Como soy una ingenua y una absurda, no concibo estar permanentemente cabreada. Eso no quiere decir que no me pille mis berrinches, que me los pillo y bien grandes. Hace tres días sin ir más lejos, pegué tres berridos al aire que creo asusté a los vecinos. Pero un ataque de ira no es un cabreo permanente, lo cual, ya digo, es una situación inconcebible para mi.
Es un hecho que estar permanentemente cabreado no te hace feliz -eso ya lo sabemos desde aquello de el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al
sufrimiento. Por eso soy una optimista y una ingenua: es un estado puramente práctico que me hace la vida más llevadera. Una vida que es tan corta que no merece la pena pasarla enemistada con el mundo. Además, el permanente cabreo no lo va a arreglar (porque el enfado eterno te bloquea y no te deja arreglar nada: ese día de mi berrinche no hice gran cosa).
Cuando estoy junto a alguien permanentemente cabreado yo nunca le digo que pare. Es lo último que debe hacerse con alguien así y no es nada inteligente, porque a su cabreo le añades un motivo más: que se cabree con una por listilla. Al contrario, le dejo que desfogue. Dar consejos de vida a un cabreado es un error fatal y los optimismas les solemos dar asco. Por eso, yo disimulo y me hago la tonta.
Hay personas siempre cabreadas que me dan igual y si les escucho yo hago como quien oye llover. Pero también hay gente a la que aprecio o quiero y ellos despiertan mi compasión. Ojo con la palabra compasión: no es un término peyorativo. Compadecer implica compartir el padecimiento. Con los cabreados que aprecio puedo llegar a compartir su angustia, simplemente escuchándoles, pero jamás -o casi nunca- les daré un consejo que no valorarían. Quizás en su permanente enfado con el mundo sean felices, de una forma que yo no puedo entender.
2 comentarios:
Cuánta razón y cuánta sabiduría, quierida Mar. El enojo (cabreo) no hace bien a nadie y la vida es demasiado corta.
No voy a cansar de repetirte que me encanta tu forma de escribir. Estás un poco lejos porque de lo contrario iría a que me des unas clases, unas cuantas.
Me alegra que te hayas decidido a agregar la lista de seguidores. De a poco te estás haciendo más sociable lo cual también es una muestra de sabiduría.
Un beso grande, estimada
Pues lo de la lista me lo he pensado y repensado y estaba a punto de suprimirla. Como me venga un ataque antisocial, lo hago, fijo.
Gracias por los ánimos. Un beso grande.
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