martes, 21 de mayo de 2013

El evento absurdo

No hay evento social más absurdo que una primera comunión. Este año estoy feliz porque no tengo ninguna pero el año pasado me tragué dos y fueron insufribles. Este año veo pasar a la gente camino de la iglesia del barrio y se me afilan los colmillos de gusto.

Pobrecitos los niños de las comuniones del año pasado. Yo les di un beso y no los volví a ver en todo el día. Los niños de comunión son meros pretextos para la fiesta. Van ridículos en sus trajes y entran en modo hiperactivo tras la ceremonia. Comen cuatro patatas fritas y se lanzan a las colchonetas hinchables y ya no hay quien los vea. Te olvidas de ellos al primer langostino.

Los padres del niño de comunión compiten entre ellos por ver quien la monta más gorda. En una de las comuniones del año pasado pusieron un carrito de chuches. Cierto que aparecieron los niños -existían!!!- pero el subidón de azúcar que les dio les hizo más temibles. En la otra comunión hubo castillo hinchable y fue una metedura de pata porque apenas había niños pequeños y en cambio abundaban los adolescentes. Se aburrieron como ostras.

Como tengo tanta empatía, me alegro de ver a tías abuelas y primas segundas que nunca veo y hasta me intereso por sus vidas (un poco, porque socializar se me hace interminable). Pero como tengo la conversación corta, pronto me aburro, me abrumo y me pierdo jugueteando con las migas del mantel. Me consuelo saliendo a fumarme un cigarrito y así hago un rato el paripé de estar pasándolo superbien.

Lo malo es cuando caigo en bucle y me veo en corrillo con otras mujeres de mi edad y hablando de cosas de mujeres de mi edad. Mi empatía funciona a tope y me es imposible salir del bucle. Otro cigarrito, un sorbo de gin-tónic y la maraña de una conversación cada vez más en modo arpía.

Las comuniones del año pasado me dejaron muy maltrecha e intoxicada. Bendigo al cielo no tener ni una este año.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo que coincidir, no porque crea que la primera comunión sea un evento absurdo, pero sí creo que es absurdo festejarlo. También soy poco sociable y hablar con desconocidos, o incluso con conocidos con los que no tengo mucha confianza, es para mí una especie de martirio. En ese aspecto fumar da la oportunidad de huir momentáneamente, una especie de salida transitoria de la prisión de las obligaciones sociales. Punto pra el tabaco. Uno quiere hablar de fútbol o de mujeres, aunque no creo que esos temas sean los de tu preferencia.
Besos

Mar dijo...

Ay Rick,resulta que prefiero hablar de fútbol y oir hablar de mujeres (sin meter baza) que hablar de niños o thermomix.

Besos!!!