miércoles, 16 de noviembre de 2011

Historia vs. novelón


Éste tochaco de Historia de Roma dormía el sueño de los justos en una estantería. Ayer lo rescaté, está viejo y las hojas gloriosamente trabajadas, como un veterano legatus del frente germano.

Su rescate debe agradecerlo al novelón -otro tochaco- de la derecha. Va de la dinastía Flavia y de lo malo que era el Imperator Domiciano. Tan malo me lo pinta Santiago Posteguillo que no me lo creo. Tan malo no podría ser. Yo no recuerdo a Domiciano tan malo. A Calígula sí. A Nerón también. Incluso a Cómodo, aquel emperador que quería ser gladiador, el imbécil (Cómodo siempre tendrá la cara de Joaquin Phoenix).

Por eso rescaté el tochaco del camarada Kovaliov y ahí estaba el Imperator dándole caña a los catos, a los dacios y a los legatus rebeldes. Metiéndose en el bolsillo a la plebe a base de espectáculos y demagogia. Ampliando el Coliseo. Todo lo malo que un autócrata temeroso del veneno y la puñalada trapera podría llegar a ser.

Pero prefiero la novela. Me he vuelto frívola y perezosa y el novelón es un gustazo por las noches. Las conspiraciones, la sangre en la arena, los aullidos de los catos cruzando el Rin, ese Trajano imperturbable, manteniendo el tipo... es brutal. Bendito sea recordar.

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