Así era el título de una novela que sólo tuvo cuatro capítulos. Recurrí al viejo truco (tan gafapasta) de utilizar un trozo de verso que sólo los entendidos conocen. Al menos eso pensaba yo, con ese título copiado del poema "Adolescente fui en días idénticos a nubes" de Luis Cernuda. Cuando yo me creía la adolescente más única e inigualable del mundo.
Yo me iba con una libreta a la Biblioteca Municipal a devorar y copiar poemas. Estaba convencida de que Cernuda me hablaba mi, sus versos eran para mi, su sensibilidad, su angustia, su dolor eran como los míos. Cuando eres adolescente te crees el ombligo del mundo.
Ahora se celebra no se qué aniversario del poeta y leo en la prensa que en Sevilla le ningunean; leo también a columnistas que se indignan por este hecho. A mi es que celebrar aniversarios de nacimientos o defunciones de celebridades me da una pereza tremenda y me resulta un ejercicio de soberana hipocresía. No obstante, recurrí a Cernuda para este post y repasé algunos de esos poemas que me supe de memoria.
Qué ruido tan triste
Diré cómo nacisteis
Donde habite el olvido
Y me doy cuenta que, es terrible, esos poemas no me estremecen. Que si me conmueven, lo hacen como un pequeño escozor de nostalgia. Que los leo sin echar de menos aquel dolor de amor, aquellas heridas apasionadas que nunca me molestaba en cerrar.
Supongo que me hago mayor.
2 comentarios:
Es que uno es especialmente sensible a su propio dolor. No eres tú, no soy yo, somos todos.
Leeré esos poemas. Luego te cuento.
Un beso grande
Pero da gusto no echarlo de menos, al dolor-de-amor, me refiero.
Un beso.
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