martes, 22 de noviembre de 2011

Popularidad

- Mamá, ¿tú eras popular o impopular en el cole?
- ¿Yo? Popular.
- Pues yo soy impopular.
- ¿¿¿¿ ... !!!
- Bueno, no, en realidad soy normal.
- Yo tampoco era popular. También normal.
- Ah, vale.
- ¿Sabes que les pasó a las que eran populares en mi cole? Ahora las veo por la calle y están gordas, feas y viejas.

En realidad, la mayoría de las veces, en el cole, yo transitaba en el ambiguo estrato de la normalidad. Ese en el que no destacas necesariamente por nada. Buenas notas, sin ser repelente. Buen comportamiento, sin ser una pava. Pero a veces era popular. Y otras, impopular. Fueron unos años muy moviditos.

Situación A de impopularidad: clase de gimnasia.

Eres impopular si no sabes saltar el potro (ya no se salta al potro en Educación Física, qué tiempos). A mi me costó, pero acabé saltándolo. Pero también había cachondeo si saltabas y dabas con el culo en el potro. Eso me pasaba con cierta frecuencia. Las populares siempre saltaban al potro con gracia y donaire.

Situación A de popularidad: agitación de masas.

En sexto lideré una manifestación para exigir que la señorita sustituta no se fuera, porque le habíamos cogido mucho cariño. Además, la maestra a la que sustituía era una bruja. Organicé la salida de las niñas de la clase, hasta el patio, con pancartas a boli y consignas de "Que se quede la señorita!". Me enfrenté al director y al de matemáticas, ahí, con un par. El de matemáticas no daba crédito. Ese día fui extremadamente popular.

Situación B de impopularidad: jugar al matar.

En el baremo de impopularidad, quedar de las últimas para formar equipo es un buen indicativo. Que las populares no te quieran en su equipo. Que te maten con el balón a la primera. Que dejes escapar el balón porque tienes los dedos de corcho. Ser una pava jugando al matar quita muchos puntos.

Situación B de popularidad: organizar una campaña ecologista


Por ejemplo, de defensa de los tiburones y contra el mucho daño que estaban haciendo Spielberg y Tiburón. Junto a mi compañera Isa, planifiqué una bonita y apasionada campaña con manifiestos en pro del derecho de los tiburones a comer carne humana. Isa hacía los dibujos -tiburones con las fauces sangrientas-. Esa campaña nos dio un enorme prestigio en octavo.

Moraleja: si eres mala y matas por ser popular, acabarás siendo fea, gorda y vieja. Si la popularidad te la ganas acumulando buen karma, acabarás como yo. 




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