lunes, 4 de noviembre de 2013

Un domingo en el campo

Yo he sido una dominguera militante, de ir al campo en familia (abuela, padres, hermanas, primos y titas) y montar un campamento absolutamente dominguero al que no le faltaba un detalle. Yo era de las que sufrían de pensar que nuestro sitio, en el llano más chulo del campo, pudiera estar ocupado por una familia más dominguera que la nuestra. Nosotros madrugábamos en domingo para coger sitio en el mejor llano de la zona, a saber, aquel con hierba sin pisotear, con cachos de sol y cachos de sombra, suficientemente llano para poner mesa, sillas de playa y con un rinconcito para que mi abuelo pudiera echar la siesta. Un miniapartamento en el campo, vaya.

Ahora lo pienso y abomino, pero en aquella época el domingo de campo era imprescindible para ser feliz:

- una candela para echarle palitos y ver cómo arden.
- una cama de helechos para ver las nubes pasar.
- una mesa llena de comida deliciosa de mi abuela.
- una manta sobre la hierba para hacer el pino y dar volteretas.
- un río para tirar piedras.
- un sendero para imaginar aventuras con ladrones y bandidos.
- un bosque galería tenebroso para fantasear con hadas y duendes malvados.
y
- asar castañas
- observar bichos
- escuchar el agua del arroyo, los pájaros, la brisa en los árboles
- leer al sol
- oler a leña que arde y a humo
- soñar despierta.

Ya no soy dominguera militante y cuando paseo por el campo solo hago eso, pasear y si es tiempo, busco setas. Ya no están los abuelos y la familia extensa se entretiene los domingos con otras cosas. Los lugares donde acampábamos están cerrados, acotados, restringidos al paso, protegidos (y bien que sea así). Y de la lista anterior ya sólo hago un par de cosas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Debe ser el momento personal, pero tu relato me remite a tiempos que estoy seguro habrán sido felices, aunque yo no me haya dado cuenta.
Excelente, como siempre
Un beso grande

Mar dijo...

Qué amable eres, Rick.

Para mi fueron tiempos muy muy felices y por eso me gusta recordarlos y escribir de ellos.

Un beso.