasta en la casapuerta.

Mi padre siempre me dice que me parezco mucho a mi abuela. Ella era alta y huesuda, de manos largas y mentón pronunciado y tenía mucho genio. Yo sólo la recuerdo como una abuelita frágil, buena y un poco melancólica. Y muy perfeccionista: se empeñaba en pasarme el peine bañado en colonia por la cabeza hasta no dejarme ni un pelillo suelto.

Yo pasaba las tardes sentada a su lado. Ella escuchaba la novela en la radio y yo leía los viejos cómics de mi padre: Tarzán, Roberto Alcázar, el capitán Trueno, el príncipe Valiente. Se que mis fantasías con "damiselas en peligro" provienen de aquellas lecturas. Mientras leía, pasaban los gatos a mi lado y yo les ignoraba cautelosamente porque siempre me dieron miedo.

Apenas recuerdo a las vecinas pero se que entre ellas había lazos de ayuda y compañía mutua, creo que en aquel patio todos se llevaban más o menos bien, quizás me equivoque. El único niño que vivía allí se llamaba Paquito y era de mi edad. A veces la madre le animaba a jugar conmigo pero yo también guardaba silencio cautelar: siempre fui una solitaria y, en aquella época, los niños, por muy buenos y nobles que fueran, como Paquito, me daban miedo.

3 comentarios:

May Mercurio dijo...

Me has transportado a recuerdos con mi abuela favorita, y no tienen nada que ver con los tuyos pero la manera de escribir, de expresarte tiene un no se qué , que hace un ratillo (corto) estoy recordando a mi abuela...Muy bueno.
(¿Te siguen dando miedo los gatos? sólo es una pregunta curiosa)

Un beso, también para la niña que fuiste :)

Anónimo dijo...

Hoy se reflejó la cara sentimental, la de la niñez. Me resulta difícil integrar ese aspecto en tu personalidad, pero tiempo al tiempo.
El escrito impecable, como siempre.
Un beso grande

Mar dijo...

May mercurio, los gatos ya no me dan miedo. Y tampoco los hombres ;)

Es estupendo si has recordado cosas bonitas de tu infancia. Un beso fuerte.

Querido James, no entiendo por qué es dificil esa integración a la que aludes. Pero si, tiempo al tiempo.

Un beso grande.