Ayer estaba muy hostilizada esperando. No por esperar, que no me suele incomodar si no llevo prisa y ningún cabo suelto. Cuando espero en modo zen, leo o miro a la gente. Ayer no pude sentarme porque estaban todos los asientos ocupados, así que esperaba de pie, frente a un ascensor que no se estaba quieto. Entraba gente, salía gente, camillas, goteros, gente pasillo arriba y abajo. Confieso que tengo una forma de mirar demasiado obscena: no obscena en sentido sexual, obscena en sentido ataque a la intimidad. Soy una mirona.
Ayer me hostilicé por culpa de la gente que no paraba callada y hablaba a gritos. Se supone que estábamos en un lugar de ver y callar, o al menos, hablar bajito, pero ayer había grupitos que estaban casi de parranda. Había mujeres gritonas con las que me habría liado a tortas. De cualquier forma, yo no paraba de mirar, porque además no tenía con quien hablar -ni ganas- y tampoco podía leer. Así que metía la oreja en todas las conversaciones que podía -lo cual era fácil, con tanto grito- y procuraba calmar mi hostilidad haciendo lo que siempre hago: cultivar la empatía.
Así, me enteré de la tristeza de una familia y de quién era la esposa y quiénes las hijas y la nuera. Compartí los nervios de otra familia que se movía inquieta. Me enteré de las desdichas de una rubia de bote e intenté sentir simpatía por ella, a pesar de su pinta de macarra. Miré sin recato a todo ser doliente, esperanzado, frágil, fuerte, campechano, sonriente, valiente, bromista, enfadado que pasara frente a mi. Y se me fue pasando el cabreo.
Luego, por la noche, me encontré a una antigua compañera que me habló de su familia, de sus hijas y su nieto pequeño y aunque yo seguía con pocas ganas de charlar, me enganché a su conversación. Porque me contó cosas tan sencillas y bellas que habría que ser muy mala persona para no hablar con ella. Acabé contándole de mi y sintiéndome bien.
5 comentarios:
Querida Mar:
Me gusta la gente que se le entiende lo que escribe, me gusta el estilo simple -todos sabemos que escribir con simpleza es producto de haber evolucionado-, me gusta la gente sensible, me gusta mucho este blog -simplemente-.
Un beso grande
Esa manera de mirar que tienes para mi es preciosa, porque no todo el mundo sabe mirar y creo que la gente que mira,contempla, sin juzgar puede ver y encontrar belleza en las personas y en los lugares menos afortuandos.
Me alegra también ese final de que charlas de ti, y sintiéndote bien.
Gracias James, pero ya sabes que si alguna vez no entiendes alguno de mis localismos, me lo tienes que decir.
Muchos besos.
May Mercurio, lo malo de verle el lado bueno a la gente es que se me escapa casi siempre el lado malo!!!
Muchos besos.
Sí, suele pasar que cuando vemos el lado bueno ya no veámos más, ¿quizás sea mejor ver a las personas ni buenas ni malas? sino simplemente humanas= imperfectas con todo lo que significa pero no por ello hermosas.
no por ello no ser hermosas, quería decir, mira, me ha pasaó lo mismo q a tí antes jajaja, ains nos aceleramos!
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